Usted es cofundador y director editorial de la plataforma Filmin. ¿Cómo ha cambiado el modo de consumir cine en los últimos años?El cambio empieza en el verbo: hace 15 años decíamos que mirábamos películas, ahora decimos que consumimos películas. Tenemos que aprender a gestionar la abundancia de obras. Antes esperábamos muchos meses desde que se estrenaban hasta que llegaban a nuestros hogares, y ahora somos menos pacientes.

Su padre tenía videoclubs y usted creció viendo cine en la trastienda. Creo que no todas las películas eran infantiles. 
Con 8 años me puso ‘Platoon’, quizá no lo recomendaría. Vi películas no destinadas a mi edad, pero ver cine no infantil no es malo si después hay un debate conveniente con los padres. Yo nací el año del estreno de ‘La guerra de las galaxias’ y el mismo día del año (un 25 de agosto) que Tim Burton y Sean Connery.

Usted también regentó un videoclub.Heredé de mi padre el ‘Casablanca’ cuando él murió. Yo tenía 21 años, estaba estudiando cine en Barcelona y regresé a Mallorca.

¿Y pasó de alquilar películas a vender cine ‘on line’?He pasado de alquilar películas a distribuirlas en DVD en Cameo y a llevar una plataforma como es Filmin.

¿Queda todavía abierto algún videoclub de barrio?En Barcelona queda uno que tiene miles de DVD y VHS.

¿Cuántos títulos ofrece su plataforma digital?Ahora tenemos 15.000 títulos, 700 cortos, unas 9.000 películas y el resto episodios de series. Cada semana estrenamos una serie y como mínimo un largometraje.

¿La pandemia nos acostumbró a ver cine desde el sofá de casa?Igual hay gente que no lo tenía tan presente, pero Filmin nació hace 16 años y Neflix llegó a España hace ocho. Sí es cierto que la pandemia aceleró el proceso. Cuando Juan Carlos Tous, José Antonio de Luna y yo fundamos la plataforma intuimos que habría un proceso de cambio, que el mundo del formato físico podía existir pero no iba a ser lo dominante y que internet, igual que había llegado a la música con Spotify, iba a llegar al cine. Abrimos camino primero con una compañía de alquiler y desde el 2019 con suscripción.

Presenta en Huesca, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el libro ‘Videoclub. Las películas que cambiaron nuestras vidas’. ¿Qué títulos cambiaron la suya?Más que cambiar nuestra vida, entendemos algunos momentos de nuestra vida a partir de películas. ‘Traidor en el infierno’, de Billy Wilder, me abrió los ojos al cine clásico cuando tenía 8 o 9 años. Y ya siendo un estudiante, ‘Dublineses’, de John Huston.

¿Con qué criterio selecciona los títulos que distribuye? ¿Domina la tentación del cine comercial?Eso son etiquetas limitadoras. Lo que queremos ofrecer es lo que nos gusta y que creemos que va a gustar a nuestros suscriptores. Que sea cine de autor no limita el público potencial. Cine de autor es Almodóvar y Woody Allen.

¿El cine sigue levantando pasiones, enamorando, como a los personajes de 'Cinema Paradiso'?El cine sigue levantando pasiones y no ha perdido el valor de dinamizar conversaciones. Con ‘Barbie’ y ‘Oppenheimer’ este verano se ha demostrado que sigue teniendo un gran impacto social.

¿Los jóvenes de hoy tienen cultura cinéfila?Quizá no saben los nombres de los directores pero sí están abiertos a descubrir obras. Era inimaginable hace 30 años que un joven cinéfilo de cualquier sitio, Huesca, por ejemplo, tuviese acceso a un catálogo como el nuestro. ¿Cuándo hubiese visto las películas? Las plataformas están enriqueciendo a los espectadores.

Ha tocado todos los palos del cine. Se formó como director y ha acabado de distribuidor.Es lo mejor de todo, conseguir que el espectador pueda ver películas, entusiasmarlo... Es un trabajo maravilloso y creo que este oficio pocas veces se valora. En los Goya, cuando se agradecen los premios, pocos se acuerdan de los distribuidores, que hacen un trabajo imprescindible para que las obras lleguen al público.