La derrota más previsible

El cuadro aragonés se topó este sábado con un muro inabodable, con un reto imposible de consumar.

Un lance del choque entre el Tecnyconta y el Madrid.
Un lance del choque entre el Tecnyconta y el Madrid.
Agencias

Previsible derrota del Tecnyconta (81-96). El Madrid, muy poco exigido, disfrutó de un duelo plácido en el pabellón Príncipe Felipe. Es un bloque contundente, vigoroso, imponente en todos los aspectos del juego, con una ambición desbordada y una amplitud de recursos devastadores. Sobre todo en sus acciones ofensivas, en las que castiga con saña cualquier desatención del rival. Por algo es el máximo anotador de la Liga Endesa, con una facturación de 91 puntos de media por partido. Registros sobrecogedores, más aún cuando enfrente aguarda el Tecnyconta Zaragoza, la segunda peor defensa de la categoría.

El cuadro aragonés, de esta forma, se topó este sábado con un muro inabodable, con un reto imposible de consumar. Nunca alcanzó la altura requerida para competir. Inició el duelo con carácter y orgullo, pero se desencajó ante las primeras adversidades. Enseguida se desplomó ante el despliegue físico de su adversario. El Madrid gobernó el choque de principio a fin. Especialmente en la pintura, donde Reyes, Tavares y Ayón se manejaron con una superioridad manifiesta en cada una de sus acciones. El Tecnyconta, este sentido, cuenta con un vacío gigantesco en el juego interior. La lesión de Varnado supuso un contratiempo mayúsculo para el cuadro aragonés, que carece en la actualidad de un jugador aguerrido, intimidante, contundente y firme en las tareas defensivas. El americano tenía una notable incidencia en los aspectos intangibles del juego. Venía ofreciendo un rendimiento irregular, pero al menos aportaba consistencia y envergadura bajo los aros, además de rebotear, taponar y modificar los tiros de sus oponentes. Además, este sábado se lesionó Juanjo Triguero, quien tuvo que retirse en los compases finales con una lesión en el tobillo derecho. Urge la contratación de un nuevo pívot, porque el Tecnyconta apenas dispone de argumentos fiables en su juego interior. En este aspecto, Felipe Reyes resultó incontenible para los zaragozanos. El pívot madridista aportó 16 puntos y 4 rebotes en 21 minutos de juego, y generó 6 faltas personales en sus adversarios. Sumó 26 tantos de valoración.

El Madrid ya arrolló en el inicio, impulsado por su indiscutible jerarquía en el juego interior. El Tecnyconta, condicionado por la presencia de Tavares en el centro de la zona, había convertido una única canasta en los cuatro primeros minutos del choque. Por entonces, los blancos ya habían adquirido una renta de ocho puntos (2-10), con Carrol y el propio Tavares como armas más incisivas en sus acciones de ataque. El equipo zaragozano se sobrepuso después, de la mano de Nikola Dragovic, y un triple del serbio situó a los zaragozanos a un solo punto de distancia (12-13). Pero el equipo visitante reaccionó con prontitud, con tres certeros lanzamientos desde el perímetro –uno de Campazzo y dos de Rudy Fernández–, y clausuró el primer acto con una sólida ventaja en el marcador (12-22). El Madrid no admite distracciones.

El Tecnyconta elevó sus prestaciones en el segundo cuarto. En los primeros compases incluso amagó con la remontada, con cinco puntos consecutivos de Paul Stoll y un rápido contragolpe culminado por Michalak (19-24). Sin embargo, el Madrid volvió a responder con contundencia y prontitud. Sobre todo Rudy Fernández, que ejecutó con acierto sus primeros cuatro lanzamientos triples. Así que al cuarto de hora, tras anotar 14 puntos en sólo cinco minutos de juego, los madridistas ya caminaban con paso firme hacia la victoria (21-36).

El técnico de los aragoneses, Pep Cargol, detuvo el encuentro para intentar modificar la tendencia; pero el Madrid no rebajó su rendimiento. Mantuvo su intensidad atrás, anulando la capacidad ofensiva de los zaragozanos, y además se empleó con seguridad, acierto y oficio en sus acciones de ataque. El Tecnyconta alcanzó el intermedio con sensaciones muy negativas en su juego. Ya era un bloque sin carácter, sin orgullo, sin alma y sin fe. Ya había bajado definitivamente los brazos. Ya había abandonado rutinas y automatismos en los dos lados de la pista. Ya se había resignado a una derrota irrebatible, amplia y concluyente, ante su propia afición. En este escenario, Cargol concedió minutos a Lovro Mazalin, un jugador prácticamente inédito en la presente campaña. Luego daría entrada a Jaime Fernández, uno de los valores más prometedores de la cantera aragonesa. Al descanso, el partido estaba totalmente finiquitado (27-53), con el Tecnyconta permanentemente superado en todos los órdenes del juego.

Mejoría aragonesa

El Madrid, ahora sí, rebajó su intensidad defensiva en la segunda mitad, lo que aprovechó el Tecnyconta para elevar notablemente su facturación. Aparecieron Nikola Dragovic y Gary Neal, y también –por fin– la amenaza en los triples de Janis Blums. El cuadro aragonés anotó hasta 27 puntos en el tercer acto. Aun con todo, los madridistas dispusieron de cómodas rentas en el marcador, superiores siempre a los 10 puntos, liderados por la clarividencia ofensiva de Facundo Campazzo. El argentino ofreció un curso maravilloso de baloncesto, especialmente en el tercer acto, y finalizó la contienda con 19 puntos, 5 rebotes, 7 asistencias y 27 créditos de valoración en los 24 minutos que permaneció sobre la pista.

El Tecnyconta tiró de orgullo en el tramo final, e incluso redujo su desventaja a los once puntos, a dos minutos para la conclusión; pero el Madrid respondió con dos nuevos triples, primero de Carroll y después de Campazzo, para cerrar definitivamente el partido. Al menos, el cuadro aragonés restauró su prestigio en la segunda mitad, después de haber protagonizado un primer periodo preocupante. Nikola Dragovic fue el jugador más productivo de los zaragozanos, con 21 tantos y 7 rebotes en 28 minutos de juego. Paul Stoll, la última incorporación de los aragoneses, se estrenó ante su propia afición y lo hizo con una actuación sólida y convincente, aunque con los desaciertos lógicos de un recién llegado a la plantilla. No ha adquirido aún los automatismos del grupo, pero ya emite señales positivas por su energía, su velocidad, su capacidad anotadora, sus buenas lecturas del juego y su amenaza desde el perímetro. En el juego interior, sin embargo, el Tecnyconta tiene un problema de grandes dimensiones.

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