De pesca en un mar revuelto

El Real Zaragoza mide su carácter en Almería (21.00) ante un equipo histérico en los dos últimos meses, ya sometido a un tratamiento de choque. Los de Natxo retomarán el pulso en la clasificación si logran enlazar un segundo triunfo consecutivo.

Oyarzun, Toquero y Mikel González, los tres jugadores vascos del Real Zaragoza, en la Estación de Delicias al inicio del viaje de ayer.
De pesca en un mar revuelto
Toni Galán

El Real Zaragoza se juega los cuartos en Almería esta noche (21.00), en otra de estas verbenas de viernes que la Liga de Fútbol Profesional se ha empeñado en programar, a gusto del negocio de televisión y en contra de la esencia básica del balompié español (lo de los guateques en lunes es el complemento a este disparate del que tampoco escapa el cuadro zaragocista en esta temporada). Los de Natxo González visitan, en horario y día intempestivos para un partido de esta envergadura (fuera del sábado o el domingo), a un rival con vitola de grande de la categoría que anda, un año más, metido en los jaleos de la cola de la clasificación contra natura. Todo viene a contrapelo en el argumento del duelo que acogerá el abierto y desangelado estadio de los Juegos Mediterráneos al que, en los buenos tramos horarios del fin de semana, no acuden más allá de 7.000 espectadores y que, hoy, cuando su equipo pone la vida en liza (no ganan desde hace dos meses y el agua les cubre la boca), difícilmente alcanzarán esa cifra en los graderíos.

Este es el primer boceto de lo que va a acontecer en la capital almeriense en una cita de alta relevancia para ambos adversarios. Hay muchos más detalles. Los locales acometen la visita del Zaragoza en medio de un estado de histeria propio de un equipo que ha perdido siete de los últimos ocho partidos (el restante fue un empate) y que, en esas ocho jornadas, solo ha sido capaz de marcar un gol. No hay más que explicar al respecto.

Natxo ha perdido además las referencias de su ‘scouting’, del seguimiento que tiene del Almería, pues es semana de cambio de entrenador tras el despido de Ramis. Hoy, enfrente, habrá un técnico parche, el filial Fran Fernández, mientras coge el timón nuevamente Lucas Alcaraz.

Para los zaragocistas, todo este mar revuelto supone un reto mayúsculo en su dubitativo comienzo de liga. También se esperaba ver a un Real Zaragoza más alto en la clasificación y, sin embargo, aún no ha pasado del puesto 10º hacia arriba desde agosto.

Porque, por más que el Almería esté cimentado por su director deportivo, el exzaragocista Miguel Ángel Corona, para optar al ascenso a Primera, resulta que los andaluces son antepenúltimos con solo 12 puntos. Eso obliga, dos o tres vueltas de tuerca más de lo normal, a que los muchachos del Real Zaragoza saquen provecho de un feudo tan expugnable. Aquí ganaron el Cádiz (0-2), el Reus (0-1) y el Huesca (0-3); y empataron el Oviedo y el Valladolid (1-1 ambos). Es un día que exige carácter y oficio. Uno de esos partidos que se cruzan durante el año donde el envoltorio, con mar rizada en Almería, necesita de un buen manejo de las velas, de la tripulación y del timonel para sacar tajada de los problemas severos que tiene el otro. Hace falta oficio.

El Real Zaragoza viajó durante todo el día de ayer hasta este rincón peninsular donde las comunicaciones siguen siendo más parecidas a las de los tiempos de la diligencia y el tren de vapor que a las del cuarto lustro del siglo XXI. Y se tuvo que entrenar (por llamarlo de alguna forma) durante una hora en el campo de Santo Domingo de la vecina localidad de El Ejido (otrora también con equipo en Segunda). Nada de sustancia. Aquello fue un estirar las piernas antes de cenar.

Natxo no tiene al sancionado Verdasca ni al lesionado Benito. Tampoco al georgiano Papunashvili, con retardo en la vuelta de su país. El Almería también tiene un expulsado, su capitán Joaquín. Y lesionado al ariete Caballero (ex Lugo). De sus exzaragocistas, Juan Muñoz y Fran (este como extremo, que como lateral ya no gusta) son titulares. Álamo no, que está fuera de onda y anda más fuera que dentro.

Parece un buen día para que Pombo se reenganche al equipo tras su resurrección ante el Rayo. Y, claro, queda por ver por dónde sale esta vez la sorpresa de Natxo. Ha hecho costumbre.

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