Choque de trenes

La Romareda acoge un duelo entre Real Zaragoza y Sporting, los dos mejores equipos de la segunda vuelta. Los aragoneses buscan un triunfo que les lance hacia el objetivo del ‘play off’.

Íñigo Eguaras, en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Choque de trenes
Raquel Labodía

Días como este, citas como esta, rivales como el Sporting de Gijón en un momento como el suyo… Al Real Zaragoza se le levanta hoy en La Romareda (18.00) un muro imponente, en un partido de esos que el equipo aragonés debe saber jugar, saber competir y saber ganar porque tarde o temprano lo va a necesitar. Si quiere ascender a Primera División, ya sea por la utópica vía directa o por el rodeo de la promoción, el Zaragoza necesita presentar un tallaje adecuado en encuentros como el de hoy. En cierto modo, una manera de entender este duelo por parte de los aragoneses, contra un adversario lanzado hacia Primera, con una segunda vuelta que solo el propio Zaragoza y el Rayo pueden contestar, es asumirlo como un ensayo de lo que puede venirle dentro de un mes. Un simulacro de partido de ‘play off’, de envoltorio decisivo, de esos en los que se precisa competir, templar los ánimos, medir las euforias, minimizar errores y explotar cualquier detalle favorable. El Zaragoza se juega contra el Sporting tres puntos que pueden ponerlo en la catapulta hacia la promoción, atornillándole entre los seis primeros y consolidándole allí donde debe estar. Pero el Zaragoza también se juega este sábado creerse ser quien es. Examinar sus fuerzas de cara al medio plazo, a esas eliminatorias de acenso a las que aspira a estar. Quizá, incluso, contra el mismo rival.

Para competirle al Sporting, el equipo de Natxo González tirará de la versión más paciente de su estilo. Los asturianos han crecido a la medida que su funcionamiento y su rendimiento defensivo se han multiplicado. El Pipo Baraja le ha implantado rasgos de lo que era su identidad futbolística, aquel centrocampista con fútbol para mucho campo, ordenado, trabajador, solidario, equilibrado y con un afilado sentido táctico. Así es en cierto modo el Sporting, un equipo seguro, estable, de líneas bien anudadas, sacrificado… Ha labrado una personalidad en apenas cuatro meses fruto de tener futbolistas de gran talla en la categoría. Aunque no es algo directamente determinante, sí que ayuda a que lo sea. Baraja ha construido un equipo con un modelo muy claro, protegerse, robar y volar. La llegada de Jony, jugador decisivo en la segunda vuelta, ha ayudado a esa verticalidad y desborde. Le acompaña Michael Santos, impecable jugando al espacio, hoy posiblemente reserva tras salir de una lesión, un delantero al que el Zaragoza ofertó en julio pero su precio estaba lejos de su alcance. Por eso acabó en el Sporting.

La Romareda exhibirá una imagen propia de este choque de trenes. De un duelo entre históricos. No se llenará, pero se acercará. De Gijón llegan unos 2.500 aficionados. La venta y distribución de entradas en Zaragoza también se ha movido en ritmos de las grandes citas. El equipo aragonés se ha hecho fuerte en su estadio y el envoltorio ambiental se antoja un recurso considerable a su favor.

Para el choque, Natxo González solo cuenta con la baja de Grippo por lesión. Asentada su formación base y su esquema táctico, el técnico introducirá leves matices posicionales más adecuados para dañar y contrarrestar al Sporting. Así, Pombo apunta a volver por Toquero, avalado por su mayor finura asociativa. Zapater también regresaría, en lugar de Javi Ros, aunque podría hacerlo de igual modo donde Guti.

Ellos y los demás deberán darle forma y contenido a un Zaragoza en un nuevo día para observarse en el espejo, y descubrir si es un equipo con poso, hechuras y horizontes de Primera.

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