Semana santa

Los pasos zaragozanos del escultor imaginero Navarro Arteaga

El arte de José Antonio Navarro Arteaga embellece la Semana Santa zaragozana con los pasos de la Santa Cena y el Cristo del Amor y Buen Fin.

Salida del paso de la Santa Cena de la iglesia del Perpetuo Socorro.
Salida del paso de la Santa Cena de la iglesia del Perpetuo Socorro.

La imaginería procesional zaragozana ha tenido durante siglos la influencia estética del Levante peninsular, unas veces el efecto ha sido directo con esculturas traídas de esos territorios o cuando escultores levantinos con taller en Zaragoza han trasmitido las formas estéticas a sus discípulos zaragozanos.

En las últimas décadas esto ha cambiado, penetrando la estética de la imaginería sevillana en la Semana Santa de Zaragoza con diversas imágenes y misterios de primer orden escultórico que han enriquecido el patrimonio de nuestra Semana Santa.

Uno de estos imagineros que forma parte del patrimonio procesional zaragozano desde hace más de una década es José Antonio Navarro Arteaga, escultor nacido en Sevilla en 1966, discípulo del imaginero Juan Ventura. Muy joven puso taller propio en Triana, atendiendo desde ese momento encargos para las semanas santas e iglesias de Andalucía, al tiempo que desarrollaba exponencialmente su fama de imaginero y escultor por toda España y Estados Unidos, hasta ser considerado uno de los grandes maestros del panorama imaginero del siglo XXI.

Sin modelos

Sus imágenes son realistas, naturales, sin forzar el dramatismo de las escenas. Navarro Arteaga no usa modelos y sigue su propia intuición, dejando una impronta personal en su obra que la hace original. Los rostros de las imágenes son retratos salidos de su inspiración, plasmados con realismo naturalista de raíces barrocas pero de rasgos actuales.

Estas cualidades escultóricas expresadas en sus obras llamaron la atención de la Agrupación Parroquial del Santísimo Cristo del Amor y Buen Fin y de María Santísima de la Esperanza Trinitaria de Zaragoza, con sede en la iglesia parroquial de San Valero, y le encargaron un paso de misterio que representase la entrega del permiso para descender a Cristo de la cruz.

Puestos en contacto, Navarro Arteaga realizó un boceto de ocho figuras que se desarrolló en diversos años. La primera imagen fue la Virgen, bajo la advocación de Esperanza Trinitaria, bendecida con asistencia del autor el 20 de abril de 2009. Es imagen de vestir, talladas cabeza y manos. 

Paso del Cristo del Amor y Buen Fin y María Santísima de la Esperanza.
Paso del Cristo del Amor y Buen Fin y María Santísima de la Esperanza.
Beatriz C. Chóliz

Después de varios años se incorporaría en 2015 el Santísimo Cristo del Amor y Buen Fin, imagen de Cristo muerto crucificado con cuatro clavos y llaga de la lanzada en el costado derecho. La talla bebe influencias del Cristo del Amor sevillano en el ‘perizonium’ (paño de pureza) y del Cristo de la Clemencia de la catedral hispalense no solo en el paño de pureza, sino también en la posición de los pies cruzados y clavados con un clavo en cada uno. El crucificado es una talla que inspira piedad, que acoge e incita a orar. Sin apenas sangre, solo la que desciende por el esternón desde la cabeza y la que brota de la llaga del costado. La imagen fue bendecida en la parroquia de San Valero el 14 de marzo de 2015.

Ya en el año 2018 llegaron las tallas de Nicodemo y María Magdalena. Un año más tarde, en 2019, lo harían las imágenes de José de Arimatea y el centurión montado en un caballo de raza andaluza tordillo plateado. Para completar todas las imágenes del misterio en 2020 con María Cleofás y san Juan Evangelista. Todas ellas de vestir, talladas en madera de cedro la cabeza, manos y pies, policromadas en óleo siguiendo técnicas tradicionales. El autor aporta en todos los rostros expresiones serenas y meditabundas, aportando junto a los bellos ropajes y las posturas de manos y brazos una efectista teatralidad natural.

La escena se desarrolla en tres grupos, uno primero que presenta a un centurión montado a caballo entregando un pergamino a José de Arimatea, que sujeta en la mano derecha una escalera. Un segundo grupo lo forman tres personajes, Nicodemo con una sábana en las manos, María Cleofás compungida con expresivo rostro lacrimoso y María Magdalena, que se lamenta de rodillas. Todas ellas de cara al Cristo del Amor. Detrás de la cruz, la Virgen llorosa y san Juan evangelista, que la consuela pasándole la mano por la espalda.

Este grupo procesiona la noche del Viernes de Dolores por las calles del barrio de las Delicias en su Vía Crucis parroquial portado por costaleros.

Un segundo paso es el tallado para Zaragoza por José Antonio Navarro Arteaga, encargo de la cofradía de la Sagrada Eucaristía. Tiene su origen en la donación de un hermano cofrade de la talla del Señor de la Cena para sustituir la imagen de Jesús en el paso de la Última Cena. Aceptada la donación, la imagen estuvo realizada con anterioridad al Domingo de Ramos de 2014. Es desde este momento cuando la cofradía, animada por el boceto presentado por el escultor Navarro Arteaga, decidió encargarle un apostolado nuevo.

Para poder sufragar el coste de las tallas se emprendió la operación de apadrinar un apóstol entre varios hermanos, quedando inscrito en la peana de la imagen el nombre de los padrinos, aunque algunos de los apóstoles los financió la propia cofradía. No será hasta el 25 febrero de 2017, cuando esté todo el apostolado formado por imágenes de cuerpo de candelero para vestir, talladas en madera de cedro cabeza, manos y pies. Todo ello policromado. 

La escena, muy movida, representa a los doce apóstoles, unos sentados y otros de pie alrededor de la mesa, mientras Jesús, de pie, entrega con la mano izquierda a Pedro el cáliz consagrado representando la nueva Iglesia.

Los apóstoles fueron tratados por Navarro Arteaga de forma individualizada, aportando a cada uno en su rostro magistralmente sus rasgos físicos, reflejando su edad y psicología de acuerdo a la tradición. Todos los rostros tienen miradas tristes, pensativas, soñadoras, menos Judas, con rostro rencoroso. En primer término, despreocupado, vemos a Simón que juega con un perro.

El paso, portado por costaleros, sale procesionalmente el Jueves Santo desde la iglesia parroquial del Perpetuo Socorro por las calles de Zaragoza.

Dos pasos importantes con los que el arte del escultor José Antonio Navarro Arteaga embellece la Semana Santa zaragozana.

Alfonso García de Paso Remón Asociación para el Estudio de la Semana Santa

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