Siendo hijo de José Guillermo Pombo, presidente del Club Ciclista Ebro y técnico de Bomberos, ¿se ve saliendo a toda pastilla en bici o apagando fuegos?

No me gusta salir corriendo. Yo creo que siempre he ido de cara.

Su fútbol es genial. Resulta complicado que un genio sea regular...

Tampoco me considero un genio. Los genios juegan en el Madrid o en el Barça. Yo sé cuál es mi rol en el Zaragoza.

Los roles no se dan, los roles se ganan. ¿Qué rol tiene usted en el Real Zaragoza?

El de aportar y rendir al cien por cien de mis posibilidades, el de ayudar el máximo posible.

En el curso pasado metió cinco goles. ¿Con cuántos se conformaría en este?

Hice cinco en Liga y dos en Copa. Espero meter más en este. Y, sobre todo, que sirvan para ganar.

Borja Iglesias hizo 22 el año pasado. ¿Quién los meterá ahora?

Tenemos que aportar todos. No puede ser labor de uno solo.

¿Qué tal mezcla con Marc Gual y Álvaro Vázquez?

Son buenos jugadores. Están para marcar goles. Con Marc me he visto muy bien. A Álvaro se le ven buenas condiciones de rematador.

¿Y el chavalico Soro?

Se parece mucho en el carácter a Zapater.

Claro, ‘made in Ejea’.

Reservaditos. Les gusta hablar en el campo. Lo viven.

¿Se siente el icono del actual Zaragoza?

No, para nada. El icono es Zapater. Sí que me siento cada vez más importante. Y estoy muy feliz.

¿Se ve mejor en el vértice superior del rombo o en punta?

Me siento cómodo arriba, en una posición adelantada. Por cierto, demasiado adelantado para como venía jugando años atrás. Fue Diego Martínez el que me adelantó en juveniles. Allí me encuentro genial y es donde me gusta jugar.

¿Qué entrenadores han influido en su carrera?

Diego Martínez y César Láinez son los que más confianza me han dado. Y Rafa Latapia también.

¿Cuándo vio que iba a llegar?

En el filial con Larraz. No me puso el primer año. Luego confió en mi en el segundo. Allí comencé a entrenar por las mañanas en Segunda B. Entonces lo vi claro.

¿Cuál ha sido el gol de su vida?

Fue muy importante el de Elche.

Le pegó en la chepa a un defensor... pero sí, fue vital.

Y el del Rayo del año pasado. Eso sí, el gol más importante de mi vida sería el del ascenso del Real Zaragoza. Aunque, si le digo la verdad, daría igual quién lo metiera con tal de ascender.

¿Qué le dice el dato de que el Zaragoza cuente con más de 25.000 abonados en Segunda?

Qué le voy a decir... Es una sobrada, algo impensable en otro lugar. Demuestra la entidad del Real Zaragoza. Hay que intentar por todos los medios corresponder a  todo el cariño de tanta gente.

¿Cómo divisa el ascenso?

No es sencillo. Hay buenos equipos. Y acaban de descender tres clubes de Primera con mucho más dinero y buenos jugadores, como nuestro rival de hoy, Las Palmas. Pero lo vamos a intentar.

¿Qué tal se lleva con el míster?

Bien, bien. Es cercano, habla claro, me da confianza...

Estarán contentos en casa, viéndole tan bien como está...

Mucho. Laura, mi hermana; Yolanda y José Guillermo, mis padres.

Y su tío, que se deja a su tío...

Y mi tío Nacho, por supuesto. Mi familia me ha ayudado mucho. En octubre pasado me independicé de mis padres. Ahora vivo solo.

¿Se ha ido lejos?

No, vivo en el portal de al lado de mis padres (sonríe).

¿Cuál es su mejor amigo de entre los compañeros de tantos y tantos años?

Tengo varios, pero yo pondría a Lasure.

No tiene mal ojo, no... Para acabar, ¿qué significa este trozo de tela de su camiseta que ahora mismo agarro con mi mano (el escudo del Real Zaragoza)?

Es mi vida y la del zaragocismo, la de los 25.000 abonados, la de toda la gente de Zaragoza. Algo fundamental para todos nosotros.