El toreo y las ideas filosóficas

Román, muy torero, tras entrar a matar al segundo
Román, muy torero, tras entrar a matar al segundo
Raquel Labodía

Decía Gustavo Bueno que hablar de toros moviliza ideas como religión, cultura o derecho. Es decir, ideas filosóficas. No es una banalidad, como son la mayoría de argumentaciones tanto en pro como en contra. Es, por ello, preciso mirar atrás para saber los orígenes del rito del toro. La clave es el concepto de Hispanidad: concepto que va más allá de patriotismos baratos de arengas para hundirse en la más profunda identidad del ser hispano. No es casualidad que actualmente se corran toros en los países con una profunda raigambre española: la Península Ibérica, Hispanoamérica y el sur de Francia.

Matar a un toro cara a cara es, desde tiempos atávicos, una forma de reafirmar la humanidad específicamente hispánica. Precisamente por esta razón, hablar de toros sobre la base de la sangre derramada o sobre unos supuestos argumentos artísticos es una bagatela. En estos tiempos donde afirmar la supremacía del ser humano sobre cualquier otro animal es considerado una herejía, afirmo que el rito y sacrificio de un toro en una plaza es la mayor forma de proclamar mi humanidad. Y no tengan duda cuando alguien venga a defender o a atacar a la fiesta de los toros con nimiedades: es un bobo solemne.

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