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Jorge Palos: "Dedico al fútbol sala todas las horas que estoy despierto"

El joven entrenador del Wanapix Zaragoza abandera el proyecto que acaba de conseguir el ascenso a la élite española.

Jorge Palos, siempre junto al banquillo.
Jorge Palos, siempre junto al banquillo.
Oliver Duch

Dicen que para entender el éxito del Wanapix, con su reciente ascenso a la élite del fútbol sala, hay que mirarle a usted.

Hay que mirar a todos. A los jugadores, a los directivos, a los aficionados, a todos.

En esta última página solo cabe una foto: la suya. Y su historia.

Jugué a sala hasta los 20 años.

¿Por qué lo dejó?

Tuve problemas en la espalda. Primero jugué en mi colegio, San Antonio de Padua.

Junto al Canal Imperial.

Exacto. Después pasé por el San Viator. Como le decía, tuve problemas de espalda: tres hernias discales.

Hay que cuidarse…

Las sigo teniendo, pero me voy cuidando. Me duelen alguna vez en los viajes largos. Cuando vamos a Galicia, por ejemplo, a jugar a Burela o a Ferrol.

¿Cuándo comenzó a entrenar?

Empecé entrenando a mi hermano, Javier Palos, siendo él cadete de primer año. Al año de comenzar a entrenar, me llamó Marcelo Almeida para incorporarme a la base del Sala 10.

¡Qué gran tipo, Marcelo Almeida! ¿Qué vio en usted?

Siempre me ha gustado saber por qué, no jugar por jugar.

Diríase que esa es la clave, amigo… Igual del entrenador que de todo razonamiento en la vida.

Ya hace siete años. Comencé como segundo de Retamar.

Retamar, otra persona a la que le gusta su trabajo, algo esencial para triunfar en cualquier actividad, también en el fútbol sala.

Además de con Retamar, entrenaba al equipo de mi hermano y estudiaba en Huesca Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Al año siguiente, entrené tres equipos. Y, por primera vez, adultos: al Inter Sala. También, al de mi hermano y el cadete de Retamar. Hubo suerte: ganamos todo con los tres equipos: ascendimos a Tercera con el Inter, a División de Honor Juvenil con mi hermano y ganamos todo con el cadete. Llegados aquí, decidí dedicarme al Sala 10, entonces Fútbol Emotion.

Y acertó, ya lo creo que acertó.

Entrené a los dos equipos juveniles. Fue el año de la pandemia. Después, en la temporada 20-21, me llamó José Ramón Moreno, presidente del Wanapix, para ser el segundo entrenador de David Marín, ya en Primera División. Ese año jugamos Copa y ‘play off’. El segundo año, no salió bien. Cogí al equipo con cinco puntos tras el cese de Marín. Sumamos 19 puntos en la segunda vuelta, pero bajamos en la última jornada en Palma.

El Palma, que después fue doble campeón de Europa.

Todo se inició con el partido que nos ganaron. Nada más regresar de Palma, me reuní con José Ramón. Los dos teníamos ilusión y seguimos luchando. Cambiamos una parte importante del equipo. Hicimos ‘play off’ de ascenso, pero caímos ante el Burela en el primer cruce.

Este año ha salido todo de lujo.

No tocamos la plantilla. El equipo estaba adaptado. Ya íbamos segundos en la primera vuelta, y ahora hemos ganado 14 partidos seguidos. Esta semana es la última jornada, ante el Betis B. Jugamos el sábado a las 18 en el pabellón Siglo XXI. A ver si hacemos pleno al 15. Además, nos entregan la Copa. Tiene que ser una fiesta.

¿Dónde reside la clave del éxito?

Sinceramente, creo que tengo la mejor plantilla de la competición. Todos asumieron su rol.

Así gana cualquiera…

¡Ja, ja, ja! Le estoy hablando en serio. Iván Bernad, Adrián Rivera, Adrián Ortego, Mateo Flores y Tomás Pescio están a un nivel muy alto. Alberto Inés también ha dado el salto. Y hay jugadores muy competentes como Richi Felipe, Óscar Villanueva, Carlos García... Todos los jugadores han sido importantes.

También ha hecho una gran temporada el otro equipo zaragozano, el Full Energía.

Una muy buena temporada, diría yo. Es para felicitarles sinceramente.

Yo le felicito a usted.

Muchas gracias. Aunque para mí no significa ningún sacrificio entrenar. Al contrario, es mi pasión.

Afortunado quien de su devoción hace su profesión.

Dedico al fútbol sala todas horas que estoy despierto.

¿Cuántos partidos vio ayer por vídeo?

Siete.

Señor entrenador: las casualidades no existen.

Mi madre, Ana, me ha acompañado siempre, y ya grababa todos los partidos desde el colegio. Habrá grabado mil partidos o más. Ahora, todo es más sencillo con la tele y la cámara del club. Mi padre, Miguel, también va a todos los partidos. Mi novia, Sheila, todos vivimos al máximo el fútbol sala.

¿Confiamos en el futuro del Wanapix en la Primera División?

Solo le digo que no hay nada que me haga más ilusión que lo que estoy construyendo.

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