Biatlón, el gran desconocido de los deportes invernales

Con alrededor de 20 personas dadas de alta, la federación aragonesa es la más nutrida de España.

El biatleta Pablo Turón, en plena competición.
El biatleta Pablo Turón, en plena competición.
Isabel Mallor

Desplazarse por la nieve para poder cazar; la vida cotidiana, aplicada al deporte. En eso consiste el biatlón, disciplina que surgió de la necesidad de encontrar alimento en los gélidos inviernos del norte de Europa y, con el transcurso del tiempo, fue abrazada por los militares escandinavos para crear las primeras competiciones durante los siglos XVIII y XIX.

Combina el esquí de fondo y el tiro con carabina; la velocidad en la carrera con la precisión en el disparo. Un buen crono no basta si no es correspondido con dianas y cada fallo puede conllevar una penalización de un minuto o la obligación de completar un recorrido complementario de 150 metros, según el caso.

Los primeros campeonatos del mundo de biatlón se celebraron en Saalfelden (Austria) en 1958, dos años después se convirtió en modalidad olímpica en los Juegos de Squaw Valley (Estados Unidos) y en 1993 surgió la Unión Internacional de Biatlón. Actualmente, hay 69 países afiliados a este organismo y España es uno de los que más trabaja por avanzar.

“Formamos parte de un deporte minoritario pero con una proyección notable. A pesar del poco presupuesto del que disponemos, se está haciendo todo lo posible por avanzar”, explica Miguel Ángel Allo, responsable del Comité de Biatlón de la Real Federación Española de Deportes de Invierno, y ensalza la “relevancia” de Aragón.

Con alrededor de 20 personas dadas de alta, la federación territorial aragonesa es la más nutrida del Estado, superando a Cataluña, País Vasco o Navarra, que no llegan a los 10 inscritos. “Para seguir mejorando, sería importante que las administraciones dieran un impulso económico al Centro Especializado en Tecnificación de Deportes de Invierno de Aragón (CETDI). Así se podría crear una estructura para el biatlón similar a la que ya tienen otros deportes. Además, es fundamental que se cree afición; la cantera debe ser la base de la futura continuidad”, añade Allo, antes de celebrar que se estén “fomentando” las prácticas de tiro con carabinas de aire comprimido entre los fondistas.

Sin ir más lejos, este fin de semana, al finalizar el Campeonato Vasco-Navarro que se celebra en Candanchú, único campo de tiro homolagado para la práctica de la especialidad,  habrá unas sesiones supervisadas por personal acreditado. Allí estarán los distintos clubes de la Comunidad (Guardia Civil, Militar y Mayencos), con especial representación del Stadium Casablanca, que actualmente cuenta con siete biatletas entrenados por el mítico Ángel Giménez.

Este zaragozano de 71 años representó a España en varios campeonatos del Mundo y Europa de tiro de precisión, pero nunca llegó a ser olímpico. De ahí que tras su retirada, en el año 2000, quisiera convertirse en maestro de futuros talentos. En 2014 cumplió el sueño de guiar a Víctor Lobo a hacia los Juegos de Sochi. Ahora trabaja para que sus nuevos pupilos lleguen “lo más alto posible”.

“A pesar de que disponen de menos medios que otros países europeos, los chicos les ponen mucho empeño y tienen claro que quieren ser alguien en esto. Confío plenamente en ellos”, valora este instructor que, de lunes a viernes y en horario “a la carta”, acude gratuitamente a enseñar su método, basado estrictamente en la constancia. “El biatlón es 60% de esquí y 40% de tiro. Preparación física y puntería; no hay trucos que valgan”, subraya Giménez, sobre la doctrina que reina entre unos alumnos, que, al residir en Zaragoza, tienen que buscar alternativas a la falta de nieve.

“Entre semana, entrenamos en asfalto con patines ‘rollerski’. No es lo mismo, pero nos sirve para preparar las piernas”, señala el hijarano Pablo Turón, considerado uno de los talentos con mayor proyección de Aragón. “En general, creo que hay buena cantera. Somos gente joven que trabaja con ilusión por llegar a ser internacional. No quisiera destacarme por encima del resto”, matiza, señalando el esfuerzo conjunto del equipo. “Aquí hay químicos, geólogos, ingenieros… Nos ha costado mucho compaginar los estudios con el biatlón y a partir de ahora, con las carreras terminadas, daremos el máximo. Vamos a ir a por todas”, concluye.

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