Tercera reacción con doble triunfo tras un bache profundo

El Real Zaragoza ha repetido una reacción que ya tuvo en noviembre y enero: ganar dos partidos seguidos tras otras dos derrotas previas

La afición zaragocista se desplazó hasta Valladolid para vivir in situ el último triunfo del Real Zaragoza.
La afición zaragocista se desplazó hasta Valladolid para vivir in situ el último triunfo del Real Zaragoza.
Fernando Marín

Seis puntos seguidos, a base de ganar 2-1 al Mallorca y, este sábado, 1-2 en Valladolid, han tranquilizado las revueltas aguas que circulaban por el seno del Real Zaragoza después de perder, justo antes de este doblete feliz, los dos partidos anteriores: 0-3 ante el Girona y 2-1 en Elche. Es el carácter voluble extremo del equipo de esta temporada. La conducta que ha llevado al cuadro blanquillo a una montaña rusa repleta de subidas y bajadas repentinas, empinadas, tanto hacia arriba como hacia abajo. De dos fines de semana de decepción y hundimiento moral de la tropa, el equipo de Carreras ha pasado en apenas seis días a un estado de optimismo y euforia contenida inevitable. El concepto 'ascenso a Primera División' se devalúa y revalúa en Zaragoza con la misma facilidad que la noche sucede al día y viceversa. Amanece u oscurece en cuestión de horas, sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo o manejarlo.


Este perfil bipolar, esta inconsistencia del equipo para mantener una mínima regularidad, se constata al observar que este vaivén del último mes, esas dos derrotas seguidas a las que han sucedido dos victorias encadenadas, es la tercera vez que ocurre en el tránsito zaragocista por este curso en Segunda División. No es algo nuevo. Este equipo ha salido ya de otros de sus peores momentos de dudas, de falta de credibilidad y de cuchillos afilados, del mismo modo que ahora. Curioso proceder.


Lo hizo en noviembre, aún con Popovic en el banquillo. Entonces, el Real Zaragoza perdió en una semana dos duelos seguidos, justo los que coinciden con este tramo del calendario que ahora se camina en la segunda vuelta: cayó en La Romareda 0-2 ante el Valladolid y después por 1-0 en Alcorcón. Cuando nadie daba un euro por un grupo que parecía hundido y cuyo fútbol era feo y desmembrado a más no poder en esos duelos, de repente, surgieron dos triunfos seguidos para disolver la desilusión y llevar de nuevo a aquel Zaragoza entrenador por el serbio hasta la cabeza de la tabla poco después: los blanquillos ganaron 2-0 a la Ponferradina y, a continuación, 0-1 en San Mamés al Bilbao Athletic.


Hubo otro tobogán vertiginoso de este pelaje dos meses después. Ya con Carreras, en enero, el Zaragoza pareció descarrilar definitivamente cuando enlazó dos chascos tremendos en una semana, al caer en los dos primeros choques de la segunda vuelta: 1-2 en La Romareda ante el Mirandés y 2-1 en Almería. Olía a batacazo histórico por los cuatro costados cuando, inesperadamente, el equipo aragonés salió de semejante atolladero con otras dos victorias llegadas de la mano, en un abrir y cerrar de ojos y, además, de mucha enjundia por su dificultad: 1-0 superaron al líder, el Leganés, y 0-2 ganaron en Córdoba, que era el tercero entonces. 


Ahora, tras esta nueva reverberación del inestable carácter que manifiesta el actual Real Zaragoza 2015-16, solo cabe esperar a ver si, en esta tercera repetición del episodio, no se regresa a los pinchazos y a la autocomplacencia y, por el contrario, se enlaza por primera vez en la temporada una tercera victoria consecutiva. En la primera ocasión en que se vivió este efecto pendular, al equipo de Popovic le arruinó el tercer triunfo engarzado en serie aquel infausto empate 2-2 ante el Numancia en La Romareda, llegado tras desaprovechar una ventaja de 2-0 en la segunda parte. En la segunda vez, también se anduvo cerca de lograr la tercera victoria seguida, pero se falló finalmente en Pamplona dejando al Osasuna igualar a uno el bello tanto inicial que firmó un Lanzarote recién llegado. En este caso, en esta semana de abril, el objetivo a superar es el Alcorcón. Rival directo, sexto en la tabla con los mismos puntos. Una auténtica final en pos del ascenso.


Un salto a Primera División que, a estas alturas de la liga, ya no deja espacios para tanto capricho en el comportamiento y la solvencia del Real Zaragoza en partidos consecutivos. Ahora, repetir por cuarta vez esta cadena de resultados fluctuantes y descontrolados sería sinónimo de fracaso. Esta ha de ser la tercera y última de tan extraño curso. A partir de este momento, Carreras y sus muchachos están obligados a firmar un final de liga, en las ocho jornadas que restan, sin precedente en su trayectoria como equipo desde agosto. Las victorias no pueden quedarse en una breve serie de dos seguidas, como rige ahora. De los ocho duelos que faltan por jugarse, al menos seis de ellos deberán traer los tres puntos al haber zaragocista.

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