Ángel, ¿en su peor racha ante el gol?

Ángel Rodríguez, el delantero centro titular del Real Zaragoza, tiene la pólvora mojada desde el día del Lugo, partido que se jugó en La Romareda el 28 de febrero y en el que el tinerfeño marcó su octavo y último -por ahora- gol en la liga esta temporada. Está atravesando más que una cuarentena de sequía ante las porterías rivales. Ha acumulado, por lo tanto, seis choques consecutivos sin poder celebrar un gol propio. Ángel no anotó ni en Vitoria, ni ante el Albacete, ni en Tenerife, ni ante el Girona, ni en Elche, ni el pasado domingo ante el Mallorca. Siempre un mal síntoma para un delantero de referencia en cualquier club. Mes y medio sin marcar (48 días se cumplirán el sábado en Valladolid) es sinónimo de problemas, tanto de índole particular para el afectado, como, normalmente, para el equipo en el que se alinea.

Ángel está cumpliendo por tercera vez este círculo vicioso en lo que va de campaña. Al inicio del curso, cuando su producción goleadora fue preocupantemente escasa (acabó perdiendo la titularidad a favor de Ortuño y, cuando volvió al once, lo hizo como extremo derecho), Ángel ya acumuló sendas rachas de seis partidos concatenados sin marcar. De ambos salió consiguiendo golear en el séptimo. Por ello, al punta canario le toca marcar este sábado próximo en Zorrilla. De no hacerlo, romperá en negativo su récord de improductividad en esta temporada.

El primero de los ocho goles en liga lo marcó Ángel en la jornada 2ª, el 29 de agosto en casa ante el Almería. Desde ahí y hasta la llegada de su segunda diana, atravesó el primer tramo de ceguera ante los marcos rivales: siete jornadas después, en la 9ª, marcó de penalti en el último instante ante el Tenerife, también en La Romareda y habiendo salido desde el banquillo de suplentes, el gol que le parecía redimirlo de las críticas que lo envolvían. Era el 18 de octubre.

No fue así. Ángel volvería a tardar otras siete jornadas más en lograr el tercer gol de su cuenta particular. Volvió a concatenar seis fines de semana de apagón total delante de los porteros. Su tercer grito de alegría tuvo que esperar hasta la jornada 16ª, el lunes 7 de diciembre en San Mamés, ante el Bilbao Athletic. Fue un tanto ganador (0-1), pero la cadencia en la cosecha de goles del '9' zaragocista, evidentemente, era muy deficiente cuando la primera vuelta estaba ya próxima a concluir.

Tras ser baja por sanción -cinco amarillas- en Tarragona, Ángel fue elegido como delantero centro titular por Lluís Carreras nada más llevarse a cabo el relevo de entrenador tras ser cesado Ranko Popovic. Y no pudo estrenar ese rol de mejor manera. En la presentación del técnico catalán, en el derbi aragonés jugado en La Romareda ante el Huesca, Ángel volvió a marcar. Pero enturbió su rehabilitación dentro del once inicial con una expulsión que le costaría dos partidos más de baja por castigo federativo.

Lo que pudo haber sido el descarrilamiento definitivo de un delantero sin apenas gol durante los primeros cinco meses de competición, supuso un punto de partida. Ángel volvió con la mente limpia y el punto de mira afinado y marcó en tres jornadas seguidas. Algo llamativo por inusual hasta entonces. En la 22ª, 23ª y 24ª firmó su quinto, sexto y séptimo goles, respectivamente, en las porterías del Mirandés, Almería -estos dos resultaron inútiles en sendas derrotas por 2-1- y Leganés. Tras otros dos domingos ciegos, frente al Córdoba y el Osasuna, el canario marcó su octava diana al Lugo en la jornada 27ª, en el inicio de la épica remontada de los últimos siete minutos de aquel sorprendente partido en el estadio zaragozano.

Y ahí se ha plantado Ángel. Ya no ha habido más tantos con su rúbrica. Su peor racha ya está igualada. En Valladolid, el tinerfeño ha de evitar que su registro negativo alcance una cota superior y llegue a siete semanas de nulidad operativa en su principal misión dentro del equipo: marcar goles.