Cultivo del tomate, cuatro trucos para un éxito asegurado

Cuando pensamos en un huerto urbano, siempre tenemos un cultivo en mente: las tomateras. Son sencillas pero tienen su secreto. ¿Cuáles son los trucos para cultivar tomates en la terraza y el balcón?

Tomates en un recipiente. Si son cherry, y en rama, tendremos mejores resultados
Tomates en un recipiente. Si son cherry, y en rama, tendremos mejores resultados
HERALDO

De haber conservado los supermercados el sabor y aroma del tomate tradicional, no habría tanta proliferación de huertos urbanos. Incluso iríamos más allá: tampoco tanta gente se animaría a alquilar una parcela para cultivar sus verduras. Es tal nuestra añoranza por un tomate verdadero, que alimenta con solo olerlo, que somos capaces de convertirnos en hortelanos solo por conseguir esos frutos de antaño.

¿Qué necesitamos para cultivar tomates en el balcón? Una jardinera, mucho sol y mucha agua. Pero un elemento es clave si queremos cultivarlos en maceta y no en terreno: el abonado. Si no lo cuidamos, tendremos problemas con la tomatera: o bien no florecerá lo suficiente, o el fruto no se formará, o la planta enfermará. Cultivar tomates parece sencillo, pero tiene su aquel. ¿Cuáles son los trucos para cultivar tomates en el balcón o la terraza? Aquí te lo explicamos.

1. SOL Y AGUA

Solo podremos cultivar tomates, no importa su variedad, si tenemos muchas horas de sol y agua suficiente. El tomate crece a gusto con calor y sol veraniego y es la opción perfecta para terrazas y balcones calurosos. No se pueden cultivar dentro de casa; en galerías acristaladas, solo será posible en primavera.

2. CUIDADO CON LA MACETA

Si queremos cultivar tomates grandes, necesitaremos macetero de unos 30 centímetros de profundidad. Cada tomatera necesita otros 30 centímetros de ancho para crecer con libertad. Si ponemos los tomates muy juntos, se harán competencia entre sí y habrá problemas con su desarrollo.

3. ABONAR, SIEMPRE

Uno de los errores principales en el cultivo del tomate es ignorar sus necesidades. Es una planta de crecimiento rápido y que desarrolla muchas flores y frutos, por lo que habrá que abonarla cada dos o tres semanas. Si la hoja está amarillenta, añadir hierro. Si se enrolla sobre sí misma, es falta de calcio.

4. LA PODA, IMPORTANTE

El tomate parece disfrutar echando más y más ramas. Las que salen de la axila (codo entre dos ramas) deben ser retiradas, ya que de lo contrario restarán mucha fuerza al resto y podemos encontarnos con un ejemplar muy grande y sin flores o con una planta que no dé ningún fruto.

Podar regularmente

Hay varios tipos de tomate, pero por lo general se suele cultivar la variedad de Zaragoza o el cherry. La primera sería para jardineras grandes, de unos 30 centímetros de profundidad; la segunda, con jardineras más pequeñas, tipo balconera. Por eso, el cherry es cada vez más popular en esos ‘balcones culinarios’, y podemos ponerlo en el alféizar de la ventana de la cocina, junto con alguna maceta de hierbabuena, albahaca, perejil o mejorana.

El secreto del cultivo del tomate es su poda: la planta forma brotes nuevos en las axilas entre la hoja y el tallo. Si dejamos que crezcan, se formará una maraña de ramas, la planta perderá mucha fuerza y no se formarán bien las flores y los frutos. Por eso, hay que estar muy atento y retirar esas pequeñas ramificaciones. ¿Cómo evitarlo? Se quitan cuando acaban de salir, solo es necesario ‘pinzar’ con los dedos.
En el caso del tomate tradicional, es factor importante entutorarlo correctamente. La planta necesita un soporte para crecer, y para ello hay que poner unas cañas lo suficientemente altas, a las que se agarrará la tomatera atándola con un poco de rafia. No hay que hacer el nudo muy prieto, porque el tronco de la tomatera seguirá engordando y si lo hemos sujetado demasiado fuerte acabará por quedar estrangulado. Es mejor dejarlo un poco suelto o bien ir controlando esas sujeciones y corregirlas conforme la tomatera crezca. Es buena idea unir también las cañas entre sí para que aguanten los golpes de viento que suelen acompañar a las tormentas de verano. El conjunto final, con las tomateras creciendo en una estructura de cañas, suele ser muy sugerente y dará un toque rústico a la terraza.

Agua, mucha agua

Los tomates requieren mucha agua, lo que significa que hay que regar casi todos los días. Eso será un problema si nos vamos de vacaciones: a no ser que tengas un programador de riego por goteo, ni te propongas cultivar tomates en ningún sitio. Son muchos los soñadores que quieren tener un pequeño huerto urbano en su balcón sin considerar que esas plantas hay que regarlas en las semanas más calurosas del verano.

Una jardinera de tomate tradicional necesita entre dos y cuatro litros de agua al día. De no tener suficiente líquido, la planta se arrugará y notaremos enseguida que necesita beber. No hay que confiarse: se debe programar bien el riego y asumir que el gasto de agua es importante.
¿Que significa también ese riego continuo?Cuanto más regamos un macetero, más nutrientes pierde la tierra. Es inevitable que se filtre el agua por la tierra y que acabe saliendo por el agujero del fondo de la maceta. Ese agua que sale está llena de nutrientes, que se pierden por el desagüe. Por eso, los tomates tendrán muy pronto carencias si no controlamos el abonado. La falta de fósforo y potasio se notará en la flor y el fruto, pero puede haber otras carencias, como la clorosis (falta de hierro) u hojas arrugadas (falta de calcio).
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