Diego Aguirre: "En esta Segunda, puede ascender cualquiera"

Toledano de 27 años, nacido en 1990, es un lateral zurdo con posibilidad de jugar como extremo. Procede del Rayo Vallecano y jugó también en el Leganés y el Oviedo.

Diego Aguirre Parra, desde la concentración del Real Zaragoza en el Pirineo, transmite para HERALDO sus primeras impresiones tras llegar al equipo aragonés.

¿Cómo y dónde empezó a jugar a fútbol aquel chaval toledano de los años noventa?

Mi padre me ponía un balón en los pies ya con dos años. Y me cuentan que enseguida empecé a dar toques sin que la pelota cayera al suelo. Con cuatro años me incluyeron en un equipo de fútbol sala de esa edad en Toledo. En las fotos, el balón es casi más grande que yo.

Eso significa toda una vida dando patadas a la pelota.

Sin duda. Mi familia siempre ha sido muy ‘futbolera’. Mi padre era portero;mis tíos, mis primos, todos han jugado. Yo seguí en el sala hasta los 11 años. Ahí los entrenadores consideraron que era el momento de dar el salto al fútbol grande. Y me fichó la escuela del Toledo. Fue cumpliendo etapas y categorías hasta que debuté en el primer equipo con 20 años, en Tercera División, una temporada en la que subimos a Segunda B.

¿Siempre fue lateral izquierdo?

No. Jugaba más arriba, en diferentes puestos. Lo del lateral zurdo surgió en la pretemporada de mi segundo año en el Toledo, en un partido contra el Getafe de Primera División. El entrenador me puso de ‘3’ para completar la alineación, pues no había un jugador específico para ese puesto a esas alturas del verano. Y, la verdad, me salí. Lo bordé ese día y ahí empecé a llamar la atención.

De Segunda B tomó impulso hacia el profesionalismo de la mano de... Imanol Idiakez. Qué casualidad.

En el tercer año en el Toledo, el entrenador fue Imanol Idiakez, así es. Ahí, con él, llamé la atención del Rayo Vallecano, que me fichó para su primer equipo, aunque luego tuve dos cesiones, al Leganés y el Oviedo. Ahora vuelvo a encontrarme con el en Zaragoza. Es una ilusión para mí, claro.

No deja de ser un buen aval en el inicio de su nueva etapa.

Yo siempre he dicho que Idiakez es un técnico que me ha marcado como jugador. Aquel fue el año de mi explosión porque me facilitó las condiciones necesarias para que así fuese.

Hay quien le ve como extremo zurdo, más como punta que como defensor lateral. ¿Cuál es su preferencia?

A ver, cuando me ponen de extremo, si tengo detrás un lateral con vocación ofensiva yo puedo alternar muy bien con él durante los partidos. Así lo hacíamos en el Rayo Alex Moreno y yo. Y si salgo yo como lateral, me gusta correr la banda entera, de arriba a abajo sin parar. Depende del entrenador. Cada uno decide. Aquí en Zaragoza ya veremos donde me quieren.

El año pasado, con Natxo González, los extremos descarrilaron en el Zaragoza. No se jugó con ellos (Oyarzun, Alfaro, Papunashvili). Su perfil augura que Idiakez sí los va a usar.

Yo sé que a Idiakez le gusta abrir el campo. Estamos ensayando precisamente eso desde el principio. Creo que tendemos a jugar con extremos, con gente por fuera. Es una apreciación mía.

Su rol en la plantilla parece ser ambivalente: igual jugará un día de lateral como otro arriba.

Puede ser. A mí siempre me ha gustado atacar y mi instinto es ir hacia arriba. Pero sé que, si mi posición un día es la defensa, lo primero es tapar mi banda. Eso lo tengo ya muy asumido hace días.

Dice que procede del fútbol sala. Eso es sinónimo de habilidad, de buen toque en espacios cortos, de técnica notable.

Sí, pero he ido evolucionando. Con los años, mis mejores virtudes se han centrado en la velocidad con el balón y el ‘dribling’ en carrera. Es lo que más se me pide por parte de los entrenadores.

En los últimos tres años, usted jugó como rival del Zaragoza con las camisetas del Leganés, el Oviedo y, el año pasado, el Rayo.

Siempre fueron partidos extraordinarios porque, en Segunda, jugar contra el Zaragoza siempre lo es. Se trata de un grande del fútbol español. Y no es un tópico.

Pero, al final, aquel modesto Leganés y el Rayo sí lograron el ascenso a Primera... y el Real Zaragoza aquí sigue en el calvario.

La Segunda es muy igualada y yo tengo la experiencia de que puede subir cualquiera. Lo he visto, lo he vivido. Depende de muchísimos detalles. Creo que en Zaragoza, si empezamos bien desde el principio, lo podremos lograr por fin. Hay base para ello. Seguro.

En Vallecas marcó el curso pasado tres goles al inicio, pero desapareció en la segunda vuelta. ¿Fue por no renovar?

Quizá. Yo opté por no renovar y acabé muy apartado. Ficharon en enero gente para mi puesto.

Este año, la necesidad de ascender crece en el Real Zaragoza por motivos diversos. Usted viene como refuerzo específico para ello.

Es bueno tener responsabilidad, pero hay que quitarse presión en la medida de lo posible. Yo vengo a sumar y a echar raíces aquí si las cosas salen bien.

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