La SD Huesca, ante el desafío de seguir creciendo

Tres meses de competición por delante para que la SD Huesca alargue y consolide el incuestionable cambio de dinámica iniciado en febrero.

Samu Obeng y Elady Zorrilla, celebrando el 1-0 frente al Andorra, obra del ariete ghanés.
Samu Obeng y Elady Zorrilla, celebrando el 1-0 frente al Andorra, obra del ariete ghanés.

Verónica Lacasa

Se trata de la fase más compleja de un proceso de cambio e, incluso, de mutación en cuanto a la personalidad de un equipo: asentar dicha transformación. Una vez llevada a cabo, queda por demostrar que el grupo es capaz de mantener el nivel y la solvencia manifestada en el último mes y medio. Pues, poco efecto habrá causado esta evolución en el equipo si se detienen los síntomas de fortaleza y solidez como bloque que se vienen mostrando recientemente. No tiene por qué, desde luego. Es más, no serían dos o tres malos resultados los que determinarían un cambio de dinámica, sino una pérdida del carácter y estilo en el que se basa el conjunto. Porque es muy distinto naufragar sobre el terreno de juego que caer con la cabeza alta, fiel a la idea que ha conducido al equipo hasta su mejor momento.

La carencia de gol, atenuándose

A pesar de todo lo bueno, el problema de la puntería no camina al margen. Quizás habría que tomarlo como una carencia con la que la SD Huesca debía contar para conocer el importante margen de mejora en ese aspecto. Concretamente, a la hora de generar ocasiones y hacer gol. No obstante, parece que la cesión invernal de Elady Zorrilla ha surtido efecto. El jiennense ya acumula dos dianas, mientras que Samu Obeng, el otro ariete del equipo, reúne seis tantos.

Todavía queda camino por recorrer en ese aspecto aunque, al menos, Antonio Hidalgo ha conseguido que el asunto se trate de una cuestión de determinación y confianza, algo que le está regalando a sus delanteros habitualmente. El viernes, Obeng viajará con el resto de la expedición a Tenerife. Elady, por sanción, se quedará en tierra y volverá a la acción el próximo sábado 24, cuando el Burgos visite El Alcoraz. El delantero, en su línea de peleón, tratará de alargar su particular racha de dos goles en los últimos tres partidos.

La Segunda, la jungla

Los síntomas que está mostrando la SD Huesca en sus últimos compromisos evidencian la mejora de un equipo en todos sus aspectos. Desde la portería hasta la línea de ataque, pasando por la defensa y el mediocentro. Pero también es cierto que la Segunda División es una categoría que no perdona, imprevisible, donde en apenas dos semanas puede cambiar la situación de cualquier conjunto radicalmente.

Por eso, en estos momentos en los que se encadenan dinámicas tan positivas, es clave mantener el ánimo y la confianza para, sobre todo, seguir poniendo en práctica el fútbol que se está sabiendo exponer. Un despliegue basado en un bloque sin grietas, con las líneas juntas, generoso en los esfuerzos y con más cabeza que calidad a la hora de manejar el balón. Es el primer mandamiento para evitar tirar por tierra una ventaja de puntos respecto al descenso que vale oro.

Una competición, la División de Plata, en la que cualquier rival es capaz de doblegar al otro, anular sus puntos fuertes y cambiar el guion previsto. Por delante, tres meses de pelea en los que, antes de pensar en la salvación, hay que ser consciente de que los resultados seguirán llegando si se continúa manteniendo la dinámica de juego y el estilo que caracteriza a un equipo firme y consistente. Otro de los factores que benefician a esta SD Huesca es que supera en el gol average a seis de las siete plantillas que se sitúan por debajo en la tabla clasificatoria: Amorebieta, Andorra, Alcorcón, Villarreal B (igualado pero con un balance a favor del Huesca de 19 goles más) y Mirandés. Contra el Albacete (0-0) y Cartagena (3-0) -ambos encuentros disputados en El Alcoraz-, todavía quedar por disputar el encuentro de vuelta.

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