Una Copa de regalo

El Real Zaragoza cae eliminado por sus propios errores, frente a un Valladolid mejor asentado en el campo.

Bagnack, en una acción del encuentro.
Bagnack
RZ

El Real Zaragoza se despidió ayer de la Copa del Rey al caer derrotado por el Valladolid (1-2) en La Romareda. Fue un estreno y una despedida que deja un sabor amargo, aunque todos miran a la liga más que a un torneo que siempre ha gustado por aquí. Luis Milla y Paco Herrera, entrenadores del Real Zaragoza y Valladolid, respectivamente, lo dejaron claro en la víspera del partido. El encuentro de la Copa les iba a servir para comprobar lo que pueden aportar los jugadores que, en un principio, ocupan un puesto en el banquillo.


Y así diseñaron sus alineaciones, apartadas de las que han competido en la liga en el inicio de la competición. Los dos técnicos, sin embargo, avisaron que no iban a tirar la Copa, por muchos cambios que se produjeran en el equipo, porque confían en la calidad de sus jugadores y en sus posibilidades para afrontar un torneo que, en cualquier caso, está en segundo lugar para ambos conjuntos.


Le salió mejor al técnico visitante que se encontró de cara para el minuto cinco con un gol tras un fallo terrible de uno de los debutantes, Bagnack, que dejó el balón franco para Míchel, que no tuvo mayores problemas para llevarlo a la red. A partir de ahí, el Valladolid se hizo dueño del balón y del juego ante un Real Zaragoza que no encontró ni el ritmo ni el tono adecuado para hacer frente a un rival entonado que incluso tuvo mas ocasiones en las primera mitad. Un tiro de De Tomás, un cabezazo de Guitián al larguero... Y el segundo gol del equipo visitante que dejó roto el partido y que tuvo como protagonista, de nuevo a Bagnack, que marcó en propia puerta tras una bonita jugada llevada a cabo por Guzmán y Sergio Marcos. No tuvo su mejor estreno el joven defensa, que se vio animado, tras el error en el primer tanto, por la grada.



En el bando local, mientras tanto, las imprecisiones se sucedían, los nervios aparecieron y la afición solo se animó con algunas pinceladas de Edu García, debutante también. Poco más dieron de sí los primeros 45 minutos, en los que los seguidores zaragocistas trataron con cariño a los jugadores menos habituales dadas las circunstancias del encuentro.

Tras el descanso, con 0-2 en el marcador, el partido se reanudó con las mismas características: control del balón del Valladolid y un quiero y no puedo del Real Zaragoza. Todo cambió, sin embargo, con las ganas de ofrecer algo más por parte del conjunto blanquillo, que no se rindió y buscó con más corazón que cabeza el gol que le metiera en el partido. Y llegó, tarde pero llegó. Un córner lanzado por Javi Ros lo remató de forma impecable Popa y la grada revivió después de muchos minutos apagada ante la ineficacia de sus jugadores.


Volvieron los ánimos y el equipo se creyó que era posible remontar el resultado ante un rival que solo intentó dormir el encuentro, dejar pasar los minutos para seguir en la competición. Los arreones finales no sirvieron al Real Zaragoza para nada más y la Copa se despide de La Romareda, con regalos incluidos para el conjunto rival.


Llega la hora de la liga la competición en la que está puesta toda la esperanza para salir del infierno de la Segunda División. El encuentro de ayer sirvió de prueba para muchos de los nuevos jugadores que han llegado en esta campaña. Luis Milla seguro que ha tomado buena nota de la actuación de sus hombres menos protagonistas en los encuentros del torneo regular, de quienes tienen que aportar la ayuda necesaria en la liga, larga y espesa, de Segunda División.

La próxima cita, el sábado, puede servir para dar un golpe de autoridad ante un rival que es otro de los grandes favoritos al ascenso, el Levante. Es el momento.

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