Cinco años y tres meses

Manolo Jiménez, el técnico que descendió al Zaragoza en 2013, regresa al estadio donde conoció el éxito y el fracaso.

Manolo Jiménez, pensativo en un entrenamiento de la UD Las Palmas.
Manolo Jiménez, pensativo en un entrenamiento de la UD Las Palmas.
UD LAS PALMAS

Cinco años y tres meses. Como una condena carcelaria, este el el tiempo que ha transcurrido desde que el Real Zaragoza se desplomó por última vez al precipicio de Segunda División –donde permanece–, con Manolo Jiménez como técnico. Un lustro después, ambos volverán a encontrarse mañana en La Romareda (18.00), el escenario donde compartieron alegrías descomunales, pero también la mayor de las tristezas.

Tras ser destituido el 10 de junio de 2013, el técnico se despidió con una emotiva carta ("Nunca en mi trayectoria deportiva he recibido tanto apoyo incondicional por parte de aquellas personas que sienten los colores de nuestro Real Zaragoza. Créanme me marcho con esa deuda, esa gran deuda que espero poder pagar algún día"), en la que, lamentablemente, no acertó en sus augurios ("No tengo ninguna duda de que el Real Zaragoza volverá a estar muy pronto en el lugar que debe ocupar, que no es otro que la Primera División y desde hoy animaré como un aficionado más, para que eso se produzca cuanto antes").

Atrás dejó un año y medio de locura, a los mandos de un tiovivo frenético. El 31 de diciembre de 2011 aceptó el desafío de sustituir a Javier Aguirre para salvar a un Zaragoza colista de la clasificación. Firmó la mayor remontada de la historia en pos de la permanencia (enjuagó un déficit de 12 puntos) y fue ascendido al panteón de ídolos del zaragocismo. Pero la siguiente campaña el hechizo se desvaneció. El final del relato es bien conocido.

Una mancha en su expediente que le expulsó de la Liga. Próbó fortuna en el Al-Rayyan de Qatar, permaneció inactivo en el ejercicio 2015-2016, y retornó a una de sus antiguas casas, el AEK de Atenas, donde el pasado junio se proclamó campeón del campeonato griego. El recién descendido Las Palmas le ha concedido este verano el visado de reingreso en el fútbol español.

El calendario no ha dilatado lo inevitable, la visita al Real Zaragoza. Una cita cargada de emociones y recuerdos. "Será un partido especial como lo es todo aquel que juego contra alguno de mis exequipos. Guardo un buen recuerdo de Zaragoza porque me sentí querido tanto en los momentos buenos como en los malos, donde siempre me respetaron", manifestó ayer en rueda de prensa.

El preparador de Arahal no escatimó elogios hacia su antiguo club. "La Romareda es un campo difícil porque la gente anima mucho y el estadio se llena. El Real Zaragoza es un gran equipo, además, si todo va con normalidad, los dos equipos estaremos peleando por el ascenso", aseveró.

Tras arrancar su proyecto de devolver al Las Palmas a la élite con dos encuentros como local (triunfo frente al diezmado Reus y empate frente al Albacete), Jiménez encara este sábado su primer choque a domicilio. "Nos hemos mostrado solventes a ratos, aunque los despistes nos pasaron factura ante el Albacete, eso es uno de los principales puntos a declarar. Hay que hacer un equipo solvente y ambicioso, para eso hay que mostrar actitud", proclamó el andaluz.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión