Las abejas se mueren: ¿cómo podemos ayudarlas?

Sin ellas no habría flores, ni frutos. No podríamos cultivar manzanas, calabacines, cebollas, pepinos, berenjenas, naranjas... Ni tendríamos su miel. ¿Cómo podemos ayudarlas?

Una abeja en un panal.
Una abeja en un panal
DesEYEns - Freepik.com

Mucho se ha hablado en los últimos años del declive de las abejas. De las enfermedades que padecen, de la posible mala influencia que tienen en ellas las ondas electromagnéticas, de cómo mueren debido al abuso de pesticidas...

Ya sea con un jardín, una terraza, un balcón o un simple alféizar, podemos ayudar a las abejas. Y lo haremos con flores. Les gusta visitar especialmente las aromáticas, como el romero, el tomillo, la santolina, la salvia. Y estas se dan muy bien en ambiente muy soleados y calurosos. Podemos poner una jardinera en el alféizar, plantar unas aromáticas y disfrutar no solo de su presencia, también de su aroma.

Si una abeja las visita y, por error, entra en casa, que nadie pierda los nervios. No van a picar a nadie, solo buscan cómo salir. Basta con abrir una ventana y se marcharán, en busca de más flores y polen. Si tenemos niños pequeños cerca, hay que predicar con el ejemplo: si nos ven hacer aspavientos y gritar, creerán que las abejas son dañinas. Si, por el contrario, nos ven protegerlas, habrán adquirido una importante lección.

Floración escalonada

Otra acción sencilla que podemos hacer para ayudarlas es apostar por plantas de floración temprana o tardía. En un jardín, la forsitia, por ejemplo, florecerá ya en enero o febrero. Los bulbos aromáticos como los jacintos... Y si tenemos un pequeño huerto, solo hay que dejar florecer algunas verduras para que vengan en tropel y polinicen otras plantas. Les gusta mucho, por ejemplo, la flor de la borraja.

Pero el gesto más importante que podemos hacer para proteger a las abejas es cambiar nuestra relación con los pesticidas. Primero, exigiendo a los gobiernos que no se aplique ni uno solo de estos compuestos químicos que ponga en riesgo la vida de la fauna (por no hablar de su efecto contaminante en los acuíferos y que tanto daño están haciendo a nuestros ríos). Segundo, consumiendo productos que hayan sido cultivados mediante los principios de la agricultura ecológica. Así, favoreceremos las prácticas responsables en la agricultura.

Finalmente, apoyemos a los apicultores de cooperativas, que ofrezcan una miel verdadera. Aragón cuenta con casi 1.300 exportaciones apícolas, con más de 100.000 colmenas, que producen 10.000 toneladas de miel al año. Pero en los supermercados venden botes etiquetados como ‘miel ’ que son solo jarabes, un sucedáneo que se importa de China y que se etiqueta en nuestro país.

Por ello, y aunque ponga ‘miel de España’, se trata en realidad de un producto elaborado con azúcares de palma o de caña y que solo sirve para endulzar, pero no posee ninguna propiedad nutritiva positiva. Por ello, las asociaciones de apicultores piden un etiquetado diferente y que se pongan en marcha iniciativas para lograr sellos de calidad o de denominación de origen.

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