Majo y Mapi Sánchez Alayeto (Zaragoza, 20 de junio de 1984) son una de las parejas más mediáticas del circuito mundial de pádel. Como dos gotas de agua. Y con una calidad inmensa. Ambas han forjado una trayectoria deportiva que se inició en el tenis, y que hace casi 15 años dio el salto al pádel, "un hobby" que acabó siendo la pasión de las aragonesas y su profesión. Un recorrido que ellas han puesto fin este miércoles, al anunciar en un breve comunicado en sus redes sociales que van a poner fin a su carrera cuando termine esta temporada 2023.

"Nunca hubiéramos imaginado, allá por el 2009, cuando empezamos con este 'hobbie', lo mucho que nos aportaría este deporte, y lo que íbamos a disfrutar y sufrir del camino que nos esperaba. Toda la vida dedicadas a entrenar y a competir, y nunca estás preparada para decir adiós", han expresado las hermanas.

Las aragonesas, conocidas como las 'gemelas atómikas' han revelado que se ha tratado de una decisión meditada y madurada: "No ha sido una decisión fácil, pero sí muy meditada y madurada. Hemos sido muy felices y ahora deseamos emprender nuevos caminos personales y profesionales, a los que nos entregaremos en cuerpo y alma, tal y como hemos hecho siempre".

"Disfrutaremos de esta segunda mitad del año con la máxima intensidad y exprimiremos cada momento que nos queda dentro de la pista", señalaron. En 2021, a Mapi le fue diagnosticado esclerosis múltiple recurrente remitente, algo que les cambió la vida, pero no les impidió de seguir haciendo lo mejor que saben.

"Disciplina, sacrificio y esfuerzo"

Majo y Mapi iniciaron su andadura en el zaragozano Tiro de Pichón con una raqueta de tenis en la mano, por casualidad, cuando tenían siete años. Manolo Gispert se convirtió en el primer entrenador de las hermanas y con nueve años disputaron su primer torneo fuera de Zaragoza, en Valls (Tarragona). Desde esos primeros raquetazos a su formación de base en las pistas del Stadium Casablanca. Con 19 años, Majo había ganado varios títulos de categoría ITF, participado en el Roland Garros Júnior y se hizo un hueco entre las 20 mejores tenistas de la época. Mapi compartía la misma pasión y seguía los pasos de su hermana con idéntica entrega. Ambas llegaron a coronarse campeonas de España de dobles en 2003, entre otros títulos. Majo se entrenaba en el exclusivo CAR de Sant Cugat y Mapi hacía lo propio en Canarias. Pero ese mismo año la ilusión abandonó a las gemelas, que optaron por enfocar sus esfuerzos en los estudios de Trabajo Social. El tenis pasó entonces a un segundo plano.

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Majo y Mapi estuvieron tres años sin tocar la raqueta, dando una nueva orientación a sus vidas. Pero también se dieron cuenta de que el deporte les tenía muy enganchadas. Y dieron el golpe maestro en 2007. Por entonces, Luis Peralta, delegado de la sección de pádel y vicepresidente del Real Zaragoza Club de Tenis ponía su empeño en crear un equipo femenino de pádel en un club donde el tenis es su buque insignia. La respuesta al cambio de raqueta fue positiva en las gemelas, que entraron por la puerta grande en el pádel profesional en 2009:  vencedoras del Campeonato de Europa de pádel, tanto por equipos como por parejas, con la selección española en Cascais (Portugal), y un año después, campeonas del mundo en Cancún. 

Desde entonces fueron haciéndose poco a poco un hueco entre las mejores duplas del planeta hasta tocar el cielo en el año 2014, primer curso en el que acabaron en lo más alto del ranquin del actual World Padel Tour. Lo refrendaron en 2015 y, tras perderlo en manos de Marta Marrero y Alejandra Salazar en 2016, lo recuperaron en 2017 para volver a ratificarlo en este 2018.

Un carrera basada en "la disciplina, el sacrificio y el esfuerzo", como siempre han recordado, ofreciendo un "pádel agresivo, rápido". Dos mujeres competitivas que han marcado el ritmo del pádel femenino.