Objetivo: atravesar los Pirineos de punta a punta, por tierra y aire

Atravesar los Pirineos de punta a punta en parapente, haciendo senderismo y montañismo. Un cóctel al alcance de muy pocos que se ha desarrollado durante la última semana: el X-Pyr 2022 ha reunido a 42 equipos participantes y ha registrado la victoria por cuarta edición consecutiva del suizo Chrigel Maurer. Tras más de 600 kilómetros, la meta se encontraba situada en la playa de Puerto de la Selva (Gerona) y la salida, en la localidad guipuzcoana de Fuenterrabía. Segundo ha sido el francés Maxime Pinot.

Se trata de una cita que se celebra cada dos años y se estrenó en 2010 inspirada en la mítica Red Bull X-Alps. Los competidores deben cruzar la cordillera de oeste a este mostrando sus dotes de vuelo y navegación. Todos los participantes deben pasar por nueve balizas a lo largo del recorrido por los Pirineos. No hay etapas marcadas y los pilotos pueden estar en movimiento 14 horas al día.

El primer paso se había establecido en el pico de Larrún, en la frontera entre el País Vasco y Francia, a una altitud de 870 metros y a 590 kilómetros de la meta final. Accous fue el segundo punto de paso, a una altitud de 1.204 metros. La Peña Montañesa, a 2.492 metros de altura, fue el tercer punto de control. Se trataba del punto que todos los participantes esperan para entrar en la denominada ‘gran X’ de la carrera.

No es la primera vez que esta baliza forma parte de la carrera. Es un despegue fantástico para iniciar los vuelos mágicos hacia los Pirineos, como explica la organización de la X-Pyr. Arbas, el pico de Midi de Bigorre, El Corronco y el Pico de los Moros completaron las balizas de las X-Pyr antes de la llegada final en Puerto de la Selva. Entre las normas de la X-Pyr está la prohibición de vuelo entre las 21.00 y las 7.00 y la obligación de respetar las reglas de vuelo visual. Todos los participantes deben realizar los despegues sin ayuda y volar en solitario, sin el apoyo de otros pilotos.

Cada uno de los asistentes de los participantes puede volar, pero nunca para guiar a su piloto, y sí emplear cualquier medio de transporte por tierra. El único aragonés de esta edición ha sido el asistente Felipe Tudela junto a José Ignacio Arévalo, residente en la provincia de Huesca aunque gaditano de nacimiento y que se debió retirar.