El Valladolid, resquebrajado

El rival del Zaragoza del próximo sábado vive una crisis interna de hondo calado. Portugal, su entrenador, está al borde de la destitución

Miguel Ángel Portugal, entrenador del Valladolid, durante el partido de la primera vuelta en La Romareda, en el que ganó el equipo pucelano por 0-2.
El Valladolid, resquebrajado
Guillermo Mestre

El Real Zaragoza va a encontrarse en pocas horas a un rival muy herido. El Real Valladolid está emitiendo en las últimas horas síntomas de resquebrajamiento interno. Lo que se está viviendo en su seno huele a polvorín. Este miércoles, su presidente, Carlos Suárez, se personó de improviso en el entrenamiento de los blanquivioletas, mandó entrar a todo el mundo al vestuario -jugadores, técnicos y ejecutivos del área deportiva- y les explicó los pormenores de la delicada situación en una reunión que se prolongó durante casi 40 minutos. El máximo dirigente castellano no descartó la posibilidad de que el entrenador pucelano, Miguel Ángel Portugal, pueda ser destituido de inmediato si su equipo no le gana el sábado al Real Zaragoza en Zorrilla. "Esto es fútbol", respondió ante la pregunta directa de los periodistas locales. "Y hemos vuelto a las andadas", apostilló Suárez haciendo referencia a la goleada encajada por los vallisoletanos el pasado fin de semana en Leganés, un 4-0 que ha hecho sangre entre la afición pucelana, mucho más considerando que es el segundo vapuleo de ese calibre consecutivo en 15 días ya que, en el anterior desplazamiento, el Valladolid ya había perdido 4-1 en Miranda de Ebro.


Hoy, la rueda de prensa de uno de sus veteranos, Borja Fernández, ha repartido sospechas que dejan en evidencia la fractura de la plantilla blanquivioleta en cuanto a filosofía y actitud sobre el campo en los últimos partidos: "Cuando intentas salvar tú solo el culo pasa lo que pasa", ha dicho el exjugador del Real Madrid que, a sus 35 años, vino a reforzar al Valladolid en enero procedente, como otros futbolistas españoles que probaron allí fortuna, del fútbol de la India (del Atlético Kalcuta). Borja, que ya jugó en Primera con los de Zorrilla hace una década, no se ha quedado solo en esa enigmática frase. "El otro día en Leganés íbamos corriendo de un lado para otro. Sentías como si realmente estuvieras con dos menos. No puede ser", ha espetado este futbolista que pasa por ser uno de los pesos pesados del actual vestuario vallisoletano. No ha especificado a qué dos compañeros se refería, pero en el entorno del Valladolid no dejan de surgir nombres propios en condición de sospechosos.


Borja Fernández ha seguido con sus mensajes afilados. "Me gustaría ver a ese equipo unido que, cuando las cosas van mal, se junta y se alegra cuando un compañero roba un balón o hace una ayuda. Tenemos una frase en el vestuario que dice que no se gana con los mejores jugadores sino con los que mejor trabajan juntos", ha proseguido en su densa e intencionada comparecencia pública. "En el fútbol hay muchos premios individuales, pero para mí no valen de nada", ha vuelto a apuntar para afear la conducta de un par de colegas de equipo que, al parecer, están siendo señalados por el resto por su egoísmo y falta de solidaridad dentro del terreno de juego en las últimas goleadas recibidas por el Valladolid.


Por último, Borja ha vinculado también el runrún que se oye desde el domingo en Valladolid relativo a la inminente destitución de Portugal como entrenador pucelano en el caso de que no sean capaces de doblegar al Zaragoza el sábado. Para el centrocampista, "si se produce el despido del míster, eso dejaría retratados a los jugadores. Yo no estuve en la primera vuelta, pero había un entrenador con una filosofía (Gaizka Garitano, despedido en la jornada 9ª con el Valladolid en puestos de descenso) y luego vino otro con otra diferente (Portugal). Se señalaría a los que se tiene que señalar, que somos nosotros", ha concluido el jugador blanquivioleta.


Poco más cabe añadir para describir el medio ambiente en el que el Real Zaragoza va a jugar los tres cruciales puntos en su pugna por intentar el ascenso a Primera División. Lo hará ante un rival malherido, con enormes problemas internos y, por lo tanto, vulnerable en grado extremo si los aragoneses son capaces de manejar todos estos resortes


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