Lopetegui eleva el caso Natxo-Real Zaragoza a cuestión aún mayor

La 'fuga' del seleccionador de España al Real Madrid, que le cuesta la destitución fulminante, convierte en inevitable el cotejo con lo ocurrido en el club aragonés hace 14 días.

Lalo y Natxo (izda.), protagonistas del caso Zaragoza. Lopetegui y Rubiales (dcha.), los actores del caso España.
Lalo y Natxo (izda.), protagonistas del caso Zaragoza. Lopetegui y Rubiales (dcha.), los actores del caso España.
José Miguel Marco/HA

Por si el Real Zaragoza y el zaragocismo no tuviera poco con el resquemor y la acritud que ha dejado instalada para largo tiempo en su seno la 'fuga' extemporánea de Natxo González al Deportivo de La Coruña cuando aún faltaba un partido de liga (Barcelona) y la promoción de ascenso a Primera División, el estruendoso caso gemelo del seleccionador, Julen Lopetegui, que ha firmado con el Real Madrid apenas dos días antes del inicio del Mundial de Rusia 2018, ha elevado la cuestión a un rango aún mayor. Desde este miércoles 13 de junio es ya inevitable el cotejo de lo ocurrido en el club aragonés hace 14 días con el 'remake' de mayor repercusión mediática que supone la bomba de Lopetegui y del ínclito e inefable Florentino Pérez.

Se trata de la evidencia de que el fútbol profesional se ha convertido en muchos de sus habitáculos en una jungla sin ley, que ha perdido todos los principios, los pudores, los escrúpulos, los respetos, la humanidad. El fútbol profesional es el 'Bronx' en sus lugares más sórdidos. No hay ley sensata que impere. Todo vale y rige la ley del más fuerte, la del más sucio, la del menos delicado, la del más carente de educación. Se han perdido los valores. La elegancia es cursi entre los rudos personajes del balompié. La honradez penaliza. El ir de cara y a pecho descubierto es sinónimo de muerte inminente, de perjuicio a la vista. El listo es el tonto. Los tontos son los listos.

Lopetegui ha traicionado a la Real Federación Española de Fútbol porque le ha seducido sensual y económicamente el Real Madrid de Florentino, el zigoto de toda esta película, junto con el dimisionario Zinedine Zidane (obsérvese que justo ahí está el embrión de tamaño efecto dominó). Y se ha puesto el mundo por montera y ha dejado el gorro vikingo puesto en la cabeza de Rubiales, el nuevo presidente del ente federativo. La reacción de éste ha sido fulminante y rápida. Viaje exprés a Rusia, reuniones urgentes y decisión drástica: Lopetegui a su casa, destituido, despedido. A 48 horas del primer partido de España ante Portugal en el Mundial, al máximo dirigente de La Roja no le ha temblado el pulso.

Cree Rubiales que no puede ser que dirija a España alguien que ya tiene el pensamiento en el Real Madrid. Que está en la obligación de ordenar a futbolistas que, desde ya mismo, se convierten en sus rivales deportivos más acérrimos e indelebles (los del Barça, los del Atlético, los del Valencia...). No puede dormir en el lecho matrimonial alguien que ha anunciado públicamente su compromiso con otra pareja. Es un problema morrocotudo pero que, como tal, requiere de soluciones del mismo tenor.

Alguien desde el vestuario (los futbolistas piensan en sus egos siempre, teledirigidos desde fuera por sus agentes y representantes en muchos casos) le ha sugerido a Rubiales que era "mejor mantener a Lopetegui hasta el final del Mundial y no armar la tremolina", que se barruntaba enorme. Que "con una reunión en la que juntar las manos y solicitar unidad servía, apelando al 'profesionalismo' y el 'interés patrio' de todos los implicados". Rubiales no ha tragado. El presidente considera que un desleal no puede permanecer en su cargo ni un minuto más tras trascender su conducta de traición a los ojos de todo el mundo.

Los capitanes han intentado parar hasta el último momento el despido y el follón. "Una destitución en este caso es más propia de un club que de una selección, más ajustada a la decisión de un presidente de un equipo normal que al de una Federación", le han dicho a Rubiales los capos de la selección. Los Sergio Ramos, Iniesta, Silva y cía intentaban razonar... sin éxito final.

Y, en esta última razón esgrimida, es evidente que han patinado. O quizá lo hizo el Real Zaragoza el pasado 31 de mayo, hace solo dos semanas. Porque si realmente razonan de ese modo, resulta que tanto la Federación Española como el Real Zaragoza han actuado al revés del mundo según ese criterio. Porque, sabido es y ahí queda para la historia, el club aragonés decidió no mandar a su casa a Natxo y aguantarlo en el puesto para intentar el ascenso a Primera. Cuartero, Lalo, Barba... valoraron que iba a ser mucho peor afrontar el ascenso a Primera bajo el estrapalucio de un finiquito-terremoto. Mientras que el ente federativo, en su caso, sí que ha ejercido la vía rotunda y la ruptura inminente e irreversible con Lopetegui.

¿Podrá ganar el Mundial España después de semejante jarana a pocas horas del debut en Rusia? ¿Estaría jugando el Real Zaragoza esta noche en Valladolid la final de la promoción de ascenso si Natxo hubiera sido fulminado el 31 de mayo, como algunos consideraban oportuno? Grandes demandas al destino.

De momento, lo del Zaragoza ya ha concluido y caben todas conjeturas posibles. Lo de España tendrá su resolución un poco más adelante. Asuntos semejantes, medicinas diferentes e inversas por completo. Lo único que sí es perenne en los dos casos es la descomposición moral que se extiende en el fútbol profesional. Hace tiempo de esto. Y, lejos de acotarse y combatirse, se agranda y cada vez se observa con mayor normalidad tal desahogo en los comportamientos de las personas. De aquí a la ley del 'Far West' queda un paso. Tal vez, revólveres inclusive.

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