Denuncian el intrusismo en los cursos de idiomas

Más allá de las clases particulares que imparten jóvenes universitarios, los centros de enseñanza privada se muestran preocupados por la aparición de numerosos profesores 'pirata'.

El elevado número de desempleados en busca de formación, los nuevos requisitos académicos de los universitarios, y la implantación de la necesidad de conocer al menos un idioma además del materno ha propiciado que en los últimos 3 años el negocio de las academias de idiomas haya subido como las espuma. En la actualidad, se estima que solo en el área de Zaragoza se encuentran un centenar de centros de este tipo, muchos más de los 40 que hay censados por la Asociación de centros de enseñanza privada de Zaragoza. 


Un auge por el conocimiento de los idiomas que, no obstante, no ha llegado solo. “El intrusismo ha sido un mal de la enseñanza privada desde siempre, pero en los últimos años hemos detectado cómo se ha disparado el número de personas que se ofrecen a dar clases de idiomas simulando una formación que no es real”, explica Felicidad Segura, vicepresidenta de la Asociación que representa a estas escuelas. 


Según señalan, a la habitual práctica de muchos estudiantes que compaginan sus estudios con las clases particulares -algo a lo que no se opone la asociación- se ha sumado una competencia que califican como “desleal”, la de muchos profesores particulares que actúan sin homologación y que han convertido estas pequeñas clases en su vehículo de vida. Un fenómeno que han detectado especialmente las academias al constatar casos de antiguos profesores que una vez dejada su labor en la docencia privada o pública se han montado sus propias 'academias' particulares.


“La gente debería exigir facturas y asegurarse del verdadero nivel de formación de estas personas”, explica Segura, señalando que, “pese a que algunos de estos profesores sean nativos” en sus países se emiten licencias en cursos de pocas horas que “no garantiza que estén capacitados para preparar a alguien para que adquiera un nivel adecuado”.Unos 3 millones de euros de economía sumergida

Según un estudio elaborado por la Universidad de Zaragoza, solo en la capital aragonesa las clases particulares generan un movimiento de dinero superior a los 3 millones de euros al año. Un dinero 'en B' que las academias estiman que se ha incrementado en los últimos años en torno a un 15% debido al auge de las clases particulares.


Sin embargo, el habitual intrusismo no es el único problema que afronta el sector. El aumento de la demanda ha sido respondido por la creación de nuevos centros que, como los más antiguos, solo son regulados por una escueta normativa de consumo. Un fenómeno que ha propiciado, junto con la competencia, la aparición de ofertas y reclamos que, según apuntan desde la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), “debe ser mirado con lupa”.


“El sector de la enseñanza privada es un terreno complicado”, afirma José Ángel Oliván, presidente de la UCA, donde han recibido ya alguna queja por ofertas incumplidas. Desde esta oganización se aconseja que el cliente siempre se guarde un mínimo de garantías y sepa que “las escuelas que ofrecen titulaciones homologadas -más allá de la Escuela Oficial y la Universidad- son  muy pocas”, y que en todo caso, “ante cualquier duda”, estos centros están obligados a avalarlo.