Bulevar de Cuarte: "Si los padres no están pendientes de lo que hacen sus hijos, que paguen"

No hay consenso entre los vecinos: unos apoyan las multas para evitar pelotazos y otros las critican y recuerdan que son solo niños.

Señal de prohibido jugar al balón a mayores de 4 años en el bulevar de Cuarte de Huerva.
Señal de prohibido jugar al balón a mayores de 4 años en el bulevar de Cuarte de Huerva.
Guillermo Mestre

El bulevar es el corazón de Cuarte de Huerva. Cada tarde, después del colegio, se llena de niños. Gritan, juegan, socializan en un espacio peatonal repleto de terrazas. Entre los que juegan al balón algún pelotazo se escapa. No se atiende a la prohibición de jugar al balón para los mayores de cuatro años que recogen media docena de señales. Hasta ahora.

La decisión del Ayuntamiento de multar con 50 euros o más (como infracción leve puede llegar a 720 euros) a los que juegan al fútbol en el bulevar tiene muchos partidarios, pero también detractores. Es imposible conciliar el interés de los niños que juegan al fútbol en la calle y el de quienes se distraen en las terrazas. Sus posturas son irreconciliables.

Rubén y Patricia pusieron una denuncia el verano pasado cuando él recibió un balonazo mientras estaba sentado en una terraza con un bebé en los brazos. Días después, el golpe se lo llevó su hija. "Nos parece bien que jueguen al fútbol, pero que lo hagan en el parque. Esto es una zona de paseo y son balones de cuero", recriminan. Y creen que lo peor es que cuando llaman la atención a los chavales se "encaran" sus padres con ellos.

Catalina y Elena, sentadas en la misma terraza, dicen que si son pequeños no les importa. "Pero los de 13 y 14 ya no lo son. A veces, incluso tiran las consumiciones", critican. Les parece bien que les multen: "Si como padres no están pendientes de lo que hacen sus hijos, que paguen". 

Ana, encargada de la terraza, confirma que algún golpe han tenido y a los clientes les molesta. "No es cómodo estar ahí sentado y tener que estar mirando si te van a dar con la pelota. Creo que habrá más gente a favor que en contra", pronostica. Y no se equivoca. 

A Adriana, madre de dos futboleros de 6 y 9 años, le parece mal que no tengan espacio donde jugar en condiciones. Si existiera, dice que allí estarían. Comparte su opinión Daniela. Al fútbol, según explican, "solo se puede jugar en un campo viejo que está subiendo la cuesta, pero donde no hay nada". Los percances dependen de los niños y del balón, y recuerdan que el bulevar es de las pocas zonas con sombra en verano.

Es tal la división que en una misma mesa pueden surgir opiniones contrapuestas. Ocurre en la que comparten Silvia, Beatriz, Tamara y Jeni. "Si está en un cambio de ordenanza, hay que cumplir la ley. Hasta ahora, solo con las señales, no podían obligarte", explican. Recuerdan, con ironía, que sí había una ley que prohibía fumar en las terrazas y que se hacía. En la prohibición a la hora de jugar van más allá del balón. "¿Qué pasa con los patinetes y las bicicletas?  También son peligrosos. Más que una pelota", deslizan. 

A Óscar y a Ricardo, que algún balonazo han recibido, les parecen "bien" las multas. "Una cosa es una pelotita y otra un balón de reglamento", avisan. No quieren ser "pejigueros" porque tienen hijos y aseguran que si el niño que juega a la pelota tiene seis años no dirán nada. Pero hay chicos "muy grandes" que dan balonazos que te pueden "hacer una avería". Dicen que hay canchas deportivas, pero que ni son tan céntricas "ni tienen una terracita enfrente". 

Cinco años tiene el hijo de Gwendy, también futbolero, y a ella le parece "fatal" la prohibición. "Las pelotas no son duras. El bulevar es una zona de encuentro de niños. En el parque no hay nada. Si tenemos que ir allí, deberían abrir la carpa para poder tomar un café", reclama. Aunque algún percance ha habido, dice que parece que "los padres tienen derecho a tomarse una cerveza y los niños no tienen derecho a jugar". Pero, por si acaso, cambiará la bicicleta por el balón. 

El problema, sostiene Ramón, es que "hay algún crío que está incivilizado" y si tiran un vaso de cristal con el balón y se rompe es un peligro. Deberían los padres "estar pendientes" de ellos. Los niños, al fin y al cabo, son solo niños. Y en el Aragón despoblado y envejecido, el que empieza cuando se sale de Cuarte de Huerva, estarían encantados de tener chicos jugando en sus calles, aunque fuera con una pelota. 

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