El fútbol, a los 47 años

El alcañizano Javier Gil es el jugador más veterano de Primera Regional. Defiende la portería del Albalate y todavía no piensa en la retirada.

Javier Gil, junto al menor de sus dos hijos.
Javier Gil, junto al menor de sus dos hijos.

El alcañizano Javier Gil, portero del Atlético Albalate, cumplirá 47 años el próximo 20 de marzo. A esa edad, los domingos suelen estar reservados a la familia y el descanso; a las excursiones o el sofá. Pero Chili, como se le conoce en los terrenos de juego en base al exzaragocista Chilabert, se resiste a colgar los guantes. Mientras conserve algo de fuerza en brazos y piernas, la ilusión lo mantendrá bajo palos.

"No pienso en la retirada. Soy un loco del deporte y, cuando lo deje, creo que necesitaré acudir a un psicólogo", confiesa, antes de iniciar un breve recorrido por su trayectoria. "Mi primer equipo, con 16 años, fue el Alcañiz B. Después milité varias temporadas en el Castelserás y volví a Alcañiz para jugar en Tercera durante una década. Al acabar esa aventura, regresé a Castelserás y, tras pasar por el Calanda, fiché por el Albalate en 2017", añade quien, según los datos facilitados por la Federación Aragonesa de Fútbol, es el jugador más veterano de Primera Regional y del resto de categorías territoriales (Preferente, Tercera y Segunda B) de mayor rango.

Para encontrar futbolistas mayores que Gil en Aragón, hay que rastrear las fichas de Segunda y Tercera Regional. Un total de nueve personas nacidas antes de la primavera de 1972 están inscritas en esas divisiones. De hecho, hay un valiente de la cosecha de 1960 que se sigue calzando las botas. "Me alegra saber del aguante de algunos", comenta entre risas Chili, y recuerda lo "mucho" que cuesta recuperar el cuerpo a esas edades. "Hago ejercicios para mantenerme en forma, pero entre semana evito entrenar en portería porque no llegaría en condiciones al domingo", confiesa el guardameta del Albalate, que corrige la falta de condición física con colocación.

"Con el tiempo te das cuenta de que el posicionamiento es tan importante como estar ágil. A los chavales -también entrena al equipo alevín de uno de sus hijos- les insisto en que se sitúen bien", explica este romántico del fútbol modesto que sigue disfrutando como aquel niño que correteaba por el patio de Escolapios. "Me emociono igual que entonces", advierte, sobre un entusiasmo que también le juega malas pasadas.

Las sanciones por protestar han ido ligadas a su carrera. Y ni siquiera la madurez ha dominado sus impulsos. "Sé que es un mal hábito, pero no he aprendido a controlarme", reconoce, sin entrar a valorar si su actitud venía precedida de errores arbitrales. "Prefiero quedarme con los mejores momentos -la campaña en la que el Alcañiz estuvo a punto de ascender a Segunda B con goleada al Huesca incluida- y con todas las amistades que he hecho. Es lo más hermoso que me llevo", recuerda, y termina agredeciendo lo "comprensiva" que es su mujer. "Sin ella, este viaje no hubiera sido posible", concluye.

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