Los mantras sobre el Real Zaragoza en la pretemporada de este verano de 2018 son, básicamente, dos. Uno, la lesiones y su severa afección al medio campo, donde en vez de buscar un refuerzo específico se están probando remiendos dentro del propio plantel con jugadores desempeñándose fuera de su lugar natural (principalmente Verdasca como medio centro). Y dos, la ausencia de refuerzos en la línea delantera, donde tras la finalización de la pasada campaña se marcharon los dos delanteros principales del primer equipo, el goleador Borja Iglesias (22 goles) y el más secundario Vinícius y solo ha llegado el novato colombiano Medina, una apuesta del área deportiva que dirigen Lalo Arantegui y José Mari Barba que no diluye la necesidad imperiosa de contratar dos delanteros contrastados más, que a falta de 12 días para el inicio de la liga, aún no han llegado.

En junio, cuando Lalo ya advirtió que la restauración de la línea goleadora podía ir este verano para largo, aquello sonó lejano y anecdótico. En julio, cuando la pretemporada ya arrancó, las faltas de estas piezas ofensivas empezaron a cantar claramente desde el mismo inicio de los amistosos de preparación. Y ya metidos en agosto, con la competición oficial en puertas, a nadie escapa que los nervios afloran una vez visto el percal. Resulta inevitable y nadie en sus cabales puede defender lo contrario por lo obvio del asunto. Les pasa a los jugadores, le pasa al cuadro técnico, le pasa a los dirigentes, le sucede a la afición...

Dentro del vestuario, en el mismo equipo zaragocista, es un tema que no se elude. Entre otras cosas, porque se trata de un aspecto fundamental en el mecanismo de juego del nuevo Real Zaragoza que, por ahora, no existe tal y como existirá cuando septiembre coja velocidad. Los que tendrían que estar, los que estarán, aún no han venido. Y como asunto mayor, es motivo de conversación, bien de índole interna, bien de puertas afuera en las ruedas de prensa o 'canutazos' que el club ofrece en estos días de estío.

Este martes, el protagonista en rueda de prensa fue el canterano Julián Delmás. Y el zaragozano no esquivó un asunto tan candente, como han hecho con anterioridad otros. "¿Que faltan delanteros? Bueno, al final, lo puedes llegar a pensar. Pero, si tienen que llegar, llegarán. Y si no, los que estemos, saldermos el día 19 a darlo todo", expuso el lateral de entrada antes de concluir su respuesta. "Sí que es verdad que nos está faltando un poco de gol. Y veo que, entre todos, tenemos que dar un poco más para, al final, hacer los goles", dijo el '22' del Real Zaragoza con total naturalidad.

Grippo, el último día tras el amistoso de Calatayud con goleada recibida del Leganés (5-2), no dudó en señalar como lo mejor de esta pretemporada "a los jóvenes, a los chavales del filial que nos están metiendo los goles", en referencia a Soro, Baselga o Clemente. Y es que así están las cosas y no de otra manera.

Antes, en Boltaña, el propio entrenador, Imanol Idiakez, lanzó un mensaje de cierta urgencia a Lalo al hilo de esta necesidad evidente. “Más que a mí, creo que esos delanteros le urgen al equipo. Es importante que vengan", dijo el vasco en su resumen de la concentración pirenaica el día 20 de julio. Entonces, 18 días atrás respecto de hoy, Idiakez aún entendía la postura de sangre fría del área deportiva en la contratación de los puntas. "Queremos calidad. Y queremos acertar por encima de que vengan pronto. Si vinieran pronto y acertásemos, perfecto. Pero la prioridad es acertar. Y la dirección deportiva tiene claro el perfil de lo que quiere. Tienen claro dónde están los nombres y hay que esperar”, argumento entonces. Ahora, cuando el 8 de agosto viene por la ventana, esa prioridad igual empieza a tener alguna modificación. Sería incluso lo natural.