Aviso para navegantes: los 3 puntos de agosto valen igual que los de mayo y junio

El Real Zaragoza iniciará la liga este sábado ante el Majadahonda y tendrá su primer viaje a Reus el día 25. No hay la misma tensión que al final de la liga, pero el valor de las rentas es idéntico.

Borja Iglesias y Eguaras, junto a varios jugadores del Tenerife, en el partido del estreno liguero del año pasado en Canarias, donde el Real Zaragoza debutó con derrota por 1-0.
Borja Iglesias y Eguaras, junto a varios jugadores del Tenerife, en el partido del estreno liguero del año pasado en Canarias, donde el Real Zaragoza debutó con derrota por 1-0.
HA

El Real Zaragoza comenzará este domingo en La Romareda su 6º año consecutivo en Segunda División de manera ininterrumpida. Un calvario inusual, propio de los primeros pasos del club, allá por los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Una pesadilla que está purgando los desmanes de la anterior propiedad, el agapitismo multidisciplinar que estuvo en un tris de acabar con la vida del viejo club aragonés, con más de 85 años de vida a fecha de hoy. Visitará La Romareda el Rayo Majadahonda, rival nuevo, debutante en la categoría de plata, un duelo inédito que suena muy raro por estos lares acostumbrados a cuestiones superiores. La semana siguiente, el primer desplazamiento de la liga 2018-19 será a Reus, el sábado 25, otro partido en feudo atípico, minúsculo, lugar inhabitual cuando los zaragocistas eran miembros de la élite del fútbol español.

Son los 6 primeros puntos en disputa de la nueva campaña que aguarda al zaragocismo, nada sencilla como ya es sabido por experiencias recientes. Dos duelos a dirimir con la página del calendario de agosto aún puesta en la pared. En plenas vacaciones de la mayoría de los ciudadanos. En tiempo de calores, mangas cortas, noches en vela, terrazas, playa, montaña, bermudas y asueto generalizado. Antes, década y media atrás, la liga no empezaba hasta primeros de septiembre y parecía respetarse el periodo vacacional de la generalidad de los seguidores. El fútbol moderno no entiende de estas normas, ya obsoletas. Priman hoy otras cuestiones, siempre con billetes y muchos ceros en las cifras a manejar. Ahora, la liga empieza a todo tren por la Virgen de agosto, por San Roque, con los toros, vaquillas, verbenas y festejos varios en pleno apogeo. Ahí anda de nuevo el Real Zaragoza actual, como el resto de colegas de Segunda. Preparando su debut inmediato.

Y, vistas las experiencias de los años precedentes, nada positivas en términos generales en los primeros pasos de cada liga, es necesario advertir a voz en grito a Imanol Idiakez, el nuevo entrenador, y a sus jugadores, que estos puntos de agosto son iguales y valen lo mismo que los de mayo y junio, cuando el torneo liguero concluya. Que no caben excusas, ni subterfugios, ni disculpas en el caso de que los resultados no sean los esperados. El zaragocismo está resabiado de tanto golpearse siempre contra la misma piedra a estas alturas del año, en los albores del curso lectivo de su equipo.

Sirva el ejemplo, que es palmario y viene ilustrado. El año pasado, el Real Zaragoza terminó 3º en la tabla con 71 puntos. Justo por detrás de los dos que ascendieron directamente, el Rayo Vallecano y el Huesca. Después, no supo aprovechar semejante ventaja en los cruces de promoción y fue eliminado, contra todo pronóstico, por un inferior Numancia que fue más certero en el partido de vuelta en La Romareda en una de las tardes más negras del zaragocismo moderno. Los vallecanos, campeones, sumaron durante el torneo 76 puntos, 5 más que los blanquillos. Y el Huesca, segundo clasificado, alcanzó la cota de los 75 puntos, apenas 4 más que el Real Zaragoza (ver tabla adjunta).

¿Dónde pudieron escapársele al Real Zaragoza esos 4 puntos para ascender como subcampeón? ¿En qué partidos rutinarios pudo el equipo zaragozano adicionar 5 puntos más para haber acabado en Primera incluso como campeón?

Obviamente, una razón pudo estar en los enfrentamientos directos ante los implicados, Rayo y Huesca. En Vallecas el Zaragoza perdió 2-1 y en El Alcoraz, 3-1. Si ahí hubiese estado más atinado, podía haber dado forma a otra clasificación final sin escrutar el resto del calendario.

Otro motivo, más lacerante, como ya se analizó en su momento, pudo radicar en la catastrófica actuación ante el colista y desahuciado Sevilla Atlético en los dos duelos dirimidos con los cachorros del Pizjuán. Un equipo destarifado desde bien pronto durante la liga fue capaz de robarle al Real Zaragoza 5 de los 6 puntos en disputa: se dio un empate, 2-2, en la primera vuelta en la Ciudad Deportiva sevillista y, después, un doloroso e inexplicable 0-1 adverso para los zaragocistas en La Romareda ante el filial hispalense. Ahí volaron 5 puntos probablemente claves para el éxito final que no se dio.

Y, aquí viene otra clave que es de hondo calado y significa un aviso para navegantes: es posible que si el Real Zaragoza hubiese empezado la liga en agosto y septiembre más atinado, enchufado y con mayo exigencia en sus propios objetivos, al final el ascenso hubiese sido posible. Los blanquillos arrancaron el año pasado perdiendo 1-0 en Tenerife en un desangelado partido. Natxo González y varios jugadores, en la sala de prensa del Heliodoro Rodríguez, sustentaron la excusa en que "es muy pronto todavía, la liga es muy larga, nos falta cohesión y cerrar todavía la plantilla". Era el discurso generalizado. Una semana después, el Granada visitó La Romareda y se llevó un empate, 1-1. Volaron otros 2 puntos. Las declaraciones del entrenador insistieron en que "esto es muy largo, estamos empezando", en que "poco a poco iremos cogiendo soltura con el fútbol que queremos desarrollar, somos un equipo nuevo con 15 incorporaciones y necesitamos tiempo" y demás escudos protectores propios de estas fechas cuando las cosas no salen bien. En la 4ª jornada, el Alcorcón ganó en La Romareda 0-1 y dio un serio golpe en la nuca a un Zaragoza que se instaló en la parte baja de la tabla, para no abandonar ese lugar durante seis meses de duro caminar. ¿Estuvieron ahí los 4 puntos que luego faltaron para ascender del tirón a Primera?

Por el bien general, pensemos que sí. Que esa fue la clave: el hecho de no dar el mismo valor a los puntos que se juegan en agosto y septiembre que a los que se ponen en juego a finales de mayo o junio, en el esprint final del torneo. En Zaragoza, en la última década, es costumbre de irregular rentabilidad real y emocional, organizar recepciones masivas y sonoras al autobús del equipo cuando llegan las últimas jornadas, como diferenciando el rango de importancia de esos partidos de la jornada 35 en adelante respecto de los del inicio, los que vienen ahora en el nuevo curso. Y suelen quedar en el olvido los puntos perdidos en el limbo cuando la liga da sus primeros pasos y nadie pondera esos mismos granos del granero como se debería.

Es un craso error. Un lugar de confort para el entrenador, los jugadores y los responsables del área deportiva que se recrean en los últimos movimientos del mercado hasta el 31 de agosto, devaluando por sí mismos las dos primeras jornadas (a veces hasta tres) de la liga mientras cierran la plantilla definitivamente. Lo ocurrido el año pasado con la trayectoria del Real Zaragoza es un paradigma cristalino de lo nefasto que es dar a estos primeros puntos de la liga una importancia menor que a los del final. Así que, conocidos los efectos perniciosos de empezar la competición con un abanico de disculpas en caso de que los resultados vengan cruzados, mejor evitarlo y, de una vez por todas, ser capaces de meter al Real Zaragoza en cabeza de la tabla desde el primer día.

Observar dos minutos la clasificación final de la pasada temporada y darle vueltas al hecho de que el Real Zaragoza se quedase a 4 puntos del ascenso directo o a 5 puntos de ser campeón es un ejercicio que estimula mucho la mente. Que ayuda a dar valor a lo que viene enseguida, ante el Majadahonda o el Reus, en los dos primeros retos de la nueva liga. Puntos, todos ellos, gemelos, semejantes, idénticos y del mismo curso legal que los que se jugarán en mayo y junio cuando, tal vez, se inste a la afición a llevar a cabo acciones extraordinarias en pos del ascenso. Mejor empezar a tope desde el primer día para no autoengañarse dentro de 9 o 10 meses. Puro sentido común.

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