Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Guerra musical y política en TVE

La actual avalancha de emisiones musicales de La 2 huele a alcanfor politiquero.

Alex Turner de Arctic Monkeys recogiendo un premio
Alex Turner de Arctic Monkeys recogiendo un premio
Reuters

No se sabe el motivo, o al menos yo lo desconozco, quizá por mala conciencia por su crónica desatención o quizá como operación de marketing político del PP frente al PSOE, pero TVE ha se ha puesto las pinturas de guerra y al grito de ‘La 2 es música’ ha emprendido una guerra a la ausencia de música en el Ente.

“La guerra es una maldición de los cielos”. Una frase tan apocalíptica como fantástica. No la pronunció una de las grandes mentes del pensamiento universal sino un hombre sencillo, un joven maestro de escuela almeriense de apenas 20 años, que durante la guerra civil española tuvo la sangre fría y el ingenio para escribir, en tan duras condiciones, un bellísimo diario magníficamente caligrafiado. Mi padre. Salvó su vida por segundos en pleno Maestrazgo: una bomba estallaba justamente en un risco bajo el cual, unos momentos antes, se había parapetado. Por la noche, estampó en el diario frase tan lapidaria.

Ninguna guerra es justificable, es una maldición de Satanás. Antes de su estallido hay que poner todos los medios necesarios para evitarla. Eso es lo que TVE, como servicio público ‘para todos’ y no solo para la bolsa comercial de O.T., debía haber hecho hace ya unos cuantos años: amparar la música como una de las artes más nobles, emocionantes y enriquecedoras creadas por el ser humano, volver al rico pasado que, con mayor o peor fortuna pero con realidad incontrovertible, trazó en décadas pasadas, desde el mismo franquismo, que, aunque suene a oxímoron, amparó y propagó. Los dichosos ‘cachitos de hierro’ hablan por sí solos.

En cualquier caso, desatada la actual guerra musical, que obliga incluso en los conciertos a los ‘espontáneos entrevistados’ a emitir el mentado grito de guerra de ‘La 2 es música’, se ha visto recientemente por el segundo canal una fantástica retransmisión operística de la trágica ‘Lucia di Lammermoor’, dando opción a quienes pudimos presenciarla cómodamente desde el sillón de casa a asistir a un hecho histórico: la repetición del famoso sexteto del final del segundo acto, el hermoso contraste de voces y emociones de ‘Chi mi frena en tal momento’, es decir, ¡el tercer bis que se haya producido en la historia del Teatro Real en sus 200 años de historia! Casi nada. La soprano cubano-norteamericana Lisette Oropesa fue la mayor causante de este bis que unos días después volvió a repetirse (aunque uno, dicho sea de paso, hubiera preferido la emisión con el segundo elenco, el de la rusa Venera Gimadieva).

Y también se han visto, en el sector pop, sendas actuaciones de Arctic Monkeys y Queens Of The Stone Age –ambas, por cierto, plúmbeas-, fiel reflejo de lo mal que anda el rock de estos tiempos y de la sobrevaloración de determinadas bandas, y para la semana próxima se anuncian las de Belle & Sebastian y The National en el pasado Primavera Sound. Asimismo, al margen de lo que pueda llegar este verano, que llegará en abundancia a través de los festivales de Vitoria, San Sebastián, Cazorla, Hondarribia…, en otoño se estrenará ‘La hora musa’, bajo la batuta de la gran Maika Makovsky, que ya veremos lo que da de sí.

Guerra musical pues incruenta que nunca se debía haber producido si se hubiera vivido en la obligada normalidad de la protección por parte de TVE del hecho musical. Pero ya sacadas las pinturas de batalla, no queda más remedio que aplaudir, aunque de una maldita guerra se trate.

El PSOE, que aún no domina la TVE, tendrá que atarse los machos, una vez ganada esa infecta y vergonzosa batallita por los telediarios que lleva a cabo actualmente junto a los podemitas, para igualar o superar este gozoso siroco musical que le ha dado a La 2 de la mano del PP...

¿Qué digo? Ahora que caigo, ¿y si toda esta inopinada guerra musical obedece a esa absurda partida de tahúres por hacerse con las 1.080 líneas de la HD pública, y con ella de los telediarios, como si fueran estos los guías supremos del voto y del pensamiento político de los ciudadanos, ¡ay!, en tiempos de las redes sociales, Internet y los móviles? Mucho me temo que esta sea la verdadera causa de guerra tan repentina que pronto se la llevará el viento. Apestoso alcanfor politiquero de hoy y de ayer.  ¡Tontos!

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