Empate a cero del Real Zaragoza en Reus que sabe a muy poco

Los de Idiakez carecieron de acierto e iniciativas en el fútbol ofensivo ante un rival disminuido, sin 7 titulares por decisión de la LFP a causa del limite salarial.

El zaragocista Jorge Pombo, en un peligroso acercamiento en la primera parte.
El zaragocista Jorge Pombo, en un peligroso acercamiento en la primera parte.
Van der Meulen

Probablemente nunca un punto logrado fuera de La Romareda sabrá a tan poco como el obtenido por el Real Zaragoza este sábado en Reus. El 0-0 final, celebrado por los locales como una victoria enorme a consecuencia de su complicada situación por imperativo de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que impidió la inscripción de las licencias de jugadores como Lekic, Linares, Victor Silva, Yoda, Olmo, Tito y Moore, al margen de la baja por lesión de Querol, pareció un botín pequeño para los zaragocistas en una tarde donde las circunstancias les obligaban a bastante más sobre el césped.

El primer tiempo resultó espeso, sin demasiada sustancia futbolística y con pocas llegadas a las porterías. Fueron 45 minutos divididos claramente en dos actos: los primeros 20 minutos con dominio del balón por parte del capitidisminuido Reus, con 7 jugadores titulares fuera de juego por problemas de límite salarial del club (la LFP no ha tramitado sus fichas) y los 25 restantes con el Real Zaragoza al mando del timón. El arranque del partido fue una especie de escrutinio de los de Idiakez para ver lo que daba de sí el cuadro catalán, compuesto a base de parches en todas las líneas con solo 10 jugadores profesionales en su alineación inicial. Ahí, en ese tramo, los locales tuvieron la única llegada con cierto peligro cerca de Cristian Álvarez, pero el cabezazo de Carbonell a centro del filial Alfred Planas lo atrapó arriba el portero zaragocista sin problema alguno en el minuto 13.

En esa fase de cierta pasividad blanquilla, Pombo, el más activo en ataque, cuajó una jugada personal con tres regates en el área que al final no fue rematada por Gual cuando el gol podía estar próximo. Era el minuto 7 y hasta el 21 no volvería a puntear al guardameta Badía el cuadro aragonés. Fue el central Álex Muñoz, cabeceando alto un balón llegado por alto tras una falta botada por Buff desde lejos. En ese momento espabiló en Zaragoza. Fue un toque a rebato esa acción. Pero, ciertamente, no hubo nunca conexión entre el obturado centro del campo y los delanteros, tampoco con los laterales activados (Benito, un poco; Lasure, nada de nada).

Las acciones con alguna dosis de veneno llegaron siempre a balón parado. El citado Buff tuvo una falta directa al borde del área, en la corona, a su merced para anotar de golpe franco en el minuto 23. Pero su rosca la estrelló en la cabeza de un jugador de la barrera y se fue a córner. Y, más allá de estos leves escarceos zaragocistas en la zona de peligro del portero local, solo cupo anotar otro cabezazo de un zaguero, Grippo, incorporado a la ofensiva en otra falta que centró Buff en el minuto 34, que detuvo Badía bien colocado.

Escaso bagaje para un Real Zaragoza que poco a poco fue creciendo, al observar la debilidad global del Reus, que no hacía sino presionar, buscar balones largos hacia Carbia (improvisado ariete, el extremo) y esperar algún remate lejano de Gus Ledes o Mario Ortiz, que nunca rebasaron la línea humana de la defensa aragonesa. Verdasca no aportó distribución del balón. Ros e Igbekeme, en este tramo, tampoco. Buff anduvo muy escondido. Solo Pombo, poco ayudado por Gual, dejaba intuir peligro cada vez que cogía la pelota. Atrás, eso sí, los zaragocistas no sufrieron apenas. El 0-0 era al descanso un gran resultado para el Reus, que a esas alturas seguramente ya lo hubiese firmado; y empezaba a sonar a escaso para los de Idiakez, que necesitaban más mordiente, más fe en llegar con la pelota en condiciones a las proximidades de Badía.

El segundo tiempo, donde todo debía romper a hervir para bien del Real Zaragoza, comenzó sin cambios en las alineaciones. El Reus tenía escasa madera para aportar desde el banquillo. Idiakez, por su parte, sí que poseía más armas para introducir con el paso de los minutos. La primera ocasión la gestó el cuadro catalán, tras un córner en el 55: Carbia remató sin querer (se encontró con el balón) tras un error en el despeje de la defensa zaragozana y la pelota se marchó fuera cerca del palo derecho. Un susto para despertar a un Zaragoza que no había salido demasiado activado. De nuevo Pombo era el único jugador con un mínimo de tensión atacante, pero carecía de ayudas y, sobre todo, de clarividencia en el área para culminar él alguna de sus jugadas individuales. A Buff le faltaba precision, a Gual le sobraba un regate siempre.

El primer disparo a puerta del Zaragoza llegó pasados 19 minutos de la reanudación, muestra de la falta de mordiente del equipo de Idiakez. Lo hizo Gual, en el área, y paró en dos veces el guardameta local. La cosa empezaba a pedir cambios por parte del entrenador blanquillo. Sin embargo, quien movió el árbol primero fue Bartolo, el técnico catalán, introduciendo en juego a un delantero juvenil, Enri. Enseguida, Papunashvili fue el primer retoque en el once aragonés, a falta de 20 para el final.

El Real Zaragoza tuvo que echar a correr porque el cronómetro se le escapaba entre las manos sin lograr el gol anhelado que, vistas las hechuras del partido, era casi salvoconducto para la victoria por la debilidad del adversario. De nuevo a base de balón parado, en otro cabezazo de Grippo en la segunda jugada de un córner que centró Benito, comprometió algo a Badía, que echó por encima del larguero su remate picado en el 72. E Idiakez decidió utilizar su arma última, el recién aterrizado Álvaro Vázquez, que estrenó su ‘9’ zaragocista en los últimos 13 minutos del partido en vez de un alterado Pombo, que había sido amonestado por discutir con el árbitro. Nada se logró cambiar tan a bote pronto y con tan escaso tiempo. Soro también entró a falta de 6 minutos, para debutar así como profesional. Era el todo por el todo, pues se marchó del campo el desdibujado Verdasca.

Todo pareció llegar muy tarde. No se apreció reacción seria del equipo, que quedó ahogado por el tiempo sin poder derrotar a un contrincante mermado en grado extremo, para el que el 0-0 fue un triunfo por motivos obvios. Faltó ambición durante muchos minutos, sobre todo en la segunda mitad. También se careció de cohesión, de iniciativas útiles en muchos jugadores. A toda prisa, a la desesperada, aún llegaron dos acciones de peligro protagonizadas por Vázquez, ya en el tiempo de aumento. En la primera, tras un centro de Soro, cabeceó picado fuera. Y en la postrera, después de un pase al área de Papunashvili, remató flojo a las manos de Badía. El devenir del epílogo del duelo dejó una acción para que el Zaragoza no pueda ahondar en la queja por la falta de fortuna: si en el minuto 86 Carbia hubiese llegado dos centímetros antes al balón dentro del área pequeña de Álvarez tras el cabezazo previo de una falta, el chasco podría haber sido aún mayor, pues ahí el Reus rozó el 1-0 que, por todo lo contado, hubiese resultado impropio e injusto por lo desarrollado en el campo por ambas escuadras.

El Real Zaragoza dejó en Reus una imagen de evidente escasez argumental. Hay empates a cero y empates a cero a lo largo de una temporada y este es de los que provocan un paladar agrio. En cualquier caso, el balance de puntos en la clasificación, 4 de 6 en las dos primeras jornadas, no puede considerarse más que interesante de cara al largo futuro que aguarda. Pero en tierras tarraconenses se dejó pasar una oportunidad de oro para haber hecho el pleno. No parece asunto discutible en términos globales.

Ficha Técnica

Reus Deportiu: Badía; Bastos, Catena, Mikel Villanueva, Borja Herrera; Gustavo Ledes, Carbonell (Enri, 66); Juan Domínguez, Mario Ortiz; Alfred Planas (Gonzalo, 74); y Carbia (Ricardo Vaz, 87).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Grippo, Álex Muñoz, Lasure; Verdasca (Soro, 84), Javi Ros, Igbekeme, Buff (Papunashvili, 70); Pombo (Álvaro Vázquez, 77) y Marc Gual.

Árbitro: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó a Gustavo Ledes (42), Buff (54), Pombo (74) y Grippo (81).

Goles: No hubo.

Incidencias: Tarde calurosa en Reus, con 29 grados y ambiente tormentoso, con mucha humedad. El césped presentó unas aceptables condiciones. En las gradas del Camp Nou, alrededor de 3.000 espectadores, de ellos unos 500 zaragocistas.

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