Escribía recientemente el psicólogo y escritor Julio César Álvarez que existe un impulso que nos lleva a coleccionar, un impulso nacido en la infancia con los cromos, las chapas o las muñecas, y con el que se disfruta tantísimo que los demás no parecen entender nada en absoluto. Se colecciona para sobrevivir, sentenciaba el psicólogo en El País.

El mexicano Miguel Esquivel está considerado como ‘el fan más fan’ de Héroes y como uno de los grandes coleccionistas del grupo.

Poco de eso parece que hay en el mexicano Miguel Esquivel, vendedor de paneles solares y dueño de uno de los mejores museos domésticos del mundo sobre Héroes del Silencio. El cliché que traza el psicólogo mentado no encaja de ningún modo con su figura. Miguel tiene una vida normal y una familia que en nada interfiere su pasión, y parece, no colecciona para sobrevivir. Menos aún cae en el fanatismo, tan propio de un mundo como el musical donde se idolatran héroes, se llora en sus conciertos, se les grita histéricamente como en los tiempos de los Beatles y hasta, repugnantemente, se asesina, caso de Lennon. ¿Se puede ser ‘normal’ con una afición tan intensa como la del coleccionismo? “Yo creo que sí. Tal vez suene difícil, pero teniendo la cabeza conectada con el corazón se puede llevar una vida muy normal. Soy padre de una hija de 23 años, tengo trabajo y trato de llevar mi vida muy normal, independiente a mi colección. El fanático es el que sigue al artista a todos lados, incluso lo acosa sin consentimiento de ellos, y yo solo busco las piezas que sé que existen, y si las encuentro, qué bueno, y si no, no pasa nada y mi vida no acaba por no tenerla “.

E incide en su alejamiento del fanatismo, y más del fanatismo extremo o peligroso. “Yo estoy totalmente alejado de todo eso. Mi coleccionismo es por el material de la banda, he tenido la suerte de conocer a cada miembro y convivir con ellos, y no es mi intención nunca molestar a los artistas y mucho menos hacer un daño a ellos, la música es lo que realmente nutre mi alma y con la música me motivo a sentir y a vivir siempre sonriendo a la vida”.

Esquivel está considerado como el mayor coleccionista de objetos de Héroes del Silencio, o así lo proclama un programa de la televisión mexicana:

“Este segmento del programa para la TV de México se llamaba ‘el fan mas fan’ del genero o del artista que fuera la colección y puedo decir que si no soy el más grande del mundo,  al menos de los más grandes, ya que hasta que no se demuestre lo contrario puedo decir que sí lo soy ya que colecciono Héroess del Silencio y Bunbury en solista”.

¿Y cómo se mide ese grado? “El coleccionismo es tan grande como uno quiera tener su colección. Yo he buscado casi todo lo que sé que existe, y de pronto un día está la posibilidad de tenerlo y lo compro. A otros coleccionistas solo les interesan las ediciones comerciales y no todos coleccionan material de la carrera de Enrique Bunbury en solitario. Yo sí, colecciono tanto de Héroes como de Bunbury”.

Entre todo ese arsenal de piezas que atesora en su casa, en el que dice haber invertido poco más de 30.000 euros, hay una especialmente querida: la caja de terciopelo de ‘El espíritu del vino’, una caja, como bien saben los seguidores del grupo, de la que solo se hicieron cien copias de promoción, incluyendo el CD y un librito con tapas de cartón, que se acompañaba con dos botellas de vino del pueblo madrileño de San Martín de Valdeiglesias aunque envasadas por el consejo regulador de vinos de Aragón. Por el lote se han llegado a pagar más de mil euros, cuando ha salido a la venta, que esto sucede en raras ocasiones. Ahora mismo, ni en eBay ni en todocolección hay ejemplar alguno a la venta ni en subasta. “Para mí han sido los objetos más difíciles de conseguir”, confiesa, “aunque también hay muchos artículos que me encantan, y más si los puedo tener firmados por los miembros de la banda. Esto hace que el artículo para mí marque una diferencia de lo común del articulo“.

Miguel llegó al coleccionismo, a ese coleccionismo que el citado psicólogo Julio César Álvarez supone que  nace de una carencia, “de algo que no tuvimos y que en nuestra imaginación se hizo fascinante”,  con un objetivo muy marcado y singular: “Por ir descubriendo las diferentes ediciones que se encuentran de varios países –dice-. Además, cuando noté que hay diferencias en los diseños de arte del CD, de códigos de barras y las errores que también existen en los artículos me lancé a ello”.  

Ya son 23 los años que lleva haciendo esta colección, persiguiendo objetos que ha conseguido por vías diversas: “Conociendo a muchas personas en diferentes países, por las páginas de venta como eBay, y mucha gente que me ayuda a conseguir las cosas que no tengo. Muchos amigos incluso me obsequian con cosas, como, por ejemplo, Santi Rex, vocalista de Niños del Brasil, que me obsequió con el libreto del Tour Book del 91, una de las piezas más buscadas por los coleccionistas”. Un libreto, por cierto, escrito gratuitamente por quien suscribe. Ahora anda, según confiesa, “tras los casetes de Polonia y el ‘Espíritu del Vino’, de Brasil”.

Cuestión final que muchos se plantearán: ¿cómo es posible que después de veinte años de su disolución, siga habiendo tal devoción por Héroes? Su visión personal: “Bueno, yo creo que esto ya ha pasado todas las fronteras y mucha gente los va descubriendo. Pienso que el tema más conocido de ellos es ‘Entre dos tierras’, es como el himno de guerra de Héroes del Silencio, suena en fiestas y por todos lados en el mundo”.

Breve resumen, como final, de la carrera de Héroes, emitida por la TV regional aragonesa en 2016 y en la que intervino este devoto mexicano del grupo zaragozano:

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