Dos novatos de oro

Borja Iglesias y Cucho Hernández brillan en su estreno en el fútbol profesional español

Borja festeja un tanto.
Borja festeja un tanto.
Daniel Marzo

En toda la categoría, no hay ningún debutante en el fútbol profesional español que marque más goles que ellos. Su impacto en su primera temporada a estos niveles representa uno de los puntos de interés en la actual Segunda División. No solo por su olfato, su instinto y su colmillo afilado. También por su juego, por cómo interpretan y ejecutan el papel de delantero moderno, variado de registros y dominador de diferentes funciones y habilidades. Son Borja Iglesias y Cucho Hernández, las banderas ofensivas del próximo derbi. Uno como ‘9’ del Real Zaragoza. El otro, como estilete del Huesca.

Ambos han roto el cascarón del fútbol profesional como ímpetu y firmeza. Borja Iglesias suma 16 goles. Su racha actual es digna de un goleador en serie. Ha marcado 7 tantos en las últimas 8 jornadas, en la segunda vuelta solo Mata (8) y De Tomás (11) acreditan cifras superiores que el punta gallego del Real Zaragoza. En sus botas, como en los guantes de Cristian Álvarez, descansan buena parte de los argumentos de la reacción del conjunto de Natxo González tras el giro del ecuador del calendario. Su influencia en el Zaragoza es indudable e incontestable. Al nivel de la del Cucho Hernández en Huesca. Es uno de los grandes descubrimientos de la liga y pilar maestro de la soberbia temporada del equipo oscense. No es fortuito que los peores momentos del equipo de Rubi hayan coincidido con la baja por lesión del joven delantero colombiano. En su caso, 18 años no son pocos. Su fútbol plasma determinación y descaro. Para nada se le nota como un futbolista recién salido de las adolescencia. Es explosivo, contundente, fuerte, astuto en los metros finales. Suma 11 goles en la temporada, tras una primera vuelta imponente, pero su lesión en el pie en los dos últimos meses le ha pasado factura a sus números, pero sobre todo a los del Huesca. Aún está lejos del nivel exhibido hasta principios de febrero. Tras superar una dolencia en un dedo, aún le queda completar su puesta a punto. Pero hace unos días en Cádiz ya dejó pinceladas de que está recuperando la chispa, tan necesario en su modo de jugar.

En mucho mejor momento llega Borja Iglesias al derbi aragonés. Sus registros goleadores, a falta de nueve jornada, son apreciables. En la senda de cruzar la cifrá que separa a los artilleros del resto de futbolistas: 20 tantos. Los tendría ya en el casillero de no haber fallado tres penaltis consecutivos frente a Tenerife, Córdoba y Lugo. Pero no es la cantidad lo que subraya y ensalza el rendimiento anotador de Borja en los últimos meses, sino el significado de los goles. Casi todos sirven para ganar partidos. Más allá de Borja, el Zaragoza ha demostrado tener gol. Pombo, sin ir más lejos, ha respondido cuando el gallego no ha visto puerta. Pero la trascendencia de Borja es obvia, el jugador más insustituible, quizá, en los planes de Natxo González. Nadie condiciona a las defensas rivales tanto como él. Su peso en goles puede medirse así: su tanto a la Cultural trajo una victoria. En Pamplona, lo mismo. Dianas que dan triunfos.

Cedido por el Celta de Vigo, a sus 25 años, tras un gran año en Segundo B, el futuro de Borja Iglesias se enfoca hacia Primera División. Fogueado ya está en el fútbol profesional. No ha pagado grandes peajes. Como tampoco Cucho. A préstamo por el Watford inglés, su cotización se ha disparado en Huesca, plaza serena e ideal para futbolistas así, con largo camino aún por delante en el fútbol. Ambos son los novatos de oro en la categoría y ambos se han dedicado elogios mutuos. El sábado, otro capítulo entre promesas que se cumplen.

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