Los reyes del tatami

Los medallistas zaragozanos Raquel Roy y Babacar Seck brillaron en el Mundial de kárate, celebrado en Madrid.

"Trabajo y constancia" son las dos palabras que definen el credo deportivo de dos personas que este fin de semana se han convertido en los reyes del tatami en Madrid. Raquel Roy y Babacar Seck son la plasmación de esta máxima que ellos han aplicado a rajatabla para alcanzar el fin que persiguen: el éxito. Los zaragozanos exhibían este lunes la mejor de sus sonrisas. Motivos tenían, porque en su estreno en un Campeonato del Mundo absoluto han conquistado sendas medallas de prestigio. Dos trofeos mayúsculos que engrandecen el palmarés de estos dos karatecas, de 20 años, criados en el gimnasio Sankukai de Las Delicias.

"Ha sido una competición increíble, vivirla en casa, con toda la afición en el pabellón. Alcanzar la final, escuchar a toda la grada ¡España, España!, sentirlo desde dentro te da un plus de emoción y fuerza para pelear por el oro. Tenemos una sensación agridulce por haber perdido la final de kata contra Japón, teníamos esperanzas de poder ganarles esta vez. Pero estamos muy contentas porque, en nuestro primer Mundial absoluto, hemos hecho una plata", valoraba Raquel Roy en la estación de Delicias de Zaragoza, con su brillante presea al cuello y bajo la atenta mirada de su madre y hermano.

Desde que en 2013 iniciara su camino internacional, ‘Gusanita’, como le apodan en el gimnasio Sankukai, su templo deportivo, no ha parado de crecer. "Raquel es una deportista con una humildad tremenda, que cree en el día a día. Su personalidad y su capacidad física le han llevado al nivel absoluto. Junto con sus compañeras (Marta García, Lidia Rodríguez) han conectado muy bien: tres individualidades en un solo uno", expone su mentor, Santiago Velilla. Una plata que se une a la conquistada en el Europeo de Novi Sad (Serbia) y con la que inauguraba su currículum sénior.

El equipo de kata redondeó con la final un campeonato fantástico, en el que tumbaron a equipos más veteranos que las jóvenes protagonistas. La final en el WiZink Center de Madrid puso la guinda y allí se dieron un baño de satisfacción. "Al principio no nos lo creíamos, había mucha gente pidiéndonos autógrafos, se nos echaban encima para pedirnos fotos. Esto nos impactó y gustó. Y ahora, con la calma, ya puedo pensar lo que significa. Esta medalla sabe como un oro. Sí, somos subcampeonas del mundo. Estamos muy contentas y orgullosas de lo que hemos hecho", reconocía Raquel sin perder la sonrisa. Sin tiempo para descansar, la zaragozana, que compite con licencia de la federación de La Rioja, retoma la rutina, los estudios de Ingeniería Informática en la Universidad, los entrenamientos... y las próximas citas: el Campeonato de España de Ponferrada, el 24 y 25 de este mes.

"El más feliz del mundo"

En la ciudad del Bierzo también perseguirá el oro su compañero del Sankukai Babacar Seck, este lunes el "hombre más feliz del mundo". Rodeado de sus amigos, Baba, como le llaman, acariciaba la presea de bronce, en la categoría kumite +84 kilos, que atrapó el pasado sábado, la primera con la que España inauguraba su medallero. "La experiencia ha sido inolvidable, porque es mi primer campeonato mundial y absoluto. Aunque no pude ganar el oro, que era lo que buscaba, me conformo con el bronce. Una medalla para España. Significa mucho para mí poder representar a España. Cualquiera no lo hace y estoy muy orgulloso", comentaba Babacar.

Sus 190 centímetros imponen, dentro y fuera del tatami. Grande y de "enorme" corazón, asegura su maestro Velilla. "Es discreto, serio y tímido. Es muy humilde, atento y agradecido con todas las personas que le han ayudado", le describe su entrenador. Baba entró al gimnasio Sankukai hace una década. Dejó su Senegal natal, junto a su familia, en busca de nuevas oportunidades. El padre fue el primero en llegar a España, en patera, "por recorridos difíciles". Siguiendo su estela recaló Baba, en avión. Detrás, la madre y sus cinco hermanos. "Ahora estoy viviendo con mi hermano mayor Yaya. Estudio grado medio de soldadura en el instituto María Moliner y luego entreno".

Babacar accedió a la posibilidad de podio por el cuadro de repesca y venció al veterano portugués Filipe Reis por un holgado 7-1. Aunque no fue un combate fácil, ya que en los primeros 30 segundos acumuló tres sanciones de categoría dos. Una cuarta le hubiera supuesto la eliminación, pero aguantó los 2:30 minutos restantes sin cometer un error. "Lo que más destaco de Baba es su progresión deportiva en el último año y medio. Le faltaba esa madurez internacional y ya es real después de este Mundial. Supo gestionar la presión en el combate que ponía en juego la medalla, y esto le engrandece", explica Velilla.

"Este bronce se lo dedico a mi familia, a mi entrenador que siempre está ahí apoyándome, lo haga bien o mal, a los compañeros del club, a mis amigos y al equipo nacional", enumeraba Baba. "Cuando llegué a España en 2010 para nada pensaba que alcanzaría este grado de felicidad. Un día entrenando con mi amigo Sami en el CAR le dije mirándome al espejo: 'Quién diría hace diez años que iba a estar aquí ahora'. Estoy superfeliz", desvelaba el karateca, que ya mira al Nacional y a Tokio. "Un sueño, pero hay que ir poco a poco".

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