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Un regalo sin sorpresa final: el Barbastro rozó la épica ante el Barça

A pesar de empezar perdiendo por 0-2, el equipo altoaragonés tiró de orgullo y puso contra las cuerdas a los azulgranas. Honor para los hombres de Dani Martínez. 

Imágenes del partido entre el Barbastro y el FC Barcelona de dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
Imágenes del partido entre el Barbastro y el FC Barcelona de dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
Toni Galán

Fue un regalo sin sorpresa final, sí, pero Barbastro jamás olvidará la Navidad que tuvo contra las cuerdas al Barça. Aquel día en el que el equipo oscense tuteó a un histórico de nuestro fútbol, hasta caer con todo el honor (2-3). Aquella fiesta posterior al Día de Reyes, en la que los niños aparcaron el montaje de los juguetes caseros para centrarse en uno solo: el balón. En toda su plenitud. Con las emociones que genera. Incalculables en una noche como la de este domingo, con una eliminatoria de dieciseisavos de la Copa del Rey diferenciada por sus dos partes: una primera en la que los azulgranas lucieron autoridad, pero no supieron sentenciar, y una segunda en la que los altoaragoneses creyeron en la heroica.

No hay otro espectáculo capaz de formar lo que este domingo se formó aquí. Nada importó que los que mandan antepusieran el negocio -las audiencias televisivas- a un horario más atractivo. La gente se echó a la calle, desde primera hora, para disfrutar de una jornada que todos los pueblos deberían vivir. Aunque fuera una vez. Que así es como se disfruta de verdad. Que así es como se entiende que las gradas lucieran repletas, con más de 6.000 espectadores, hora y media antes del inicio del partido.

Todos los aficionados han buscado el cobijo del frío en los bares de Barbastro

Frío… ¿Qué es eso para un chaval que espera ilusionado a sus ídolos? A ese elenco de estrellas que Xavi Hernández dispuso, respetando al rival, y que no tardó en asediar la portería de Arnau Fábregas en un inicio de partido trepidante. Porque, a los 10 minutos, el Barça ya había dispuesto de dos claras ocasiones: la primera, malograda por Ferran Torres en el mano a mano con el guardameta; la segunda, en un disparo desde la frontal de Oriol Romeu que fue desviado a córner.

Los culés estaban para pocas bromas. Apenas permitían al Barbastro salir de su campo. Se intuía que el gol era cuestión de tiempo. Y llegó… Llegó al cuarto de hora de juego, cuando el joven Fermín apareció en el área para aprovechar un pase de la muerte de Raphina desde la derecha.

Fue una de las tantas combinaciones que se dieron por esa banda. Zona reincidente durante el primer tiempo. De disfrute para los aficionados cercanos al extremo brasileiro. De ‘sufrimiento’ para Franc Carbonell, héroe de la eliminatoria contra el Almería y este domingo encargado de frenar los continuos avances barcelonistas.

El Barbastro corría y corría tras la pelota. A la velocidad que solo acostumbran a ver por la tele. Y que fue menguando conforme se aproximaba el descanso, con un Barça más controlador que incisivo que, aun con todo, tuvo acercamientos peligrosos y vio cómo le anulaban otro tanto a Joao Félix antes de enfilar hacia vestuarios.

Resultado corto. Se podía seguir creyendo. En buena parte, gracias al acierto de Arnau bajo palos. Protagonismo lógico en este tipo de enfrentamientos tan desequilibrados, teóricamente, en los que los porteros entran más en juego que sus propios centrocampistas.

Frenkie De Jong estaba pudiendo este domingo con los del Barbatro. Si su zancada ya es portentosa ante rivales de Champions, imagínense ante los de Segunda RFEF. De más hicieron Rausell, Gasco y compañía en frenar sus arrancadas entre agarrones, a la espera de retomar el aliento en la caseta.

El respiro, con la entrada del aclamado Soule, reactivó a los locales en ataque. El africano generó un par de subidas tempraneras que no acertó a rematar Óscar González ‘Gonpi’. Algo había cambiado. Y eso que en la siguiente jugada, cuando menos lo estaba mereciendo el Barça, Félix puso un centro medido al segundo palo que trajo el 0-2 de Raphinha.

Podría haber sido la sentencia. Pero no. El equipo de Xavi había salido adormilado y el Barbastro, al revés. La charla de Dani Martínez espoleó a los altoaragoneses. Sin nada que perder, se fueron en busca del premio del gol. Jugaron con otra soltura y verticalidad, hasta sembrar las dudas en la defensa visitante a base de querer, de intensidad, de dominar las segundas acciones.

Así vino el 1-2. La locura. Un rechace en un córner que Adriá de Mesa, recién cumplida la hora de encuentro, aprovechó para meterle el miedo en el cuerpo a los de Xavi Hernández. A un equipo que pasó del fútbol control de la primera parte al desconcierto con que manejó -o, mejor dicho, no manejó- la segunda.

Ese caos es habitual en el Barcelona reciente. Los protagonistas -de ambos bandos- lo sabían y, mientras unos se fueron arriba a por la machada, los otros se lanzaban reproches y miradas en busca del compañero mal posicionado o del responsable de ese último desajuste.

Ni siquiera los cambios de Xavi tuvieron efecto. De hecho, fueron los refrescos introducidos por Dani Martínez los que mayor impacto tuvieron en ese tramo tan peligroso para los intereses culés, con José Val, Marc Prat y Antonio Crespo, que tuvo una gran oportunidad tras robo, como futbolistas más incisivos.

El balón parado fue otro arma local. El Barbastro apretó y apretó. Cada centro lateral complicó a los catalanes, que también dispusieron de ocasiones sueltas hasta que Robert Lewandowski, de ‘penaltito’, firmó el 1-3 antes de que se cumpliera el tiempo reglamentario (minuto 87).

¿Tranquilidad? Todavía no. A los del Somontano aún les quedaba arrojo para un último empujón. El que les llevó a provocar otra pena máxima en el minuto 92 -convertida por Prat con un soberbio disparo a la escuadra- y a intentarlo hasta el final de un partido para la memoria del deporte aragonés.

No llegó el empate, pero hay días en los que la épica es independiente del resultado. El Barça acabó pidiendo la hora y los futbolistas del Barbastro  despidieron su gran noche con la cabeza alta. Orgullosos al ver a esas familias, felices, abandonando el municipal mientras los padres le recordaban a los hijos “que mañana es día de escuela”. Un clásico de los domingos, que ayer, por el horario del partido y las emociones acumuladas, sonaba con más fuerza que nunca.

Terminaba así “la Navidad que pudimos ganar al Barça”, pero seguro que el lunes es menos lunes entre historietas. Recordando lo que pudo ser y no fue. Ese partidazo en el que los pequeños gozaron a lo grande y los grandes… los grandes volvieron a ser pequeños.

Ficha técnica

BARBASTRO: Fábregas; Gasco, Mingotes, Jaime Ara, Bautista (Soule, 45); Israel, Javito, Carbonell (Reques, 66); Rausell (Crespo, 66), Gonpi (Val, 82) y De Mesa (Marc, 71).

FC BARCELONA: Iñaki Peña; Koundé, Araujo, Christensen (Iñigo Martínez, 64; Sergi Roberto, 75), Héctor Fort; Romeu (Gündogan, 72), De Jong, Fermín; Raphinha (Vitor Roque, 64), Ferran y Joao Félix (Lewandowski, 72).

GOLES: 0 - 1, min.18: Fermín. 0 - 2, min.51: Raphinha. 1 - 2, min.60: De Mesa. 1 - 3, min.88: Lewandowski (penalti). 2 - 3, min.93: Prat (penalti).

ÁRBITRO: Pulido Santana (C.Las Palmas). Amonestó a Carbonell (min.36) y Gonpi (min.80) por parte del Barbastro.

INCIDENCIAS: Estadio Municipal de Deportes Barbastro, con 6.000 espectadores en las gradas en una noche fría, con 2 grados a la hora de inicio del partido, correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.

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