Un cúmulo de infortunios impiden a El Olivar puntuar ante el Gimnástic de Tarragona

El Olivar marró un penalti y vio como hasta cuatro veces le sacaron un balón bajo palos

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Rubén Losada

Resulta difícil creer que El Olivar no sumase al menos un punto en el partido de este mediodía. El concepto que el fútbol fue injusto, se queda muy corto, para un equipo que tuvo ocasiones de todos los colores, se vio claramente perjudicado por decisiones del colegiado que siempre fueron en su contra, y al que le faltó estar un pelín más atinado en los metros decisivos.

Aunque el Gimnástic quiso tomar el mando teniendo la posesión, a El Olivar no le hace falta mucho para crear peligro de cualquier jugada. Salas, en el minuto 7, recogió el rebote de un balón dividido, intentó ajustar, pero Cheik, atento, atrapó.

Una de las primeras veces que el Gimnástic pisó el área, se produjo un leve contacto en un recorte, a Pere. Un choque que no pareció para tanto, pero que el colegiado tuvo un criterio distinto, indicando el punto de los once metros. Martínez engañó a Artero, para hacer el 0-1. Tras un breve parón para refrescarse, reaccionó El Olivar, que  dispuso de un penalti a favor, en un golpe a Tobajas dentro del área, en el que el delantero tiró a la par que le tocaban, anotando gol, aunque el árbitro no tuvo la templanza para haber esperado unos segundos y pitó antes de tiempo. El propio Tobajas lo lanzó, pero Cheik adivinó la intención y detuvo.

Los penaltis animaron el choque y los visitantes volvieron a llegar con peligro. Artero hizo dos paradones consecutivos, uno con la mano y otro con el pie, para evitar que los tiros de Pere y Faysal acabaran en la red. Contestaron los de casa a balón parado, en un testarazo de Herrero, que se le complicó al portero del Nástic, que detuvo en dos tiempos. Con los olivareros volcados en el tramo final del primer tiempo, Montllor tuvo una oportunidad casi inmejorable. Chutó desde el área pequeña, y un defensor sacó cuando el esférico ya había rebasado la línea de gol. Nadie lo vio, y la jugada quedó en nada.

Mismos protagonistas, ya en la segunda mitad, en un balón colgado que el portero no bloca, le cae a Montllor, que a quemarropa dispara entre una nube de futbolistas, que le taponan el lanzamiento. Los rojillos, nerviosos por la presión de los locales, se ofuscaron en hacer una sucesión de faltas, que puestas al área, no tuvieron rematador o fueron despejadas por un desconcertante Cheik, capaz de parar lo más inverosímil, o de hacer el fallo más tonto.

El dominio era abrumador y parecía difícil que no llegase el empate, aunque antes, Artero mantuvo con oxígeno a los suyos, con una intervención de mérito a disparo cercano de Álvarez. Fue solo un oasis en el desierto, porque de aquí al final, el cuero rondó y rondó la portería tarraconense, pero dijo que no quería entrar. Tobajas tiró centrado, Herrero remató alto, Rúa buscó la sorpresa lanzando una falta por fuera de la barrera. Todo fueron uys.

En el colmo de todos los males, Cubells y Micó sacaron bajo palos dos goles que se cantaban. El cúmulo de desgracias total en un partido para tirarse de los pelos.

Ficha técnica:

El Olivar: Artero, Sesma, Montllor, Carlos Martínez, Ferruz (Mario Ruiz, 72), Rey, Herrero, Seguí (Pablo González, 46), Salas (Rúa, 59), Aguirre (Gumiel, 52) y Tobajas

Gimnástic: Cheik, Cubells, Ferrán, Ruiz, Sandoica, Barroso (Nin, 64), Álvarez, Burgos, Martínez (Ximénez, 86), Pere (Verdejo, 46) y Faysal (Guillem Micó, 59).

Árbitro: Lara Ajona. Amarilla a Tobajas por parte local y a Pere, Cheik, Martínez y Burgos, de los visitantes.

Gol: 0-1, min. 22: Martínez, de penalti.

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