'No hay billetes' de glamur, apreturas y puerta grande

El cartel de mayor relumbrón de la feria trajo el lleno a los tendidos. Desde el callejón, presenciaron la corrida famosos como Felipe Froilán.

Felipe Froilán, junto al torero Gonzalo Caballero, en la tarde de ayer en la Misericordia
Felipe Froilán, junto al torero Gonzalo Caballero, en la tarde de ayer en la Misericordia
Aránzazu Navarro

Primer lleno de no hay billetes. Largas colas a la entrada. Apreturas hacia el interior, donde los del estreno se saludaban de tendido a tendido y los abonados resumían lo que va de feria. "Lo de siempre: cuando hay toro no hay torero y viceversa", se escuchaba en el corazón del 2, antes de que el juego de la corrida de ayer les diera, hasta cierto punto, la razón.

Los seis de Núñez del Cuvillo mansearon en el caballo y, como es habitual en la ganadería, se vinieron arriba en la muleta. El medio toro por bandera –las volvió a haber de todos los colores en la Misericordia– y tres matadores que supieron sacar rendimiento al triunfalismo que reinó en la plaza. Principalmente, un Alejandro Talavante que aparcó la apatía que se le ha achacado durante buena parte de la temporada para abrir la puerta grande. Primera del serial, teniendo en cuenta que Cayetano, que entre hoy y mañana debería abandonar la clínica Quirón, salió el miércoles por la de la enfermería.

El idilio de Zaragoza con Talavante viene de largo. Como largos fueron los naturales que propiciaron su primera oreja. Barata para los entendidos, que no conocían el criterio de la presidencia; poco premio según los vecinos del segundo (gin tonic). El espadazo, que entró muy trasero y caído entre los ya habituales gritos de ‘viva España’, marcó las discrepancias. No las hubo en la entregada faena que lo aupó a hombros. Rodilla en tierra, toreó mejor que dos tercios del escalafón en pie. Arte reunido en los terrenos del 3 y 4, cerca de donde se encontraba Felipe Froilán.

El hijo mayor de la Infanta Elena presenció el festejo en el callejón junto a su amigo Gonzalo Caballero, torero que hace solo una semana se encerró con seis toros en Torrejón de Ardoz para recaudar fondos para los niños con cáncer. Ambos disfrutaron con la actuación de Talavante, con Sebastián Castella y con Andrés Roca Rey. Un año entero ha esperado la Misericordia el debut del peruano, que en 2016 se cayó a última hora de los carteles y ayer recibió la ovación de la feria. Llegó tras un soberbio quite con el capote a la espalda. Y subido a ese concepto, el de la emoción, cobró dos orejas.

Para entonces, Castella tenía la suya en la alforja y las críticas de un sector en la mente. Algunos no entendieron su colocación frente al cuarto, que resultó accidentado. Los operarios de Cruz Roja atendieron a dos personas –una en el tendido 3 y otra en el 6– durante la labor del francés. Que todo quede en lipotimias propias del ambiente cargado del recinto. Hoy, con menos gente en los tendidos, bajará el calor.

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