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Manolo Saiz: "Quiero que la gente se vuelva a perder la siesta por el Tour"

El exdirector del equipo ciclista ONCE pasó por Zaragoza y desveló sus objetivos.

Saiz, como un pincel, en las calles de Zaragoza.
Saiz, como un pincel, en las calles de Zaragoza.
Oliver Duch

Manolo Saiz, en Zaragoza. Si usted me lo permite, estoy inquieto por su presencia en nuestra ciudad.

Simplemente, he venido a Zaragoza a ver a mi buen amigo José Miguel Romeo, a comer y a charlar con él.

Romeo también es un hombre introducido en el ciclismo...

Y es mi amigo. Además, Zaragoza es una ciudad de muy buenos recuerdos para mí. Aquí ganamos la contrarreloj con Mauri en el 91. Por cierto, una etapa finalizada en Zaragoza sigue siendo la más rápida de la Vuelta a España. La ganó Igor González de Galdeano.

Todo ha cambiado mucho, pero sí, sigue siendo la más rápida.

Ahora cuenta más la potencia, la seguridad. También se ha bajado de etapas de doscientos y pico kilómetros a ciento y pico. Ahora quedan las clásicas, que por algo son los monumentos del ciclismo.

¿Quién le gusta ahora?

Hay magníficos corredores. A Pogacar lo empecé a seguir desde juveniles. Creo que es el mejor corredor actual. Vingegaard es el mejor para las grandes vueltas, eso es irrebatible. Luego, están los clasicómanos como Van Aert, Van der Poel... También destacaría la gran profesionalidad de Roglic.

¿Le motiva algún españolito?

Entre los ciclistas españoles, Carlos Rodríguez y Ayuso.

¿Por qué?

Porque son diferentes. Uno, más medido, prudente y regular, como Rodríguez; y Ayuso, que se siente campeón.

A mí me priva Ayuso, me encanta Ayuso.

Al sentirse más campeón, es más agresivo, más contestatario. Son muy diferentes, y eso nos va a venir muy bien.

¿Con quién los compararía de entre los corredores de su época?

Carlos Rodríguez es como Zülle o Igor González de Galdeano, mientras que Ayuso se parece a Jalabert. Tiene ADN ganador, tiene el triunfo entre ceja y ceja.

Fue maravilloso con el Banesto y la ONCE gobernando el mundo. Era como un Guardiola-Mourinho en el fútbol.

Ganamos tres Vueltas seguidas: 95, 96 y 97. Y fueron tras el cambio de la Vuelta a España del 94, cuando pasó de abril a septiembre.

Algo tramó usted...

Es cierto que era un estudioso de la preparación. Adapté ese cambio a las condiciones especiales de septiembre.

La famosa curva de rendimiento físico.

Nosotros salíamos desde el principio a ganar. La ONCE y el Liberty no dependíamos solo de un ganador. De hecho, a final de temporada, más de la mitad del equipo había ganado carreras.

Por cierto, ¿usted cree que ahora Induráin ganaría con la misma autoridad? ¿Considera que se adaptaría al ciclismo actual?

Induráin ganaría igual que antes porque era un ciclista excepcional. Los buenos son buenos en todas las épocas.

Algún Tour lo habría ganado hasta con la bici del cartero…

Era muy bueno. Ahora han mejorado la alimentación, los sistemas de entrenamientos; pero estoy seguro de que él lo haría también. Los campeones son campeones por su mentalidad.

No hemos hablado de la Operación Puerto…

Ya hay que empezarla a olvidar. Han pasado muchos años. No fue nada agradable para mí. Me hundió mi vida, mi futuro. Recordarlo es ilógico e injusto. Además, solo se mete al mundo del ciclismo y hay muchos deportes que se quedaron fuera.

Se le ve con una energía increíble. Y no se lo he dicho hasta ahora, le veo mucho más delgado.

Había engordado muchísimo y ahora estoy en cien kilos. Peso 20 kilos menos. En mis tiempos como director pesaba 84 kilos, y 59 cuando competía. Me siento muy bien ahora.

Está para volver…

No lo descarte. Quiero que la gente se vuelva a perder la siesta por ver el Tour.

Qué tiempo tan bonito, Manolo, cuando dormíamos al raso en Hautacam o el Tourmalet para ver pasar a los ciclistas al otro día.

Yo también evoco ese tiempo.

Lo vive de una manera increíble cuando habla. Sigue siendo un enamorado de la bici, ese técnico que revolucionó el ciclismo con las concentraciones, con el tratamiento de los abanicos...

Todo eso permanece en mi recuerdo, pero también en mis ilusiones futuras.

¡Notición!

Voy a volver. No sé si a sentarme en el coche, pero sí a imprimir mi carácter a los equipos.

¿Cómo lo va a hacer?

Por el momento, no lo puedo concretar. Pero mi vuelta al ciclismo no me gustaría que fuera con una enpresa que diera 60 millones para hacer el mejor equipo del mundo. Prefiero empezar desde abajo de nuevo para volver a hacer las cosas bien.

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