Carlos Alocén: "Desde que nací, he tenido una pelota de básket en la mano"

Carlos Alocén cumplió 18 años el 30 de diciembre. Mucho antes ya había alcanzado la mayoría de edad en la pista, dirigiendo al Tecnyconta Zaragoza.

Carlos Alocén, en el exterior del Príncipe Felipe.
Carlos Alocén posa en el exterior del Príncipe Felipe.
Guillermo Mestre

¿Qué ha supuesto su reciente mayoría de edad?

El cambio no ha sido muy brusco. Sobre todo lo he notado en el carnet de conducir, que quiero sacármelo lo antes posible. Vengo habitualmente en bus a los entrenamientos y es un poco incómodo.

¿Cómo maneja las expectativas propias y ajenas que le rodean desde adolescente?

Con los pies en el suelo y haciendo lo mismo de siempre: trabajar y entrenar. Así es como se consiguen las cosas en la vida y en el baloncesto. Si me relajo, me estancaré y no llegaré donde quiero.

¿Fuera de la pista es tan constante y tranquilo?

En algunas facetas soy un poco más movido, pero intento ser humilde y hacer las cosas bien.

¿Sigue estudiando?

Estudio Marketing a distancia en la Universidad de Logroño, lo que me permite hacerlo desde casa con el ordenador. En febrero tengo exámenes.

¿Qué tal es como estudiante desde niño?

No he sido de los buenos buenos, pero siempre he sacado los cursos sin problema. Desde muy pequeñito he tenido que compaginar los entrenamientos con los estudios.

¿Le tiran más las ciencias que las letras?

¡Qué va! Soy de letras. Las ciencias las tengo un poco atravesadas. Matemáticas, física y química o biología no me van mucho.

¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con el baloncesto?

Desde los dos o tres años, bajaba a mi colegio, el Compañía de María, a ver a los entrenamientos de mis dos hermanos. Desde renacuajo intentaba tirar a canasta, aunque no llegara al aro. Desde que nací he tenido una pelota de baloncesto en las manos.

¿Nunca le tentaron el fútbol u otros deportes?

Un año me apunté a fútbol sala con mis amigos. Hacía de portero o delantero, pero era muy malo.

¿Qué pósteres tenía en la habitación?

Todavía sigo teniendo alguno. Tengo un par de Pau Gasol, de Kobe Bryant, de LeBron James, de los Miami Heat cuando ganaron el anillo de campeones. Me encanta la NBA. Siempre que puedo me quedo a ver algún partido por la tele, sigo las estadísticas...

¿Y seguía al Basket Zaragoza?

Claro. No tendría más de siete años cuando presencié mi primer partido en el Príncipe Felipe. Mis padres me hicieron abonado y no me perdía ni uno. En la LEB, en la ACB o donde hiciera falta.

¿Recuerda algún jugador que le impactara especialmente?

Sobre todo Matías Lescano. Era el capitán en la LEB y luego en la ACB y era el referente. Pasaron otros jugones por el equipo, pero yo me quedo con Lescano.

¿Le ilusiona ser un ‘nuevo Lescano’ para los niños que ahora acuden al Príncipe Felipe?

Es una motivación extra. Comenzar en la cantera con 10 años y acabar en el primer equipo jugando muchas temporadas, que es mi intención, me motiva mucho.

Por edad, no vio jugar a su padre en la ACB.

Cuando mi padre jugó con el Peñas Huesca en la ACB, faltaban diez años para que yo naciera. He visto algún vídeo y alguna cosa por internet.

¿Ha sido una figura inspiradora?

Siempre me ha dejado mi espacio. Me ha dado consejos, pero sin agobiarme.

¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado?

Que cuando salga a la pista sea yo mismo.

A fe que lo ha conseguido desde que debutó con 15 años ante el Real Madrid de Llull.

De primeras me impactó porque no lo esperaba, estar allí contra jugadores que veía por la tele. Pero a la vez es una sensación muy bonita.

¿Qué otras personas le han marcado en lo baloncestístico?

Por ejemplo Jorge Marín, mi primer entrenador en Compañía de María. Con él aprendí a disfrutar del juego y a no ser egoísta. Son cosas que aprendes en el patio del colegio y se te quedan grabadas.

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