¿Cómo funciona la venta de datos en las apps?

El nuevo reglamento restringe la venta de información a terceros, pero el usuario sigue sin conocer a quién cede sus datos personales.

El nuevo reglamento aboga por el control de la información que ceden los usuarios.
¿Cómo funciona la venta de datos en las apps?
Pixabay

La oferta de aplicaciones móviles ha facilitado mucho la vida cotidiana de la sociedad, además de contribuir a la expansión de la publicidad. Pero también esconde ciertos peligros.

Una vez analizados los procedimientos de las 110 aplicaciones más descargadas, la última investigación de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos reveló que éstas no solo comercializaban los datos con terceros, sino también qué tipo de información compartían.

En este sentido, un 47% de las apps analizadas enviaban la ubicación de quienes las estaban utilizando, un 18% estaban programadas para mandar el nombre de los usuarios y el 16% sus direcciones de correo electrónico. A ellas se suman otras, igualmente comercializadas en el mercado español, como los listados de apps instaladas en cada teléfono móvil.

Las apps se pueden financiar con el pago por compra o suscripción, mediante un servicio adicional (compras 'in-app') o bien acudiendo al mercado publicitario para poner ciertos espacios a disposición de plataformas de comercialización de banners o anuncios.

Esta última, además de ser ilegal (puesto que ni los datos recabados guardan relación alguna con el propósito de uso de la app, ni el consentimiento para su venta se ha obtenido de forma válida), también perjudica a la propia app, así como a los anunciantes que terminan aprovechando dicha información.

¿A quién favorece entonces? A los 'data brokers', o agentes cuyo modus vivendi es la mera intermediación para la venta a granel de dichos datos.

Consejos para rentabilizar una app sin violar la normativa aplicable:

Para evitar esta vulneración de la privacidad del usuario y monetizar el rendimiento de la app de forma más eficaz, sin acudir a prácticas ilegales o exponerse a una multa, la plataforma PrivacyCloud desvela una serie de propuestas para desarrolladores de aplicaciones:

No vender los datos del usuario: se puede analizar los patrones de uso para mejorar su experiencia, y recabar información para adecuar contenidos, pero una mera aceptación de condiciones en la pantalla de instalación no da carta blanca para poner listas de apps instaladas, ubicaciones, o detalles personales en manos de terceras partes que ni siquiera están identificadas en el momento de su recabado.

Evitar recurrir a un mercado publicitario ilegítimo y que no respeta los derechos del usuario: ya existen opciones para que los usuarios expongan sus datos de forma voluntaria a las empresas, pudiendo revocar este acceso en cualquier momento.

Poca gente está dispuesta a pagar por sus apps: un sistema mediante el cual son las marcas quienes cubren este coste a cambio de optar a una relación directa con los usuarios que opten por evitar publicidad, seguimiento, o pago.

“El nuevo reglamento de protección de datos pone énfasis en que sean los usuarios los que tomen el control de su propia información y sean ellos mismos quienes decidan qué datos ceder y a qué organizaciones se les envía, y ésta es una premisa que a día de hoy no se está cumpliendo en el mercado publicitario digital”, señala Sergio Maldonado, CEO de la plataforma.

“Los actuales sistemas de permisos en iOS y Android no informan a los usuarios de forma nítida sobre la cantidad de información que están compartiendo, ni con quién se está compartiendo”, apunta Maldonado.

Por ello, la empresa aboga por pagar el coste a la app en función de su uso real y la disposición del usuario para establecer relaciones de confianza con empresas de su elección, en el seno de su propio entorno de gestión de datos personales.

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