El Zaragoza ganó la primera de sus visitas a Ponferrada

El antecedente, una eliminatoria de Copa en 1990, que acabó 1-2 con goles de Salillas y Belsué, no fue en El Toralín porque aún no existía.

Página de Heraldo con la crónica del Ponferradina-Real Zaragoza (1-2) jugado en diciembre de 1990 en una eliminatoria de Copa.
Página de Heraldo con la crónica del Ponferradina-Real Zaragoza (1-2) jugado en diciembre de 1990 en una eliminatoria de Copa.
HERALDO DOCUMENTACIÓN

Los novedosos y recientes enfrentamientos en campo leonés del Real Zaragoza con la SD Ponferradina, clubes distantes a lo largo de sus dispares trayectorias históricas hasta que la vida los ha juntado en las últimas tres temporadas en Segunda División, no se circunscriben únicamente a este periodo contemporáneo. Además del 1-1 que se dio en Ponferrada el año pasado y de la derrota aragonesa por 4-2 del curso anterior, asoma un más antiguo precedente que tuvo su origen en una eliminatoria de Copa que se disputó en 1990.


Fue el jueves 13 de diciembre de aquel año, en una noche gélida de invierno que acabó con una temperatura por debajo de los 0 grados, helando literalmente. La Ponfe era equipo de Segunda B y el Zaragoza de Primera. Fueron unos años donde no imperó el criterio de proximidad geográfica en las primeras rondas y el sorteo era puro (los zaragocistas tuvieron que jugar cruces prematuros tan atípicos como ante el Maspalomas canario, el Langreo asturiano, este ante la Ponferradina...). Ganó el Real Zaragoza 1-2.


Era el titubeante equipo que dirigía el uruguayo Ildo Maneiro, apenas dos meses antes de que el entrenador charrúa dimitiera y entrase en danza Víctor Fernández para acabar jugando en junio de 1991 la histórica promoción de descenso contra el Murcia. Fue un partido feo, de fútbol escaso. Antes del descanso, marcó el 0-1 Salillas. Tras el intermedio, el 0-2 lo anotó un joven Belsué. Los leoneses acortaron distancias al rato.


El partido no se jugó en El Toralín, feudo donde el moderno Real Zaragoza acude a jugar sus compromisos de liga en Segunda, como lo hará este domingo. El campo actual de la Ponferradina no existía en 1990, pues su inauguración data del año 2000. Entonces, el vetusto estadio berciano se llamaba Fuentes Nuevas y estaba ubicado -aún sigue ahí- a más de cinco kilómetros del casco urbano de la ciudad, en una barriada periférica junto al Hospital de El Bierzo.


Cuentan las crónicas de HERALDO DE ARAGÓN que sus algo más de 2.500 localidades de aforo se llenaron a rebosar para ver a un equipo histórico del fútbol español como el Zaragoza. El duelo dejó más de 3 millones de pesetas en taquilla, pues las entradas las puso la directiva local en una horquilla que fue de las 1.500 pesetas la más barata (9 euros actualmente) a las 2.200 las más caras (13 euros).


Maneiro alineó esa desapacible noche a Chilavert; Belsué, Aguado, Fuertes, Pablo; Glaría, Borao; Higuera, Poyet, Peña; y Salillas. También salieron después como suplentes, anecdóticamente, los dos hermanos Tejero: Jesús, Tejero I (delantero), y Antonio, Tejero II (centrocampista).


El Zaragoza pasó de ronda en la vuelta en un deslucido partido en La Romareda, que fue ganando 2-0 cómodamente hasta que, en un apático final, dejó que los modestos leoneses empataran a dos con un par de pifias defensivas ya fuera de tiempo, pasado el minuto 90.


El devenir de los tiempos han convertido aquel primer partido oficial en la historia entre la Ponferradina y el Real Zaragoza en campo berciano en la única victoria zaragocista allí. Las dos visitas en liga de los últimos años han convertido el nuevo Toralín en un campo con aires de cierto gafe: una derrota abultada y un sufrido empate tras perder la ventaja inicial es el escaso bagaje.


En el primer episodio liguero, hace dos cursos, en aquel estrepitoso varapalo por 4-2 en el que los goles de Arzo y Esnáider (hijo) solo lograron maquillar levemente la goleada local que encabezó el brasileño Yuri con un doblete, supuso la destitución de Paco Herrera como técnico zaragocista. Fue el paso definitivo hacia la nada en una temporada que acabaría languideciendo con Víctor Muñoz en su puesto, ya en los estertores del agapitismo. El segundo paso zaragocista por el pequeño estadio ponferradino, el año pasado por estas mismas fechas, acabó 1-1 después de que Borja Bastón hubiese adelantado a un necesitado Zaragoza que requería de los tres puntos para aferrarse a la 6ª plaza de la clasificación. Andy empató en un error defensivo tras un córner y el equipo de Popovic sufrió de lo lindo al final sobre un campo que se le hace incómodo.


Esta vez, los chicos de Carreras, buscarán cerrar el círculo histórico y estadístico volviendo a los orígenes de los duelos entre los blanquiazules locales y el Real Zaragoza. Para ello, han de reeditar aquel primer triunfo aragonés, en la Copa del Rey, a finales de 1990, hace ya 25 años y medio. Es lo que pide el momento actual, en 2016.

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