Nacido en Barcelona pero afincado en Benasque, Aleix Gallimó es uno de los ‘skateboarders’ más reconocidos del mundo. Hace cuatro años que decidió cambiar el alboroto de la ciudad por la tranquilidad de la Comarca de la Ribagorza, y allí, en las carreteras del Pirineo, comenzó a labrarse una trayectoria profesional.

Su modalidad, el ‘longboard’, precisa de un monopatín más largo y ancho que los normales. Además, las ruedas tienen mayor diámetro, ofreciendo estabilidad y la posibilidad de alcanzar velocidades de vértigo. “En vías específicas, he llegado a ir a 120 kilómetros por hora”, precisa el propio Gallimó, que ahora, durante el invierno, prepara la que va a ser su temporada más importante.

“Intento ir todos los días a Cerler a hacer snowboard. Los movimientos son muy similares y asumes menos riesgos que por carretera”, señala Gallimó, antes de definir su 2018: “Voy a participar en el circuito mundial, que consta de 14 carreras repartidas por Europa, Asia, Sudamérica y Estados Unidos. En abril empezaré en Filipinas y, a partir de ahí, me espera un final de año frenético”.

Aleix compagina los entrenamientos y las competiciones con su trabajo de diseñador gráfico. “Grabo y edito mis propios vídeos y ayudo a mi chica, que tiene un bar en Benasque”, explica este joven de 32 años, y recuerda que su salto a los niveles profesionales llegó tras el consejo de un amigo. “Patino desde los 12 años y, cuando todavía estaba en Barcelona, me dijo que probase el ‘longboard’. Desde el primer momento vi que podía ser rápido, fui cogiendo experiencia y varias marcas apostaron por mí. Solo así he llegado a la IDF (International Downhill Federation), los mundiales de esta disciplina”.

En cada uno de los países que visite este año, Gallimó filmará un vídeo. Y espera que ninguno de ellos contenga caídas. “Es un deporte que da respeto, pero con control no tiene por qué haber accidentes. En carrera, el mayor percance lo sufrí en China, después de que se me rompiese el eje de una rueda. Entrenando tuve un susto tremendo en Francia. Iba a más de 100 kilómetros por hora y, por suerte, solo sufrí algunos rasguños”, valora Aleix, que suele llevar un coche guía en los ensayos.

“Voy por carreteras secundarias en las que hay muy poco tráfico, pero delante es conveniente llevar un compañero para que avise si hay algún imprevisto”, añade, concluye ensalzando el “acierto” que para él supuso emigrar a Benasque, donde puede patinar sin tener que hacer viajes largos.

NOTA: El vídeo que aparece en la web de HERALDO fue grabado en zonas adecuados para la modalidad, donde la carretera estaba cortada y adaptada, con personas controlando el tráfico.