Mundial de fútbol femenino

Los momentos más emocionantes vividos por la afición en el triunfo de las campeonas 

En diversas ciudades la afición se congregó para seguir cada uno de los momentos del partido y celebrar finalmente el triunfo de la selección.

Miles de personas que siguieron la final del Mundial de fútbol femenino desde el WiZink Center de Madrid
Miles de personas siguieron la final del Mundial de fútbol femenino desde el WiZink Center de Madrid
EP

El césped del Estadio Australia de Sídney se convirtió en una pista de baile donde las jugadoras españolas, campeonas absolutas del mundo, celebraron la conquista del Mundial de Australia y Nueva Zelanda.

La selección española femenina de fútbol hizo historia al proclamarse este domingo brillante campeona del mundo tras imponerse en la final a Inglaterra por 1-0, en un gran partido culminado con un gol de Olga Carmona.

España tocó por fin el cielo con su primer gran título y ya tiene su ansiada estrella, un premio fruto del trabajo de muchas generaciones de futbolistas. En el estadio de Sídney, las jugadoras entre lágrimas y una hinchada eufórica lo celebraron a lo grande, mientras Shakira, Kuduro, Farga y Vicco sonaban en los altavoces. Más de 75.000 personas acompañaron el momento, entre ellos los aficionados españoles desplazados hasta allí. 

Pero desde muchos lugares de España la afición vibró con el triunfo y con cada uno de los momentos del partido. Miles de personas que se congregaron en el WiZink Center, en el centro de Madrid, así como en otras ciudades españolas como Pontevedra o Pórtol, en Mallorca.

La buena acogida por parte de la afición ha superado todas las expectativas, ya que, según ha informado el WiZink Center, en menos de una hora se agotaron las 7.000 entradas puesta a alcance de los aficionados de forma gratuita.

El Wizink Center de Madrid ha estallado de júbilo con el primer gol de la selección española en la final del Mundial de fútbol.
EFE

A siete minutos del final del partido, en los que ya se podía saborear la victoria gracias al gol de Olga Carmona en la primera parte, los seguidores de la afición prefirieron ser cautos hasta que el marcador ha dado fin al partido.

Sin embargo, nada más acabar el encuentro, las ya campeonas del mundo han puesto en pie a miles de personas tanto dentro como fuera del WiZink, que con canciones como ‘Yo soy español’ o ‘Mi gran noche’ han celebrado una victoria histórica para el fútbol femenino.

El Wizink Center de Madrid estalla de júbilo con la victoria de España en la final del Mundial femenino de fútbol ante Inglaterra.
EFE

A Andrea, que ha acudido al Palacio con su familia, le ha sorprendido la cantidad de personas que ha congregado el partido, aunque considera que “el fútbol femenino necesita este apoyo”, ya que “se lo merecen” por el mundial “alucinante” que han jugado.

La madre de la campeona

En Pòrtol (Mallorca), la final ha reunido a cientos de eufóricos aficionados frente a las pantallas gigantes instaladas en Palma, Felanitx y Pòrtol para ver en acción al combinado nacional de Jorge Vilda y a las mallorquinas Cata Coll y Mariona Caldentey. En la localidad de Pòrtol, donde nació la portera Cata Coll, el Ayuntamiento de Marratxí instaló una carpa en la plaza Can Flor.

Antonia Lluch, madre de la jugadora de la selección Cata Coll. celebra el primer gol de España en la final del Mundial
EFE

"Estoy feliz, super emocionada. Han sido muchos años de esfuerzo y sacrificio para cumplir este sueño", dijo Antonia Lluch, madre de Cata con lágrimas en los ojos. "Mi hija ha jugado bien. Resolvió todo lo que crearon en ataque las inglesas. España tuvo muchas ocasiones para no tener que sufrir tanto al final", añadió.

Jaume Lluch, abuelo de la guardameta de España, también siguió el partido junto a medio millar de sus paisanos en la plaza de Pòrtol. Antonia explicó que su marido, Fernando Coll, había viajado a Sídney junto a Pablo Roca, entrenador de porteros y fundamental en la carrera de Cata.

La ciudad más poblada de Australia había amanecido de fiesta. Desde las primeras horas de este domingo se tiñó de azul y rojo y se rindió a la fiebre de fútbol, que culminó con la final disputada entre España e Inglaterra.

Aficionados españoles e ingleses, en las inmediaciones del Estados Australia en Sídney, antes de la final
EFE

El ambiente previo al partido era de pura efervescencia, con los alrededores del recinto deportivo llenos de australianos, españoles, británicos, brasileños, indios y un sinfín de nacionalidades que compartían el ansia por escuchar el pitido inicial del partido entre cánticos, gritos de apoyo y percusiones.

Con 75.800 entradas emitidas, el estadio completó su aforo, en la final con la segunda mayor audiencia jamás registrada -por detrás solamente de la final entre Estados Unidos y China en 1999, en territorio estadounidense (90.185 espectadores)-.

"Es un momento histórico, de esos que vives una vez en la vida y hay que mostrarles a esas jugadoras nuestro máximo apoyo", dijo Pablo García, quien decidió pasar vacaciones en Australia y acompañar la final mundialista. El resultado final demostró que había merecido la pena para acompañar a una selección española que ha llegado a lo más alto. 

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