Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

Un poco de decencia, por favor

Luis Rubiales
Luis Rubiales
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Prevaricación, malversación de fondos públicos, apropiación indebida, corrupción en los negocios, administración desleal y hasta agresión sexual. Estos son algunos de los delitos por los que han sido condenados o acusados los dos últimos presidentes de la Real Federación Española de Fútbol. Las casi tres décadas de Ángel María Villar acabaron con el expresidente en la cárcel de Soto del Real, implicado en el ‘caso Soule’. Luis Rubiales llegó con la promesa de limpiar la federación, de aplicar una regeneración en el fútbol que convenció a muchos, hasta el punto de alcanzar la presidencia con mayoría absoluta.

Su mandato ha estado sembrado de polémicas. El beso no consentido a Jenni Hermoso y su lamentable gestión posterior de la crisis dejaron la imagen del fútbol español a la altura del barro que aún se ve en algunos campos de Aragón. Le acabó costando el puesto, pero las investigaciones que esta semana han salido a la luz son la advertencia de que la herida que deja abierta el mandato de Rubiales en el fútbol español puede ser mucho más profunda de lo que parecía.

En su día se acabó admitiendo y asumiendo como normal que una Supercopa de España se juegue en Arabia Saudí, o que la final de la Copa del Rey se dispute sí o sí en el nefasto estadio de La Cartuja de Sevilla, aunque los equipos que lleguen a la final estén en la otra punta del país. Tal vez ahora se empiecen a entender algunos de los motivos.

El olor a podrido que sale desde hace años de la Federación amenaza con costarle caro al país, a las puertas de un Mundial de fútbol en el que los ojos del mundo se posarán en nuestros estadios, ojalá que la nueva Romareda entre ellos.

Este fin de semana, los chavales y chavales volverán a darle a la pelota en sesión continua en cada pueblo o barrio de Aragón. Nuestros campos de Regional volverán a ser un punto de reunión social en torno al fútbol, con carajillo y sorteo del jamón. Los cientos de miles de futbolistas, entrenadores, árbitros, directivos y aficionados se merecen que la próxima persona que esté al frente del deporte más popular del país tenga un poco de decencia y esté a la altura del cargo.

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