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por Mariano Gistaín

Dos vídeos del Toro de Fuego de Laluenga (Huesca) de 2018

Las fiestas, dedicadas a Santa María Magdalena, mantienen la tradición desde hace más de medio siglo.

Calle de Laluenga.
Calle de Laluenga.

La tradición del Toro de Fuego en las fiestas de verano de Laluenga, dedicadas a Santa María Magdalena, se remonta a más de sesenta años. Al principio era un soporte de madera cargado de cohetes que se llevaba en la espalda. Un año se agujereó la chapa inferior a causa de las chispas y de la elevada temperatura y el fuego produjo quemaduras a Jose Marí Labad, que era el portador. Las heridas tardaron meses en cicatrizar. Esto fue en 1985.

Entonces se construyó el toro actual, que ha cumplido 33 años. Es de hierro y lleva cuatro ruedas giratorias, el portador se esconde debajo del lomo y solo se le ven las piernas, aunque el humo, la oscuridad (se corre siempre de noche) y los nervios impiden ver al corredor. El toro lo construyó José Manuel Cancer, que entonces era herrero. Desde entonces solo se han cambiado las ruedas.

Hay dos toros: el de niños, que se corre a las ocho o a las diez de la noche, y el de mayores, que además del surtidor de chispas y la rueda final, va cargado con cohetes borrachos. El Toro de Fuego de hierro es una tradición singular que se vive intensamente en Laluenga.


El toro de mayores se corrió a las 4 de la mañana por un recorrido de calles más estrechas, distinto al del de los niños, para evitar el paso por la plaza, donde los cohetes podían dañar los instrumentos de la orquesta.

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