Idiakez, el código de la indumentaria en el banquillo

El nuevo técnico del Real Zaragoza dirigió su primer partido en La Romareda ataviado con polo, pantalón y zapatillas de deporte. El hábito, en los banquillos, suele hacer al monje.

Idiakez, el pasado sábado en La Romareda. Al lado, sus predecesores Laínez, Milla, Carreras, Popovic y González.
Idiakez, el pasado sábado en La Romareda. Al lado, sus predecesores Laínez, Milla, Carreras, Popovic y González.
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Imanol Idiakez se presentó el pasado sábado en La Romareda en el banquillo del Real Zaragoza ataviado con el polo rojo del cuadro técnico, el pantalón de deporte azul oscuro y zapatillas deportivas, sin calcetines. En esto de los banquillos, el hábito suele hacer al monje, como en muchas facetas de la vida. El preparador donostiarra,de 46 años, piensa aún como futbolista, vive su día a día con los jugadores con las claves de un futbolista profesional, que lo fue (aunque su carrera transcurriera en un 95 por ciento en Segunda B) durante más de una década. Idiakez es, en este sentido, de ese grupo de entrenadores para los que saltar al césped cada día supone una continuidad a su labor cotidiana desde que tenían 16 años. Olor a hierba, balón, porterías y fútbol, mucho fútbol. Ya vendrá el invierno y será necesario pertrecharse de ropas más recias. Mientras tanto, en época de verano, el vasco decidió lucir en La Romareda la misma indumentaria que en Boltaña, que en los demás bolos estivales, la que usa en la Ciudad Deportiva de ordinario.

Es evidente que Idiakez no tiene como prioridad la imagen mediática, ni las modas del momento. Su prevalencia es el fútbol y su rol de entrenador gira básicamente en torno al futbolista y al ambiente de un vestuario, de un partido dentro del terreno de juego. De los diversos -demasiados- entrenadores que ha tenido el Real Zaragoza en los últimos años recientes, solo César Laínez entraría en su catalogación. El aragonés, breve en su paso por la caseta hace dos años para firmar la salvación en un año catastrófico que se arregló muy al final, también mostró su tendencia en el banquillo: ropa de deporte, pantalón corto, piernas al aire, zapatillas de entrenamiento... como cuando éramos jóvenes y jugábamos dentro del campo.

Los demás, mostraron, cada uno con sus particularidades, otro perfil en los días de partido. Natxo González el año pasado, Luis Milla, Lluís Carreras o Ranko Popovic, en los meses de buen tiempo, apostaron por ropa de sport, pero alejada de lo puramente futbolístico. Marcaron mucho más la distancia con los jugadores y, en los días de estadio y fútbol de verdad, lucieron vestimentas más sobrias, sin llegar a la exageración. Tan solo Carreras apuntó a un estrato algo más elegante, con corbatas finas, con algún chaleco. A Raúl Agné no cabe cotejarlo pues fue un entrenador de invierno en su corto paso por el Real Zaragoza, siempre ataviado con abrigos, cortavientos, y ropa diferente a sus colegas contemporáneos.

Se trata de un simple detalle de formas que, en el ambiente de los banquillos, se tiene muy en cuenta desde hace largo tiempo. Desde hace décadas se distingue entre entrenadores de chándal, entrenadores de traje (los 'armanis'), los de escaparate, los de la gabardina (clásicos en desuso)... y, entre otros subgrupos, los que visten como los futbolistas. Sociológicamente, todo esto tiene sus puntos de estudio. Idiakez ya ha dejado sus primeros indicios y muestras. Cuestión de carácter.

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