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Adolfo Bello: "¡La bicicleta une y alegra la vida a tantas personas!"

Corredor profesional, técnico, seleccionador, organizador de pruebas, presidente del Pedal Aragonés..., Adolfo Bello celebra sus 90 años, 75 de ellos como ciclista. La próxima Sese Bike Tour, en Urrea de Gaén, le rinde un homenaje el 21 de mayo.

Adolfo Bello, en su casa en el zaragozano barrio de Las Delicias y con su inseparable Pinarello
Adolfo Bello, en su casa en el zaragozano barrio de Las Delicias y con su inseparable Pinarello
Francisco Jiménez

Adolfo Bello Estella cumplió 90 años el pasado 9 de abril. Celebra toda una vida subido a una bicicleta. Como la Pinarello, "con mucha solera", que preside la entrada de su casa, en el zaragozano barrio de Las Delicias. Un museo de recuerdos, imágenes y relatos vinculados a un deporte, el ciclismo, "que en 75 años me ha dado todo".

Veo que todavía predica con el ejemplo.Sí, tengo fuerzas y ánimo. Tenemos un club de amigos, con un calendario de excursiones y pruebas que organizamos, aunque cada vez menos… Sigo en contacto con todo lo que tiene que ver con la bicicleta. Es mi pasión.

Es usted una de las figuras más queridas del deporte sobre ruedas en Aragón.
La bicicleta me ha dado muchas alegrías, tantos amigos... He conocido mucho mundo: Italia, Suiza, Bélgica, Alemania, Francia... Creo que no he dejado mal sabor de boca a nadie. ¡La bicicleta une y alegra la vida a tantas y tantas personas! Y hay un sinfín de historias...

"El ciclismo era un juego para mí, y me daban unos dineros si ganaba: 50 pesetas para mi madre y 25 para mis gastos. ¡Ay, me emociono al recordar estas cosas…!"

Comience la suya.Con cinco años me monté en la primera bicicleta que me trajeron los Reyes Magos. Nací en Sangüesa, pero vivimos entre Irurzun e Izurdiaga. Allí teníamos nuestra vivienda ya que mi padre, natural de Bello, en la comarca del Jiloca, era empresario. El edificio tenía un pasillo de más de diez metros y aprendí a manejarme con la bici, de punta a punta. Con diez años nos instalamos definitivamente en Zaragoza, donde hice mis primeros estudios en el Calasancio Escolapios. Luego llegaron las carreras golfas, con 13 y 14 años, en las que se podía correr sin licencia; y la etapa de la competición, quería saber hasta dónde podía llegar. Mi primera prueba importante fue un Campeonato de España, que entonces era amateur: hice un cuarto puesto y esto me animó a seguir y a meterme en empresas mayores.

"Tengo victorias en todas las especialidades, pero las pruebas de fondo eran las que más me gustaban"

¿Cómo era aquel ciclismo en blanco y negro?En España no había profesionalismo ni los ciclistas estaban asegurados como en otros países, por ejemplo Francia. Estuve varias temporadas en Cataluña (Mobylette), que entonces era la cuna del deporte junto con el País Vasco. Para participar en una prueba importante tenías que reunirte con cuatro o cinco ciclistas foráneos y formar un equipo. Así se creó el aragonés Catigene, con el que corrí la Vuelta a España en 1961. Luego di el salto a Francia, al Mercier, donde me tramitaron una licencia de categoría especial. Nunca tuve un sueldo fijo. El ciclismo era un juego para mí, y me daban unos dineros si ganaba: 50 pesetas para mi madre y 25 para mis gastos. ¡Ay, me emociono al recordar estas cosas…! 

¿Cómo se definía como corredor?Tengo victorias en todas las especialidades, pero las pruebas de fondo eran las que más me gustaban. También era competitivo en el ciclocross, donde llegué a ser campeón de España. También fui campeón de Aragón de montaña, de fondo. La pista, el velódromo, no me gustaba tanto.

Y, además, ha sido entrenador, seleccionador aragonés y nacional, organizador de pruebas...Veo que el resultado final de mi carrera ha sido de diez. 75 años de carrera ciclista han dado para mucho: entré en el Club Ciclista Ebro con 15 años, he logrado unas 170 victorias, más de 500 carreras: entre las más destacadas una etapa en la Vuelta a Levante, la segunda etapa que acabó en Soria del Trofeo Torres Serdán, el Tour de Gironde o el Tour de Marmande. Cuando lo dejé en 1964 tenía inquietudes: empecé a colaborar con la Federación Aragonesa de Ciclismo, monté un equipo femenino, cuando en Aragón no había nada, y preparé escuadras de categorías inferiores; empecé a buscar escenarios para hacer carreras nacionales e internacionales. Me tuve que forjar un futuro: me gané la vida de chófer conduciendo un Dodge. Luego, fundé el Pedal Aragonés, colores que sigo luciendo, y club con el que nos volcamos en una iniciativa muy atractiva de deporte y solidaridad con la Fundación Sesé: organizar la Sesé Bike Tour en Urrea de Gaén.

"Zaragoza es de las pocas capitales en España en las que, quitando el calor, el frío y el cierzo, es ideal para el ciclista"

Donde le espera un sentido homenaje el próximo 21 de mayo.
Me hace llorar porque no sabía nada y me lo contó usted. También fue emotiva la exposición que la Unión Ciclista Aragonesa preparó en Cuarte de Huerva el pasado mes sobre mi vida. Y me gustó mucho que el Gobierno de Aragón tuviera un bonito detalle por mi 80 cumpleaños. Y muy auténtico ha sido el cuadro que me ha hecho llegar el Mercier francés.

Su inquietud le ha llevado a implicarse en iniciativas para mejorar el ciclismo y a los ciclistas, como el Movimiento en Defensa de la Bicicleta en la ciudad.
Zaragoza es de las pocas capitales en España en las que, quitando el calor, el frío y el cierzo, es ideal para el ciclista. Se ha conseguido aunar el respeto entre los diferentes protagonistas del asfalto. Aunque yo he tenido bastantes sustos: coches que te pasan y has tenido que frenar. 

Físicamente le veo fenomenal.Me respetaron las lesiones. Con 16 tuve rotura de la tibia, cosas de críos. Y en septiembre de 2019 me caí y me fracturé la cadera. Ahora voy andando con precaución, mirando los bordillos, voy mejor en la bici (risas).

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