Deportes

España mantiene su nivel deportivo con luces y sombras

Con una considerable reducción de la inversión pública y privada, repitió en los Juegos de Tokio los 17 metales de Río, aunque con solo tres oros, y descendió ocho puestos en el medallero.

El español Alberto Ginés logró la medalla de oro en escalada deportiva
El español Alberto Ginés logró la medalla de oro en escalada deportiva en los Juegos de Tokio 2020.
EFE

Con 17 medallas, las mismas conseguidas en los Juegos de Tokio 2020 que en los de Río 2016, España mantiene su nivel, aunque con luces y sombras. El deporte español cerró la cita aplazada por la pandemia con 42 diplomas (ocho cuartos puestos), pero con solo tres oros, en unos Juegos marcados por una considerable reducción de la inversión pública y privada. Frente a los siete oros de Río, solamente se proclamaron campeones en la capital japonesa Sandra Sánchez en kárate, Alberto Ginés en escalada y Alberto Fernández y Fátima Gálvez en tiro olímpico. España descendió así del decimocuarto al vigesimosegundo puesto en el medallero, superada por diez países europeos, en unos Juegos en los que se lograron metales en 13 deportes. De no haber sido por las ausencias de Rafa Nadal, Carolina Marín o Jon Rahm se podría haber aumentado y diversificado más aún una cosecha sin protagonismo de la natación como consecuencia de las lesiones y el retraso en la preparación de Mireia Belmonte, pero con la irrupción de jóvenes valores que aspiran a repetir podio o estrenarse en París 2024.

Atletismo: La renacida Ana Peleteiro ganó la única medalla, el bronce en triple salto, pero Eusebio Cáceres (longitud) y los marchadores Álvaro Martín, María Pérez y Marc Tur se quedaron a las puertas del podio. Ya había sido campeona mundial júnior y también absoluta en pista cubierta, pero de la mano de Iván Pedroso, la saltadora gallega explotó a los 25 años en Tokio, donde también batió en dos ocasiones su propio récord de España. Peleteiro se convirtió así en la tercera atleta española medallista olímpica, tras María Vasco (bronce en marcha) y Ruth Beitia (oro en altura).

Balonmano: La selección masculina logró unos de los dos tres metales en deportes de equipo, un bronce que premió la competitividad y bravura de los Hispanos en la despedida de su capitán, Raúl Entrerríos. No pudo alcanzar España su primera final olímpica, pero se adjudicó por cuarta vez la tercera medalla en juego, tras perder en semifinales frente al equipo que defendía el título, Dinamarca, que cayó en la lucha por el oro ante Francia en la revancha de Río.

Ciclismo (mountain bike): David Valero consiguió en Tokio la misma medalla que logró en los Juegos de Río su entrenador, Carlos Coloma, aunque con dos años menos, ya que el granadino subió al podio con 32. Un bronce en bicicleta de montaña jalonado por una espectacular remontada, desde la vigésima plaza hasta la tercera. El palmarés del desconocido Valero, excepto con sus títulos en Campeonatos de España y con un bronce europeo tres años antes, estaba huérfano de una medalla de relumbrón. En Río solo pudo ser noveno.

Escalada deportiva: En una disciplina nueva, Alberto Ginés sorprendió con un oro impensable para un joven de 18 años cuyo objetivo no era Tokio 2020, sino París 2024, y que ante la falta de instalaciones se vio obligado a entrenar en rocódromos comerciales. El extremeño fue en la final el mejor en velocidad y último en la modalidad de bloque, y escaló desde el cuarto puesto en la general hasta el oro en una apasionante prueba de dificultad, su favorita, que no se decidió hasta el último segundo.

Fútbol: Después de quedarse fuera en tres de los últimos cuatro Juegos, la selección española conquistó la cuarta medalla olímpica de su historia, la tercera de plata tras las de Amberes 1920 y Sídney 2000, con el mayor éxito en Barcelona'92, con el oro de la 'Quinta del Cobi'. La Rojita, dirigida por Luis de la Fuente, liderada por el azulgrana Pedri y con otros cinco jugadores semifinalistas en la Eurocopa con la absoluta (Unai Simón, Pau Torres, Eric García, Dani Olmo y Oyarzabal), perdió la final de Tokio ante Brasil en la prórroga.

Gimnasia artística: Tras la decepción que le supuso no entrar siquiera en la final en los Juegos de Río, Ray Zapata ganó una plata en suelo con la que no se conformó. El gimnasta de origen dominicano sumó la misma puntuación que el israelí Artiom Dolgopyat, que se llevó el oro por un ejercicio de mayor dificultad que el del español. Zapata tomó 13 años después el relevo de quien llegara a ser su entrenador, Gervasio Deferr (oro en potro en Sídney 2000 y Atenas 2004 y bronce en suelo en Pekín 2008), para soñar ya con el oro en París.

Kárate: En un deporte que se estrenó en Tokio y desaparecerá en los próximos Juegos, tanto Sandra Sánchez como Damián Quintero cumplieron los pronósticos en la modalidad de kata. La talaverana, con el oro, al igual que hiciera en el Mundial frente a su rival de casi siempre, la japonesa Kiyou Shimizu, y el malagueño, con la plata ante el también nipón Ryo Kiyuna. Sandra Sánchez, abanderada en la ceremonia de clausura, firmó después una gesta única y seguramente irrepetible, al proclamarse en el mismo año campeona del mundo, olímpica y de Europa.

Piragüismo: Hasta tres metales se llevó este deporte en los Juegos, dos en aguas tranquilas (las platas de Teresa Portela en K1 200 y la plata del K4 500) y una en aguas bravas (la plata de Maialen Chourraut). En su sexta participación olímpica, Teresa Portela cumplió el sueño de su vida a los 39 años. Para el equipo formado por Saúl Craviotto (cinco medallas ya), Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade no fue ninguna sorpresa su sufrido subcampeonato, tras ser superado solamente por el alemán. Tampoco para Maialen, bronce en Londres 2012 y oro en Río.

Taekwondo: Adriana Cerezo se encargó de inaugurar el medallero español en Tokio. Tenía el oro garantizado en -49 kilos, pero cuando faltaban menos de siete segundos para el final del combate ante una de sus ídolos, la tailandesa Panipak Wongpattanakit, su sonrisa eterna se transformó en lágrimas de rabia y desconsuelo. Con 17 años y en su primera participación olímpica, llegó a pedir perdón por haber perdido el metal más preciado, por un error fatal al no saber gestionar ese tramo decisivo que resolvió la final por un solo punto (11-10).

Tenis: Sin Rafa Nadal ni tampoco Roberto Bautista, Pablo Carreño se convirtió en el héroe inesperado de la 'Armada', con un bronce con sabor a oro en la final de consolación contra Novak Djokovic. Sin nada que perder tras superar a Daniil Medvedev en cuartos y perder frente a Karen Khachanov en semifinales, el asturiano desquició al número uno del mundo en uno de los mejores partidos, si no el mejor, de su carrera. Carreño dio el golpe con una victoria enorme ante el serbio, que aspiraba en 2021 al 'Golden Slam': los cuatro grandes y el oro olímpico.

Tiro olímpico: El primer oro para España llegó de la mano de Alberto Fernández y Fátima Gálvez. En la modalidad de foso ambos ya habían sido campeones del mundo en individual, el madrileño en dos ocasiones, y la cordobesa una vez, pero como pareja su tope estaba hasta Tokio en el título europeo conquistado en 2019. Después de muchos años y numerosas medallas en competiciones internacionales, por fin llegó el ansiado metal olímpico para ambos en equipos mixtos, en los cuartos Juegos de Alberto y los terceros de Fátima.

Vela: Fueron dos las medallas logradas en Tokio, ambas de bronce, de Joan Cardona en la clase Finn, y de Jordi Xammar y Nico Rodríguez en 470. El joven regatista balear, bronce europeo en 2020 y plata mundial en 2021, confirmó su progresión en sus primeros Juegos Olímpicos, en una clase que desaparecerá en París 2024. En el caso de la pareja de 470, el catalán y el gallego fueron subcampeones del mundo y de Europa en 2019 y repitieron plata continental solo tres meses antes de subir al podio en la capital japonesa.

Waterpolo: La selección femenina solamente fue superada en los Juegos de Tokio, al igual que ocurrió en los de Londres 2012, por Estados Unidos, campeona del mundo y olímpica en las tres últimas ediciones de ambas citas. Las Guerreras del agua no tuvieron opción en la final ante la poderosa selección americana (14-5), nueve años después de conquistar en la capital británica una plata que entonces tuvo sabor a oro (8-5), pero el segundo puesto en Tokio llegó en un proceso de renovación del equipo dirigido por Miki Oca.

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