Natxo, ¿enigmático, serio, tocado u optimista?

El entrenador vasco, tras el varapalo de Almería, dijo "saber cómo iba a acabar este proyecto" y que "esperaba estar en él hasta el final". Al pedirle detalles por el cómo, dijo: "fantásticamente".

Natxo González saluda a Fran Fernández, el entrenador interino del Almería en el duelo del pasado viernes.
Natxo, ¿enigmático, serio, tocado u optimista?
Carlos Barba

Natxo González acabó en Almería decepcionado en grado sumo. El 3-0 encajado por el incalificable Real Zaragoza de la noche del viernes abatió hasta al más entero y fuerte de los zaragocistas. Y, en sus declaraciones posteriores al terrible espectáculo ofrecido por su equipo, el vitoriano tuvo que acometer las primeras preguntas espinosas para un entrenador, las referidas a su continuidad, a las dudas que puedan surgir sobre su posible destitución a corto plazo.

Y ahí, Natxo pasó por varios momentos de ánimo a través de un breve discurso de dos minutos. Primero, abordó con seriedad y solemnidad el caso, advertencia incluida. "Bueno... voy a responder a esta pregunta por primera y última vez, ¿vale? Para que lo tengáis claro. El puesto de trabajo, me preocupa como te puede preocupar a ti (en referencia al periodista que lo interpeló) o preocupar a cualquiera de los que estamos aquí, ¿vale? Porque es un puesto de trabajo. A partir de ahí, yo he llegado hasta aquí trabajando, trabajando mucho y con compromiso y responsabilidad. Y así lo seguiré haciendo. Eso lo tengo muy claro y, en ese sentido, tengo la conciencia muy tranquila. Estoy trabajando al máximo para devolverle la confianza a la gente que ha confiado en mí en este proyecto", comenzó argumentando el preparador vasco.

Y ahí pasó al estado enigmático. "Un proyecto que yo ya sé cómo va a acabar, ¿vale? Y trataré por todos los medios de estar en él hasta el final", dejó en el aire hasta que se recogió el guante desde la bancada de la prensa para redondear su misterioso juego de palabras.

Y, definitivamente, surgió el Natxo optimista... o quizá el tocado. La pregunta fue clara, corta y al pie: "Dices que sabes cómo va a acabar este proyecto... ¿Cómo va a acabar?", se le pidió que explicara. Y su respuesta fue lacónica: "Fantásticamente". Habían pasado dos intervenciones de por medio. Del Natxo enigmático, que dejó la situación flotando en el limbo, al Natxo escueto y optimista... ¿con convencimiento real o como salida jocosa ante un problema morrocotudo, para él y para todo el colectivo zaragocista?

En cualquier caso, estos pasajes vividos en las tripas del estadio de los Juegos Mediterráneos de Almería denotan, irremediablemente, que el medio ambiente que rodea al Real Zaragoza en su núcleo puramente futbolístico ha cambiado de textura, de morfología, en el último mes y medio. Y no lo ha hecho para bien. Antes, todo era ilusión, paciencia, calma, sensaciones interesantes, predisposición a la mejora... Ahora proliferan los temores, las apreciaciones dubitativas, los resquemores, las decepciones particulares, el bajonazo anímico que deriva de la mala clasificación... Por todo esto sucedió con Natxo lo de Almería a la conclusión del partido. Además, claro está, de por el 3-0 vergonzoso encajado a pies de uno de los peores equipos del primer tercio del campeonato.

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