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El padre de la escalada: "Voy a cumplir 88 y sigo en activo"

Ángel López 'el Cintero' recibe este jueves el premio honorífico del Pirineos Mountain Film Festival. Es considerado un pionero de la montaña. 

Ángel López posa en un banco de la plaza de la Reina Sofía de Zaragoza.
Ángel López posa en un banco de la plaza de la Reina Sofía de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Ha hecho tantas cosas que uno no sabe ni por dónde empezar… Ángel López (Zaragoza, 1936) es el padre de la escalada en Aragón. Un símbolo de nuestras montañas, que este jueves por la noche (20.30, en el Teatro Olimpo de Huesca, recibirá el premio honorífico del Pirineos Mountain Film Festival.

Es el reconocimiento a una trayectoria de más de siete décadas que perdura. Porque el Cintero, como se le conoce popularmente en el mundillo, todavía sigue en activo. Cuando se recupere de la operación de espalda a la que acaba de ser sometido, reanudará sus excursiones.

Facilitas, que en 15 días me caen los 88”, advierte desde su casa, en la calle Monasterio de Samos. Allá en el barrio de San José, donde ha pasado la vida llana. La otra, la de las cimas, comenzó en la posguerra, cuando, con apenas 10 años, ingresó en la centuria Montolar del Frente de Juventudes, el único medio que en ese momento permitía escalar en montaña.

“No había ideologías de por medio. Simplemente, era lo único a lo que podíamos agarrarnos los amantes de este deporte”, aclara, y resalta lo “mucho” que ha cambiado el montañismo desde sus inicios. Tanto por los materiales que se utilizan como por el número de practicantes y de patrocinadores.

“En los comienzos, solo podía permitirme ir a escalar una vez cada cierto tiempo. No teníamos más dinero para el tren”, explica Ángel, refiriéndose a las primeras expediciones a los Mallos de Riglos, donde probablemente firmó sus mayores proezas. Junto a sus compañeros Alberto Rabadá y Manuel Bescós, o en solitario.

López es el único superviviente de aquella cordada que, en julio de 1953, ascendió por primera vez el Puro de Riglos, una fina aguja que se separa del mallo Pisón y requiere una técnica muy depurada. Una ascensión que supuso un hito y abrió la denominada década prodigiosa.

Rábada, Bescós y López, antes de subir el Puro de Riglos en 1953.
Rábada, Bescós y López, antes de subir el Puro de Riglos en 1953.
HA

En 1957, hicimos otra ascensión destacada: la primera ruta directa a la cara oeste del mallo Pisón por la vía que bautizamos como Serón-Millán, calificada tras su apertura como extremadamente larga y difícil”, añade el Cintero, sobre una expedición en la que también participaron Alberto Rabadá, Rafael Montaner y Juan José Díaz.

Tuve la oportunidad de convivir con los mejores”, valora quien, en las décadas de los 60, 70 y 80, completó nuevos logros por la Peña del Moro (Mezalocha), el Naranjo de Bulnes (Picos de Europa), la Foz de Salinas (Jaca), la Brecha de Rolando (Monte Perdido), el Puro de Vadiello (Sierra de Guara).

“Escalamos por toda España, pero, sobre todo, por Huesca. Por eso recibir este premio hoy aquí es maravilloso. Empecé muy joven y puedo decir que continúo en activo. Si no me equivoco, soy el escalador más mayor que hay en el país”, concluye Ángel López antes del homenaje que esta noche recibirá en el Teatro Olimpo de la capital altoaragonesa. 

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