>> Diminutas. A simple vista, los olmos conservan sus ramas desnudas y las yemas permanecen dormidas. Sin embargo, si se miran con un poco más de atención, se puede comprobar que, en realidad, el árbol ya ha vuelto a la vida y celebra una primavera temprana con miles de pequeñísimas flores. La mayoría de plantas esperan a que las ramas de pueblen de hojas antes de generar las flores; sin embargo, en las especies anemófilas, que se polinizan gracias a la acción del viento, el proceso es diferente.

Flores muy sencillas

Primero aparecen las flores, que generan enormes cantidades de polen que dispersa el viento y que volarán hasta llegar a otra flor en la distancia, que quedará fecundada y generará semillas. Para que el proceso sea más eficaz, las ramas permanecen desnudas de hojas, con el fin de que el polen circule con mayor libertad. Las flores de las especies anemófilas son muy sencillas, como puede verse en la fotografía, ya que el objetivo no es atraer a ningún insecto. Los pétalos vistosos o el perfume no es necesario, por lo que la planta prefiere ahorrar esfuerzos y producir, en su lugar, una mayor cantidad de polen.