Sergio León, tantos goles como todos los delanteros y mediapuntas del Zaragoza

Los 17 tantos del pichichi del Elche equivalen a todos los que han anotado Ángel, Dongou, Pedro, Hinestroza, Lanzarote y Diamanka en lo que va de liga

Sergio León, goleador del Elche y pichichi actual de Segunda, celebra uno de sus 17 tantos, el marcado a la Ponferradina en el Martínez Valero.
Sergio León, tantos goles como todos los delanteros y mediapuntas del Zaragoza
LFP

Elche va a servir este sábado como prueba de laboratorio infalible para demostrar la tara goleadora que arrastra el Real Zaragoza desde el principio de esta liga 2015-16. El choque ante los ilicitanos supondrá un experimento natural que deja en evidencia hasta qué punto el cuadro aragonés está pagando sus problemas ante las porterías contrarias durante todo el torneo. En el estadio Martínez Valero, vestido de blanco con una franja verde en el pecho, va a jugar Sergio León, el delantero centro del Elche CF.


Córdobés de 27 años, acumula 17 goles en lo que va de liga y es el pichichi de la Segunda División española. Él solo, en 31 partidos, ha sido capaz de marcar los mismos goles que suman todos los actuales delanteros y mediapuntas del Real Zaragoza. En sus 17 dianas se engloban, por pura e indiscutible matemática, los ocho de Ángel -el mejor artillero zaragocista- y el único tanto que ha firmado Dongou, el otro punta nato del actual plantel blanquillo. También los dos por cabeza que aportan al escaso saldo global del Zaragoza Pedro, Hinestroza y el recién llegado Lanzarote. E, incluso, cabe también contabilizar los dos de Diamanka, habitual en la línea media en muchos partidos pero con vocación de descolgarse a menudo hacia el área rival.


La suma es clara. Lo mismo que la conclusión del experimento. Lo que en el Elche ha conseguido, de manera natural, un solo jugador, su delantero centro, en el Real Zaragoza es necesario juntar a seis futbolistas para alcanzar esa cota de rendimiento. En definitiva, los seis que, en el actual equipo, pueden presumir de haber colaborado a marcar goles desde las posiciones adelantadas del dibujo táctico, los delanteros y segundas líneas. Porque, dentro de esos puestos con cariz ofensivo o que deberían agregar goles partiendo desde el centro del campo, es paradigmático que aún aparezcan con cero goles en su haber piezas como Morán, Dorca, los recientemente fichados Culio y Javi Ros e, incluso, los menos utilizados Ortí, Sergio Gil, Jaime -hasta su lesión- o el más anecdótico Tarsi.


Llama poderosamente la atención que, en estos momentos, tras la salida de Ortuño -que se fue en enero al Mallorca con 7 goles en su guía de rendimiento-, sea el defensa Cabrera, con tres dianas, el segundo mejor anotador individual de la plantilla (otorgándole el de Córdoba, que el árbitro dio al portero local Razak en propia puerta). Incluso tres laterales, casos de Rico, Abraham e Isaac, aportan un gol cada uno al saco colectivo del equipo, circunstancia que aún agrava más la inoperancia goleadora de todos los centrocampistas y la escasez indiscutible en la consecución de goles de la segunda línea.


De hecho, dos meses después de producirse la recomposición de la plantilla en el mercado de invierno, el casillero de los goles habla de un déficit en la adición de goles entre los jugadores que se fueron y los que los relevaron. En enero, el Zaragoza dejó marchar ocho goles: los siete de Ortuño y el que marcó Jorge Díaz (ahora en el Numancia) al inicio de la liga en Leganés. De los nuevos, Lanzarote, con dos tantos, y Dongou, con uno, conforman la cesta de los tres goles que, por ahora, han sido capaces de traer los refuerzos.


¿Por qué el Elche, con un delantero que es capaz de marcar 17 tantos en 31 partidos, es 10º en la clasificación y no está en el grupo de cabeza permanentemente? La respuesta la da el pobre registro total de los alicantinos: solo han marcado 28 goles en este ya largo tramo liguero (el Zaragoza lleva 33, cinco más), cifra con la que son el tercer peor equipo en la cosecha goleadora. Es decir, tienen al mejor, pero no tienen prácticamente nada más. Se trata del revés de la moneda en el que el Zaragoza es el envés. En el equipo de Carreras -antes de Popovic- siempre faltó un ariete de referencia goleadora o, en su defecto, una mayor aportación coral del resto de puntas, mediapuntas o centrocampistas. En las filas del Elche, rival de este sábado en el que habrá que parar al pichichi de la categoría, Sergio León, su entrenador, Rubén Baraja, se encuentra con el problema de no tener quien ayude a un gran goleador y juega con el perenne riesgo de depositar el 60 por ciento de la responsabilidad anotadora en un solo futbolista


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