Este sábado 11 de agosto de 2018 se disputará en La Romareda la 48º edición del Trofeo Ciudad de Zaragoza-Memorial Carlos Lapetra. Será, como ya se ha hecho habitual, a partido único, entre el Real Zaragoza y el Levante UD (21.00). Y este duelo ante el cuadro valenciano, que se estrenará en el reparto histórico de participantes en casi medio siglo de torneo, supone que por 9º año consecutivo el evento no tendrá carácter internacional, circunstancia ésta que llegó a estar presente en la definición del trofeo durante más de la mitad de sus citas estivales: se trataba de un 'torneo internacional'.

Los tiempos, es evidente -mucho más en Zaragoza, por los avatares vividos en el club blanquillo en la última década-, han cambiado. Muchos trofeos de verano, incluso, han desaparecido. Algunos tan señeros como el Colombino, de Huelva, este año no se han celebrado. Los que sobreviven, lo hacen con enormes dificultades de índole económica y deportiva (los clubes ahora tienen otros compromisos por patrocinios, vínculos con la Liga de Fútbol Profesional, que llenan sus pretemporadas sin necesidad de acudir a las viejas invitaciones de los míticos trofeos de verano).

Así que, en Zaragoza, la noticia más positiva dentro de ese panorama es que, a trancas y barrancas, a tiro de tradición y memoria, el Ciudad de Zaragoza-Memorial Carlos Lapetra sigue existiendo, que no es poco. Mucho más después de que la anterior etapa de la SAD, la del torbellino tóxico del agapitismo, convirtiera al viejo club en un solar, en una ruina de la que la nueva propiedad lleva camino de un lustro intentando salir milímetro a milímetro.

Por eso no es extraño que el Trofeo Ciudad de Zaragoza-Memorial Carlos Lapetra esté siendo en los últimos tiempos un evento de perfil nacional, de cercanías. El Levante alarga una lista de adversarios con matrícula española que componen en Eibar (ha venido dos veces), la Real Sociedad, el Villarreal, el Getafe, el Espanyol (otras dos visitas) e, incluso, el Huesca y el Teruel, participantes en 2010 de aquel triangular que se inventó Agapito Iglesias, a instancias del Gobierno de Aragón de aquel momento, a modo de cita regional sin par que, por supuesto, no tuvo ningún interés ni continuidad.

¿Cuándo fue el último trofeo internacional entonces? Hay que irse al verano de 2009, en la 39ª edición. El Lazio de Roma italiano fue el visitante de La Romareda, fruto del acuerdo de traspaso del brasileño Matuzalem del Zaragoza al cuadro romano. Desde ese momento, hace 9 años, ningún equipo extranjero ha hecho acto de presencia en el estadio municipal para jugar este torneo estival de presentación del equipo zaragocista. Ganaron los italianos 0-2, con goles de Foggia y Zárate. Era el Zaragoza de Marcelino García Toral, recién ascendido de Segunda, con los López Vallejo, Ayala, Babic, Ponzio, Jorge López, Gabi, Arizmendi, Songo'o, Pavón, Paredes, Pulido, Pablo Amo... Los canteranos esa noche fueron Borque, Kevin Lacruz, Montejo, Diego García, José, Aridane y el hoy jugador del Huesca, Miramón.

En el Lazio, repleto de suplentes, destacó la presencia del portero argentino Bizzarri, del ariete también internacional albiceleste Zárate, de Julio Ricardo Cruz, de los italianos Del Nero, Tommaso, Foggia o Mauri. Por supuesto, del exzaragocista Matuzalem y, curiosamente, de otro que lo sería pronto, el portugués Eliseu.

Solo los veteranos del lugar tienen recuerdos reales de las estelares participaciones, en eventos que eran normalmente cuadrangulares, disputándose semifinales, tercer y cuarto puesto y final en tres días de fútbol ilusionante en el estadio, de rivales foráneos del talante del Manchester United, Boca Juniors, Palmeiras, campeones de Europa del momento como el Nottingham Forest o el Aston Villa... otros señeros del fútbol mundial de siempre, como el Hamburgo, Colonia, West Ham United, Eintrach Francfort, Partizan Belgrado, Sporting Lisboa, Vasco da Gama, Nacional Montevideo, Dinamo Moscú...

Como en tantas y tantas cosas del presente, el fútbol ha mutado radicalmente en sus usos y costumbres, en sus resortes financieros y humanos, en sus envoltorios. Lo del trofeo de verano, en Zaragoza, es una simple muestra más. Menor, si se quiere, pero realmente ilustrativa de esa metamorfosis. Eso sí, al menos en la ciudad zaragozana, este viejo rescoldo del balompié de antes sigue con vida y no ha fenecido para siempre. Aunque sea con partidos con tan poco gancho como el Real Zaragoza-Levante de este 11 de agosto de 2018. Quizá algún día, con el equipo blanquillo de nuevo en Primera División, se pueda volver a disfrutar un partido internacional amistoso para dar el pistoletazo de salida a un nuevo curso lectivo. Tal vez.